Epílogo

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Caemos rendidos en la cama después de una larga noche cargada de pasión desmedida, nuestras respiraciones se encuentran agitadas, trato de recomponerme. Dejo un pequeño beso en sus perfectos labios una vez más, esto es maravilloso había olvidado lo adicta que era a él.

—Te amo Yana Sallow, eres lo mejor que me pudo pasar en la vida. —me habla al oído causando que mi piel se erice, se me hace un gesto muy tierno de su parte.

—Yo más Ancel, ¿Qué nos pasó?. —él me mira con esos ojos tan preciosos que tiene.

—El pasado ya no importa vivamos el presente Yana, ya que la vida es un sube y baja y, cuando menos lo esperas nos da sorpresas. —me es muy extraño que me llame por mi nombre  y lo que me pide que haga lo dejo pasar y me acomodo en sus brazos, recargo mi cabeza en su pecho. Con mi dedo trazo líneas imaginarias sobre su pecho desnudo, él está muy pensativo acariciando mi cabello con sus dedos. 

—¿Te pasa algo? podemos hablarlo. —su actitud a cambiado un poco esta muy serio y pensativo.

—Nada nena, solo estoy pensando en lo mucho que deseé que este momento llegara y lo mucho que te amo. —me da un tierno beso en la frente y aprieta más mi cuerpo con sus brazos como deseando jamás soltarme.

—No quiero que te vayas Ancel, quédate conmigo tengamos un nuevo comienzo. —le pido cerrando los ojos el cansancio y la presión de todo este año al fin está cobrando factura, Ancel sigue con las caricias en mi cabello logrando que me duerma entre sus brazos.

***

Me despierto con un dolor de cabeza de los mil demonios,.—No vuelvo a beber jamás en mi vida —miro que no estoy en mi habitación y recuerdo que anoche dormí con Ancel,  lo busco a un lado de mí, pero me encuentro con una cama vacía. Miro mi reloj de pulso y ya dan las cuatro de la tarde, ¡Dios mío! rápidamente me levanto de la cama, envuelvo en la sábana mi cuerpo desnudo, entro al baño y hago mis necesidades para después lavar mis dientes ya que afortunadamente hay cepillos nuevos en la gaveta.

Salgo del baño con la intención de ir a buscar a mi mafioso, posiblemente se encuentra en la cocina, o en la sala de esta enorme mansión. A mi mente se vienen los recuerdos de esta madrugada en cómo hicimos el amor, la manera en la cual me trato fue maravillosa. Me acarició y besó cada rincón de mi cuerpo, sus suaves manos me recorrieron centímetro a centímetro, me hizo sentir la mujer más afortunada sobre la faz de la tierra, hicimos el amor como nunca antes lo habíamos echo. 

Lo extrañé tanto que hasta se me hace ilógico haberlo tenido frente a mi. Toda la noche nos fundimos en caricias desmedidas y besos enternecido llenos de amor, le pedí que no se fuera y así lo hizo... él canceló su vuelo por mi.

Necesito hablar con mi mafioso y decirle cuanto lo amo, después de lo de anoche me quedé pensando en cómo no darle una segunda oportunidad, que aunque; se lo pedí, se que él es el hombre que amo y siempre ha sido así. Salgo del baño para ir directo al armario solo encuentro una camisa, ya que está vacío. Busco en la habitación su ropa pero ni rastro de él, salgo de la habitación descalza escaleras abajo.

—¡Ancel! ¿Dónde estas?, necesito hablar contigo mi amor. —grito por toda la mansión no hay rastro de él, tal vez salió por el desayuno o tuvo algunos asuntos pendientes que resolver. Me dirijo a la sala de estar y me asomo por el ventanal, no miro su auto por ningún lado solo la lluvia que cae y el cielo nublado, me dirijo a la cocina que es muy bonita y enorme... el sueño de toda mujer. 

Me siento en la encimera y me llama la atención un sobre de color dorado como el de ayer y un folder amarillo, lo tomo y mis manos tiemblan, espero y no sea lo que estoy pensando. Con cautela lo abro y saco la carta que guarda en su interior, respiro el aroma de su perfume que está impregnado en el papel.

Inocencia CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora