33

465 18 20
                                    

                  

-¿Sigues enfadado por lo del coche? –Le pregunta sentada frente al escritorio de Lucas.

-Fue culpa mía, quería quitarte el coche cuando debería haber dejado que lo aparcaras tú.

-Puedo darte dinero que tengo ahorrado para ayudarte a arreglar el coche... aunque no te alcanzaría ni para la pintura.

-No digas tonterías. Un amigo de Jorge me lo arregla gratis.

-¿Hablaste con el hombre del Corsa?

-Sí, su coche solo tiene un simple rasguño. Nada que ver con lo que le pasó al mío. Pero aun así, se puso muy alterado. Mi seguro le pagará su rasguñito.

En el trayecto a casa de Lucas no le ha preguntado por nadie. Eso quiere decir que Lucas no pudo ver a Cristina y a Alan besándose, algo que agradece mucho. Se siente mal, muy mal ¿Era su culpa todo lo que estaba pasando? Ella no fue la que se abalanzó a besarle a él, ni le pidió que la dibujara en un lienzo y tampoco le pidió que le dejara el dinero para pagar el autobús el día que se conocieron. Todo eso lo hizo porque quiso. Y sin saber porque, de alguna manera siente que está engañando a Lucas pero... ¿Qué puede hacer? ¿Contárselo todo ahora? ¿De verdad lo entendería?

-El trabajo está más que perfecto, me parece una tontería revisarlo, la verdad... cada uno sabe cómo exponerlo.

-Cierto.

-Esa beca es nuestra.

-Ojalá...

-Ya verás que sí, tonta. Venga, vamos abajo a merendar algo. Me muero de hambre...

Ella asiente y se levanta de la silla para bajar a la cocina. Pero antes de llegar a esta, Cristina ve algo en la mesa de la sala que la desconcierta por completo.

-¿Y esta bufanda y estos pendientes de quién son?

Lucas mira la mano de Cristina y ve una bufanda granate y dos pendientes con forma de calavera ¡Maldita Sofía!

-¿Esto?

-Sí, esto ¿De quién es?

No sabe qué decir ahora ¿Le dice que son de Sofía? O de Ana. No, no, ni de coña ¿Cómo se lo dice? Le dice; Vaya, esto debe de ser de tu amiga Ana que ayer vino porque necesitaba ayuda con la asignatura de Sociedad Actual y yo no dudé en ayudarla. ¿Enserio? ¿Eso es lo que se le ocurría?

-Bueno.... Pues... es una buena pregunta esa. –La expresión casi enfadada de Cristina le hacía desesperar más. –Son de María, sí. Y la bufanda también.

Otra mentira, ya se le estaba convirtiendo en costumbre. Cristina abre más los ojos.

-¿Los pendientes con forma de calavera son de ella?

-Sí, bueno es que ella de adolescente era muy heavy y todavía le siguen gustando mucho esas cosas. Ayer vino a limpiar y se ve que se los quitó al igual que la bufanda.

Cristina sigue desconcertada y algo le dice que no debe creerle. Dado que su expresión es muy nerviosa y se nota demasiado que le está mintiendo o que no le está contando toda la verdad. Aunque no le crea, ya ha tenido demasiado drama por hoy y a decir verdad, no tenía ganas de discutir con él ahora.

-Bueno, vamos a merendar. Deberías decirle a María que sus pendientes están aquí. Seguro que los está buscando.-Dice haciendo creer a Lucas que se ha tragado su mentira.

-Claro, se lo diré.

Los dos entran en la cocina y se preparan un colacao con galletas y magdalenas para merendar. Se llevan la merienda a la sala para ver la tele mientras comen. Se oye el ruido de la puerta principal abrirse y ambos se levantan del sillón para ver quién está entrando. El primero en entrar es Carlos. Entra hablando con otra persona que tiene al lado.

Juguemos a ser del mismo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora