Inocencia Corrompida

Capítulo 23. (Maratón 1/3)

La tarde de ayer fue increíble al lado de mi mafioso nos amanecimos entre besos y caricias. Simplemente todo esto me parece como si estuviese en un sueño del cual jamás quisiera despertar. No supe a qué horas me deje ir por el sueño, solo se que cuando desperté Ancel ya se había marchado dejando una nota sobre la mesita de noche, avisando que tenía unos negocios que cerrar.

Mi móvil suena, se encuentra posado sobre la mesita de noche lo tomo en mis manos sin mirar quien es respondo la llamada.

─¿Si? ─contesto a lo que del otro lado de la línea solo se escucha una fuerte respiración. A los instantes mi corazón comienza a latir descontrolado.

─¿Quien es? ─vuelvo a preguntar.

─Sabía que te encontraría pequeña perra. ─Dice una voz ronca del otro lado de la línea. ─¿Sabes que tu maldito hombre ha hecho un excelente trabajo ocultando y manteniéndote bien vigilada? pero cómo sabes nada es para siempre nena y aquí me tienes llamándote, no sabes las ganas que tengo de que este conmigo. Te haré gritar mi nombre una y otra vez y me pagarás cada una de las ofensas que has hecho matando a mi hermano, te he estado vigilando de muy cercas, pronto nos conoceremos ratoncita. ¡A propósito! si dices algo de esta llamada, tu madre que vive en Carolina del Norte pagará las consecuencias de tu estupidez.─ 

sentencia y corta la llamada, yo me encuentro en shock no puedo articular palabra, mi corazón late desenfrenado por los nervios y el terror que siento, aún sostengo el móvil con las mano temblorosas y a duras penas logro ubicar el número de Ancel, lo llamo y no responde. Busco el número de Mikail y al segundo tono responde.

─¡¡Hola cuñada!! ─ responde alegre.

─Mi. Mikail. ─ digo entres sollozos.

─¿Pasa algo Yana? ¡¡Carajo responde!!. ─grita histérico y yo miro como todo se vuelve negro a mi alrededor.

***

Despierto desorientada, mi cabeza y mi brazo derecho duele, observó que tengo una aguja incrustada que pasa suero por una manguera cristalina. las paredes del lugar son impecablemente blancas, del lado de la cama en la cual estoy cubierta de una sábana blanca, se encuentra un sofá.

─¡¡Yana!! Por Dios me tenía asustada hermana. ─dice Abbey con los ojos llorosos. ─,Has tenido un desmayo necesito que me digas que es lo que ha pasado, el motivo por qué estás así. Ancel y Mikail están fuera esperando los resultados de los análisis que te ha hecho el médico.─ 

─Solo fue un desmayo Abbey, no tienes de qué preocuparte, tenía miedo de estar sola sentí ansiedad y ese es motivo por el cual llamé. ─miento no puedo decir de la llamada que me ha hecho ese hombre, sería como crucificar a mí madre y ella no tiene la culpa de lo que ha pasado y de que su hija es una completa asesina. ─Además Abbey ya perdí clases necesito ir a la universidad a recuperar tareas no puedo perder la beca, por bajas calificaciones. ─digo tratando de no recordar más la amenaza de ese hombre, que de solo pensarlo se me coloca la carne de gallina. Ancel y Mikail, entran a la habitación este me mira con preocupación y viene hasta mí, me abraza y besa mi cabeza.

─Dios nena me tenías preocupado, el médico en unos momentos viene a traer los resultados de los análisis que te realizaron. ─dice Ancel llegando hasta donde me encuentro recostada, toma mi mano y deposita un beso en el dorso de la misma.

─Estoy bien no se lo que me ha pasado, solo recuerdo estar al lado de mi cama y que te llame y como no respondiste decidí llamar a Mikail para preguntar por Abbey. ─miento y me parte el alma hacerlo por que se que si le digo a Ancel, él movería cielo Mar y tierra por mi total tranquilidad.