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-Lo siento, pero esta noche vamos a salir lo quieras o no. Necesito olvidarme de toda esta mierda.
Miraba a su amiga extrañada y se preguntaba a sí misma como un ser tan pequeño y joven podría tener esos cambios bipolares de un día para otro. Es decir, un día está fatal porque Jorge no quiere nada con ella y al día siguiente lo único que quiere es olvidarse de él. La verdad es que no hay quién entienda a Elena.
-No sé, no tengo muchas ganas.
-No te he preguntado si tienes ganas, vas a salir sí o sí. Tú también tienes muchas cosas que olvidar.
-Hay otras maneras de olvidar a alguien.
-Esas maneras son lentas y dolorosas. El alcohol es rápido y sin dolor.-Dijo con una sonrisilla.
Cristina suspira y a mala gana se coloca un vestido negro de manga larga con la espalda descubierta. A continuación, se coloca unos tacones rojos. Cuando Elena se termina de preparar, se miran ambas al espejo.
-¿En qué momento hemos crecido, Cris?
- No lo sé, en dos meses me han pasado demasiadas cosas.
-No te preocupes por eso ahora, esta va a ser nuestra noche. Vamos a arrasar con todo lo que se nos ponga por delan...
-¡¡AAHH!! ¡Qué vestidos más bonitos! ¡Estáis preciosas!
Al momento entra Verónica a la habitación de Elena y da un grito de emoción.
-Ya, muchas gracias hermanita pero olvídate. No voy a prestarte nunca este vestido.-Dijo Elena con descaro.
Verónica pone cara de pena.
-No te preocupes cariño, cuando cumplas los diecisiete, vendrás conmigo de fiesta. Que si vas con tu hermana te desmadras.-Dice Cristina riendo.
La pequeña da un abrazo efusivo a Cristina.
-Bueno caris, siento interrumpiros en vuestro momento de mejores hermanas pero, tenemos que irnos Cristina.
Cristina asiente y las dos salen de la casa después de haberse despedido de Verónica. Al salir, piden un taxi. No tardan mucho en llegar a la discoteca y algo que les sorprende es la poca cola que hay. La pequeña duda se resuelva cuando entran dentro del local y ven que hay demasiada gente.
-Joder Elena. Aquí tiras un alfiler y se pinchan ocho personas. Esto está petado. Podríamos haber venido a otro sitio.
-Cállate y vamos a la barra a pedir algo.
Al llegar, Elena observa al sexy camarero que está atendiendo y a ella se le hace la boca agua. Cristina no la entendía. Bueno, ni ella ni nadie. Lo que más le cuesta entender es que haya pasado apenas una semana de lo de Jorge y ahora esté intentando ligar con otro chico. Sin embargo, ella no puede parar de pensar en Lucas y en todo lo que pasó hace dos días. ¿De verdad ella era tan especial para Lucas? No sabe si lo ha dicho enserio o tan solo era una ilusión. Pero ella si está segura que Lucas si es especial, muy especial.
-Por favor, ¿Podrías darnos dos zumos de piña con vodka? -Dice Elena con una voz pícara al camarero.
-Claro. Veo que os espera una larga noche.
Cristina pensaba en lo entrometido que estaba siendo el chico de la barra. A lo mejor ella es muy desconfiada, pero en casos como este, hay que serlo.
-Pues la verdad es que sí, esta noche va a ser nuestra.
Elena no tenía eses sexto sentido que tiene Cristina de saber que las cosas no van bien y que no todas las piezas del puzle están bien colocadas. Aunque en una cosa si tiene razón aquel chico de pelo castaño. Les espera una larga noche.

Una copa, dos, tres... Elena ya ha perdido la cuenta. Y por lo que ve su amiga, todavía le queda hígado para un par de copas más. A diferencia de su amiga, Cristina no puede más. Solo se ha tomado dos copas y se empieza a sentir muy mareada. Pero opta por no decirle nada a Elena, pues duda de que ella este mejor, aunque sí lo está.
De repente, un chico se acerca a Elena y le susurra algo al oído.
-Nena, ahora vuelvo.-Dice Elena guiñándole un ojo a Cristina y saliendo de la pista de baile con ese chico.
Al pasar un par de minutos, Cristina se encuentra mucho peor y está muy desorientada. Decide salir de la pista. Cuando está saliendo, se encuentra con una persona que le suena muchísimo. ¡Pero qué sabrá ella! Tiene la vista borrosa y casi no tiene conocimiento ni fuerzas. Pero algo le dice que esa es la persona en la que ha estado pensando durante tanto tiempo.
-¿Lucas?
-Hola, estás muy guapa ¿Lo sabías?
Y sin más rodeos, aquel chico empieza a besar el cuello de Cristina. Está demasiado borracha como para reaccionar. No puede. Todo está muy nublado y ni siquiera sabe dónde está. Cuando los besos empiezan a ser más agresivos, Cristina se da cuenta de algo...Ese chico no es Lucas. Ella hace lo posible por pararlo. Pero si aquella vez no pudo parar a Lucas. Ahora tampoco puede, y mucho menos con los extraños efectos que está teniendo. Cristina empieza a gritar y a empujar al chico que la está presionando contra la pared. Al no poder, empieza a llorar. Pero de repente ya no siente nada. Ya nadie está presionándole. Lo único que es capaz de ver es a el chico tirado en el suelo y tapándose la cabeza.
-¿Estás bien Cristina?
Ella no para de llorar. No sabe muy bien lo que está pasando. Se pone de pie pero al momento, cae desmayada. Entonces Lucas la mira y sin pensarlo la coge en brazos y la saca de allí. Mientras conduce su coche, llama a Jorge y apenado la mira. Estuvo a punto de matar a ese desgraciado.

Juguemos a ser del mismo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora