5

1K 40 10
                                        

Son las cinco y cuarto. Elena estaba con su padre en el coche golpeando con las uñas el cristal y observando las gotas de agua que caían de él.

Su padre era un hombre serio, de pelo rubio, 45 años y llevaba gafas. Como se diría ''Un padre modelo''. Ella le quería mucho, pero a veces era un poco irritante.

-Todavía no me parece bien que vayas a quedar con esos chicos.

-Papá, irá también Cristina.

-Ah, me quedo más tranquilo-.Dijo con ironía.

Elena suspiró. El coche se para. Ya ha llegado. Elena se baja y se despide de su padre.

-Adiós papá

-No estés bebiendo mucho.

-Que no. Solo serán unas copitas.

-Aun así, contrólate.

-No me va a pasar nada papá. Confía en mí.

-Eso es como decirle al agua que no se moje.

-¿Cuándo vas a entender que ya no soy una niña?

Elena pone cara de decepción. Su propio padre no confía en ella.

El coche se aleja del bar. Ella cruza la calle. Allí están Lucas y Jorge esperándolas. Elena se acerca y les saluda. Todo parece bien pero, ¿Y Cristina?

-¿Dónde está tu amiga, Elena?- Le pregunta Jorge.

-Debe de estar al llegar. No se preocupen. ¿Vosotros habéis venido en coche?

-Efectivamente, en el coche de Lucas.

-¿Cuál es?

-Ese Audi de Ahí-. Dijo señalando un Audi negro.

-Madre mía. Tremendo cochazo.

En ese momento, llega Cristina toda empapada y corriendo. Se acerca al bar y entra temblando. Ahí están Elena, Jorge y Lucas.

-Cristina, ¿Estas bien?-. Dijo Elena.

-Sí, tranquila.

-Supuestamente quedábamos a las cinco ¿no?-. Dijo Lucas bromeando.

Cristina no estaba para bromas, pero decidió pasar para no alargar la tarde.

-Es que cierta persona no me pudo venir a buscar-. Dijo Cristina mirando a Elena.

-Pues para la próxima, me llamas y te voy a buscar en mi coche. Míralo, está ahí.- Dijo señalando aquel Audi.

<<No me lo puedo creer. ¿Después de lo que me ha dicho ahora quiere fardar delante de mí con su cochazo?>>

-No, no hace falta-. Dijo Cristina con una voz antipática.

-Bueno ¿Entramos ya?-.Dijo Jorge interrumpiéndolos.

-Sí, vamos.-Dijo Elena.

Ellos entraron a aquel restaurante que era tan famoso en Madrid. Lo que también era raro porque tenía un nombre absurdo. Cristina seguía algo molesta por el comentario de Lucas. Lo miró. A él tampoco parecía agradarle la reacción de Cristina. Y ella lo sabía por la forma que la miraba.

Al entrar, se veía una enorme barra llena de bebidas alcohólicas de todo tipo. También había algún que otro borracho cayéndose por los suelos y otros cantando canciones absurdas. Llegaron a una mesa con un mantel precioso de flores. Se sentaron. Miraron la carta. Había cantidad de cosas. Todas caras. De quince euros no bajaban. ¿Qué iba a hacer Cris? Solo tenía veinte euros. No se lo podía gastar todo.

Juguemos a ser del mismo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora