Capítulo IX

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Esa mañana se sentía especialmente feliz, aún con todas las tareas que esperaban por él a lo largo del día. Tendría que reunirse con Bakugō, luego con el Consejo Real y por último revisar los preparativos de las celebraciones que se harían en el pueblo.

Su único momento libre sería en la mañana así que decidió que iría a visitar a su madre, recogió lirios blancos del jardín para formar un ramo y dárselo a su madre, eran sus flores preferidas.

Con todas las flores que quería ya en mano, le pidió a un sirviente que pasaba cerca que cortara apropiadamente los tallos y las envolviera para darselas cuando fuera a partir.

Tomó una baño y cambió su habitual chaleco azul por uno gris, su madre una vez le había dicho que ese era su preferido. Cuando estuvo completamente listo, partió.

Luego de un camino de casi una hora llegó a su destino, entró al lugar y tomó su usual camino luego de dejar su abrigo en manos de la chica de recepción. Antes de poder subir las escaleras se topó con alguien que no esperaba ver ahí, además de ser una sorpresa para nada grata para el chico pues verlo a él nunca implicaba buenas noticias.

Todoroki Enji estaba de pie frente a él junto al doctor encargado de su madre, tenía su típica expresión hostil plasmada en el rostro.

— ¿Qué hace aquí, padre? — cuestionó confundido el príncipe viendo al hombre frente a él.

— Mis asuntos requirieron mi presencia en esta región, así que de paso he venido a visitar a tu madre — explicó sereno.

— Claro, ahora discúlpeme, voy en camino a su habitación — expresó en un tono respetuoso haciendo una leve reverencia para poder retirarse.

— Espera, Shōto — lo detuvo su padre tomándolo por el hombro. El muchacho frenó y volteó para mirar a su padre.

— ¿Que pasa, padre?

— El doctor tiene algo que decirte antes de que te vayas — informó apuntando hacia el hombre junto a él. El medio albino desvío su mirada hacia el hombre con bata haciendo un gesto para que comenzara a hablar.

— Verá joven Todoroki, como usted bien sabe la condición de su madre no ha mostrado avances positivos durante todo este tiempo — explicó mientras veía unos documentos. — Y usted no nos ha permitido realizar ningún tratamiento más allá de charlar con ella, método que consideramos inútil y no tenemos personal destinado para eso así que solo ha entorpecido nuestras actividades. Darle ciertos psicofármacos experimentales han mostrado escasos resultados positivos, lo que no significa nada realmente — continuó esta vez viéndolo a la cara.

— ¿A dónde quiere llegar con esta conversación? — cuestionó brusco pues no creía que algo bueno se aproximara.

— Bueno, ya que usted no ha querido cooperar con el progreso de su madre, su padre nos ha proporcionado su autorización para comenzar con el procedimiento.

El príncipe se quedó estático en su lugar, todo el esfuerzo que había hecho para que esas personas no tocaran a su madre se había desmoronado con tan sólo una palabra de su padre.

— Así que ya han realizado ciertos tratamientos en ella — intervino su padre luego del silencio por parte de su hijo.
— ¿Quieres verla? — preguntó con voz suave.

El joven aún en su estado de shock y con muchos pensamientos azotando su mente sólo asintió débilmente ansioso por ver a la mujer. Al dar una señal afirmativa el doctor llamó a una enfermera y le dijo: — Traiga a la paciente 0-84 Todoroki Rei.

La muchacha se movió rápidamente y desapareció de la vista de los tres hombres. El ambiente era evidentemente incómodo, no había nada que decir entre ellos y la situación tenía muy tenso al príncipe.

Rise of the Dragon | KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora