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Una de las peores sensaciones es cuando la vida te golpea en la cabeza con los peores de tus recuerdos. Y te hunde de nuevo.

-Lucas, esta es Ana. La chica de la que tanto te he hablado.

-Encantada de conocerte, Lucas.- Y diciendo esto, le da dos besos que a Lucas le queman la piel.

-Encantado.-Consigue decir.

-Bueno, ¿Podemos ir ya a la bolera?-Dice Elena después de que Ana les saludara a todos.

Cuando aquel pequeño grupos de jóvenes ya está dentro de la bolera con la partida empezada y con sus correspondientes zapatos, Lucas siente una extrañada incomodidad. Ganas de llorar, gritar, romper el vaso de Coca-Cola que se está bebiendo. Y es que las sensaciones que siente son de todas menos positivas. Si llega a saber esto, no dudaría en haberse quedado en casa. Por muchas ganas que tuviera de ver a Cristina.

-Chicos, voy al baño.-Dice Lucas al no poder soportarlo más.

Y se levanta rápidamente de su silla mientras los demás siguen jugando. Al pasar dos minutos, es Ana la que deja de jugar.

-Los zapatos me están molestando un montón. Creo que voy a pedir otros.

Cristina, Elena y Jorge asienten extrañados y Ana hace como que se dirige al mostrador. Pero cambia su rumbo y se dirige al baño de los chicos y se pone a esperar fuera.

-¿Qué cojones haces aquí, Sofía?

-Buena actuación, Lucas. Nadie se ha enterado que ya me conoces. Aunque bueno, Jorge también ha disimulado muy bien.

-¿Por qué estás en la facultad de periodismo? A ti nunca te gustó. Decías que era una carrera absurda.

-No he venido por la carrera, cariño.-Dice mientras acaricia la barbilla de Lucas con su dedo índice.

Lucas le aparta la mano.

-Gastar dinero en una carrera que odias sí que es absurdo.

-Cómo si tú no gastaras dinero en cosas absurdas, cielo. Somos los dos igual de despilfarradores.

-No sé a lo que has venido, pero quiero que te vayas y me dejes en paz.

-No es eso lo que quieres, Lucas.

-Si lo es.

-¿De verdad crees que has podido olvidarme?

-Tú sí que me olvidaste muy rápido, la verdad.

-Te equivocas mi amor.-Le agarra de la cintura.

-Suéltame, Sofía.

Ella empieza a reír.

-Luquitas, a partir de ahora tienes que llamarme Ana, así me conocen todos aquí.

-¿Cómo que Ana?

-Es mi primer nombre. Ana Sofía me llamo. Lo que pasa es que Ana me parecía muy aburrido ¿Quién diría que en el futuro me iba a ser tan útil?

-No sabía que tenías otro nombre.

-Hay muchas cosas que aún no sabes de mí.

-Sí, una de ellas es que no sabía que eres capaz de hacer un viaje de siete horas, dejar tu vida en Barcelona, para volver aquí a seguir jodiendo la mía.

-Eres demasiado rencoroso. ¿Por qué no lo olvidamos y empezamos de nuevo? Después de todo, para eso he venido.

-Ni hablar. He empezado de cero. Estoy con una chica que de verdad me quiere y sabe valorarme. Algo que tú no hiciste.

Juguemos a ser del mismo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora