Capítulo XII

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— Oh Dios, esta mierda es vergonzosa — murmuró el rubio con su mano sobre su entrecejo. — ¿No pensaste en decirme algo en ese momento?

— Lo intenté pero no me pusiste atención — recordó el monarca. — Además, fue graciosa la cara que puso — dijo con una sonrisa recordando la expresión del chico.

— Eres un idiota y esta es la prueba — contestó señalandolo.

— Tal vez pueda sacar provecho de esto — se defendió el medio albino cruzado de brazos.

— ¿Haciéndolo un maldito sucio? No seré parte de eso — dijo el rubio frunciendo el ceño. — No lo sé, solo arregla esto — finalizó con intenciones de irse.

— Siempre tan insulso — respondió en tenue susurro.

— ¿Qué dijiste? — cuestionó el rubio volteando su rostro.

— Nada, sólo lárgate — murmuró un poco resentido Todoroki.

Bakugō soltó un bufido pero solo se fue, no quería pasar más tiempo allí

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[...]

— ¡Pon eso por allá! — exclamó alguien a lo lejos. Los guardias habían Sido encargados de poner cintas doradas, plateadas y negras por todo el reino como decoración para el carnaval de sol y la luna.

Habían sido asignados por parejas y la de Yaoyorozu era Iida. Llevaban siendo amigos un tiempo aunque no eran realmente cercanos ya que no se veían seguido.

— ¿Sabes cómo llegó Kirishima a su clan? — preguntó la azabache al joven junto a ella, él tenía el siguiente turno en los calabozos en que estaba Kirishima cuando iban por él.

— ¿Quién es Kirishima? — cuestionó confundido el de gafas.

— El cambia formas dragón que estaba encerrado — le recordó Yaoyorozu, tampoco esperaba que supiera su nombre, no tendría por qué saberlo.

— Oh ya sé de quién hablas, eso creo. Una mujer de apariencia extraña y joven rubio con una marca negra en su cabello vinieron por él — respondió y luego se encogió de hombros. — Supongo que sí está bien.

— Oh, gracias — la reconfortaba saber que no tuvo que enfrentarse al muchacho rubio del que tanto se quejó ese día.

— Claro, no hay de qué — dijo amable Iida con una sonrisa en su rostro. — Ahora debemos seguir trabajando, por eso vinimos aquí — y comenzó a caminar hacia donde tenían que poner las próximas cintas, la chica lo siguió y tomó un extremo de la cinta para amarrarla en la parte baja de un gran poste de madera.

— Sabes, últimamente he pensado en conseguir un trabajo diferente — dijo la chica aún atando el nudo.

— ¿Ser promovida? Me parece muy bien — concordó el joven tomando el resto de la cinta y estirandola.

— Mmh bueno, no me refería a eso exactamente — intervino la azabache.

— Entonces, ¿cambiar de sede? Parece bueno cambiar de aire — dijo mientras asentía, llegó otro de los guardias y tomó la cinta para poder atarla en el otro extremo de la calle dejándolos solos de nuevo.

— A eso tampoco — murmuró la chica viendo el suelo mordiendo su labio inferior y frotando su brazo con su mano.

— ¿Entonces qué? — cuestionó el muchacho confuso, no se hacía una idea de a qué se refería su compañera.

Rise of the Dragon | KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora