Creía que por fin había esclarecido sus sentimientos, así que ahora se sentía con la suficiente confianza como para decirle a sus amigos de cómo se había sentido durante esos años hacia el rubio. No veía por qué mantenerlo como un secreto y se sentiría mucho más cómodo si tenía a alguien con quién hablar de ello, así que decidió hacerlo.
Estaban sentados todos juntos ya que iban a cenar, ese día el rubio cenizo no estaba con ellos ya que estaba haciendo algunas cosas en el castillo. De todas formas, ya estaban comenzando a acostumbrarse a la ausencia del muchacho pues ahora pasaba menos tiempo con ellos de lo usual.
— ¿Cuando va a estar lista la comida? — se quejó Kaminari con su mejilla pegada a la mesa.
— Si tanto apuro tienes, haz la comida tú — le respondió Mina que estaba sentada frente a él, el rubio con un rayo negro llevaba quejándose casi quince minutos sobre cuando les traerían sus ordenes y la muchacha ya estaba harta.
— Pero no te enojes, solo tengo hambre — dijo con un puchero y su cara aún sobre la mesa.
Tal vez ese era un buen momento para hablarles, probablemente traerían los platos en unos minutos más, tiempo suficiente.
— Uhm, quiero decirles algo — informó algo apenado el pelirrojo, estaba comenzando a arrepentirse no porque no confiara en ellos o algo así, pero se estaba avergonzando.
— Claro, lo que quieras — dijo Sero que estaba sentado junto a él con una sonrisa y poniendo una mano sobre su espalda de manera amistosa. Mina y Kaminari levantaron la mirada hacia su amigo expectantes.
— Bueno... — titubeó y concentró su mirada en una roca que había junto a la mesa intentando ganar valor de nuevo.
— Vamos sólo dilo, hermano. ¿O acaso es algo malo? — cuestionó el rubio algo preocupado por ideas que él mismo se había creado. — Igual siempre podemos enterrar un cuerpo, no te preocupes — terminó y volvió a poner su cabeza sobre la mesa completamente calmado, el azabache miró al muchacho que tenía sentado en frente con los ojos bien abiertos, él no iba a enterrar a nadie.
— ¿Qué? ¡No! No es eso — aclaró algo alarmado el pelirrojo a sus amigos, aunque ellos no se veían para nada preocupados.
— Tómate el tiempo que quieras para hacerlo, está bien — le dijo Mina de manera cálida acompañado de una sonrisa.
Sentía que estaba comenzando a hacer drama innecesario, así que solo lo diría.
— Me gusta Bakugō.
Nadie dijo nada.
Se fijó en el rostro de sus amigos y seguían expectantes, ¿tal vez no lo habían oído?
— ¿Esta es la parte dónde tenemos que parecer sorprendidos? — preguntó Kaminari que ya estaba sentado de manera correcta. La chica junto a él tenía una mano cubriendo su boca intentando disimular que estaba apunto de reírse, y Sero junto a él tenía los labios apretados en una fina línea.
— Uhmm, ¿sí? — el pelirrojo estaba claramente confundido.
— Verás, creo que eres algo... evidente — intervino el azabache tratando ser sútil con cada cosa que iba a decir.
Kirishima se sentía avergonzado, no lo podía negar. ¿Todo el mundo lo sabía?
Mina se dio cuenta rápidamente del cambio de ánimo que estaba teniendo el cambia formas así que decidió decirle algo.
— Si te hace sentir mejor, Bakugō obviamente no lo ha notado — de hecho sí lo hacía sentirse mejor, mucho mejor.
— Cielos, ¿en serio soy tan obvio? — suspiró poniendo sus brazos en la mesa y recostandose sobre ellos.
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Rise of the Dragon | KiriBaku
Hayran KurguEn las tierras mágicas de un reino ancestral, Eijirō Kirishima, un valiente cambia formas con una piel resistente como la roca y escamas resplandecientes, lucha junto a Katsuki Bakugō, un intrépido guerrero cuyas habilidades son tan afiladas como su...