Capítulo IV

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— ¿Hoy visitará a su madre, su alteza? — preguntó el sirviente Midoriya mientras preparaba el atuendo del príncipe para ese día.

— Así es, prepare un carruaje para mí — respondió el medio albino de pie en la puerta de su habitación.

— Enseguida, mi señor. Están esperando por usted en el cuarto de baños, diríjase allí en cuanto desee — declaró el sirviente inclinado.

— No es necesaria una reverencia cada vez que se dirija hacia mí, Midoriya — dijo el monarca acercándose al chico con pecas tomandolo de los hombros y enderezandolo suavemente. — Así está bien, puede retirarse — siguió el príncipe de Kleós deslizando su mano con un toque delicado por la mejilla del sirviente. Todoroki era totalmente consciente de que ese chico se sentía atraído hacia él pero el monarca realmente no tenía interés alguno por el muchacho, no obstante, eso no significaba que el jovencito no fuera un buen entretenimiento.

El criado se apresuró en salir de la habitación totalmente sonrojado manteniendo su mirada fija en el suelo, el monarca dejó asomar por su rostro una sonrisa que demostraba superioridad ante la reciente situación.

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Ya completamente acicalado, el mandatario de Kleós iba en un carruaje en camino a Kalokagatia, una de las instituciones mentales más prestigiosas de toda la región y una de las más caras también.

El brusco frenado del carruaje lo sacó de sus pensamientos y se dio cuenta que ya había llegado a su destino, tomó el ramo de flores y bajó del carruaje.

Era un edificio para nada acogedor, con la fachada tal como se dejó al final de la construcción con piedras grises alrededor de este. Avanzó hasta la entrada donde una empleada recibió su abrigo y se retiró rápidamente, luego Todoroki caminó hacia el cuarto perteneciente a su madre.

— ¿Estás aquí, madre? — preguntó suavemente abriendo la puerta con delicadeza.

— Aquí estoy querido — su madre estaba sentada en su cama vestida totalmente de blanco.

— ¿Cómo estás, madre? Traje esto para ti — dijo y extendió el ramo de lirios blancos hacia ella.

— Estoy muy bien — respondió serena. — Son muy bellos, mi cielo, muchas gracias — y olió sutilmente el ramo, Todoroki sonrió hacia su madre felizmente de manera disimulada al ser ella la única persona que le daba tranquilidad.

Luego de casi una hora hablando con su madre, un doctor tocó a la puerta, le pidió que salieran de la habitación ya que tenía algo importante que decirle. Todoroki cedió y le dijo a su madre que volvería en un momento, cuando ambos hombres estuvieron alejados de la habitación de la mujer, el príncipe le dijo al doctor que ya podía hablar.

El tema a tratar era el tratamiento de la madre del bicolor, el doctor le estaba explicando el próximo paso a seguir y Todoroki estaba completamente incrédulo sobre lo que ese hombre le había dicho, no podía que creer que siquiera tuviera las agallas de sugerirle eso.


— No voy a dejar que lo haga — respondió severo Todoroki viendo a el doctor.

— Señor Todoroki, comprenda que ese es el tratamiento — dijo el doctor tratando de convencerlo.

— No traje aquí a mi madre para que fuera aún más maltratada, no permitiré que le de terapia de shocks eléctricos — declaró viendo fijamente al doctor. — Atrevase si quiera a tocar un cabello de mi madre y cerraré este lugar, además de arruinar su carrera profesional para siempre — terminó severo y una mirada agria.

Rise of the Dragon | KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora