Capítulo XIV

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Llevaba un ramo de lirios blancos y el chaleco gris que siempre procuraba llevar. Aunque probablemente su madre ya no pudiera decir una ni palabra siquiera, él tenía una pequeña llama de esperanza en su interior que le decía que el hacer todas esas pequeñas cosas, podrían darle un destello de felicidad y consciencia a la mujer.

Golpeó suavemente la puerta sabiendo que nadie le abriría pero era una costumbre que aún no perdía, espero unos segundos y abrió suavemente la puerta encontrando a su madre sentada en la cama con su mirada perdida en el suelo. Su cabello estaba completamente empapado y algunas gotas mojaban su camisón, su ojo derecho estaba cubierto por vendas y sus brazos tenían marcas rojas.

— ¿Cómo estás, querida madre? — preguntó Todoroki cerrando la puerta y yendo a sentarse en la silla que siempre había frente a la cama.

Silencio.

— Espero que no la estés pasando demasiado mal aquí — tomó las flores y las posó delicadamente en el regazo de su madre, tocó sus manos con la mayor delicadeza posible y las puso sobre el ramo para que este no se cayera.

Silencio.

— Lamento mucho todo esto — susurró alejando sus manos de su madre y cruzandolas en su propio regazo.

Aún no oía una respuesta.

— ¿Sabes? Decidí abrir un jardín específicamente para las begonias — mencionó el medio albino con una sonrisa recordando las flores. — No fue complicado que florecieran pero aún así mantengo a ciertos sirvientes al pendiente constantemente.

¿Seguía allí?

— Disculpa mi ausencia estos días, me sentía un poco indispuesto — murmuró viendo el rostro de la mujer frente a él que seguía sin verlo — Pero me alegra que sigas aquí.

— A-am... — la mujer albina abrió su boca para intentar hablar pero solo salieron balbuceos sin sentido que ni siquiera formaron una palabra.

— No tienes que esforzarte madre, solo con tu compañía es suficiente — se apresuró el joven en decir y puso su mano en la espalda de su madre a modo de apoyo. Aunque la mujer seguía soltando murmullos inentendibles, Todoroki acariciaba de vez en cuando su cabello y le contaba acerca de su vida en el castillo.

— Creo que debería irme — anunció poniéndose en pie, calculaba que llevaba cerca de dos horas ahí y ya debía volver a Kleós, no podía tomarse tanto tiempo libre. Fue detenido por su madre que agarro fuertemente su muñeca y lo veía con sus ojos rojizos que estaban comenzando a humedecerse.

— Lo lamento mucho mamá, en serio no puedo quedarme — susurró el medio albino con su corazón realmente destrozado. — Amaría poder llevarte conmigo pero si lo hago solo nos esperará algo peor que esto a ambos — murmuró con sus manos en las mejillas de la mujer que aún seguía sin soltarlo.

Estuvieron unos segundos en silencio, solo manteniendo el contacto visual. Ya no había ni un poco de ese brillo característico en la mirada de su madre pero se empeñaba en creer que en su interior, ella seguía siendo la misma. Luego de unos minutos, Rei se lanzó violentamente hacia su hijo tanteando por todos lados en busca de alcanzar algo, tenía una expresión terrorífica que deformaba todas las bellas facciones de su rostro.

— ¿Q-qué haces, mamá? — dijo en tono bajo Todoroki intentando alejar a su madre de él sin causarle el más mínimo daño, pero ella lo hacía difícil pues todo el forcejeo y golpes al aire terminaron por herir a su querido hijo que recibió un rasguño en su cuello que no tardó en comenzar a sangrar, no era una herida grave pero sí lo hacía sentir un leve escozor en la zona que le molestaba.

Fuertes gritos agonizantes llenaron toda la habitación y el joven era presa del pánico. Nunca había visto tanta desesperación en su madre, es más, nunca la había visto derrumbarse de una manera tan desastrosa.

Rise of the Dragon | KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora