Capítulo 7

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Despierto con mucho calor, abro los ojos medio adormilada siento un brazo rodearme de la cintura, la habitación está a oscuras, se puede mirar poco gracias a qué las cortinas negras están un poco abiertas y por ese lugar se cuela la luz del día.
Volteo lentamente y recuerdo que me e quedado a dormir en la casa de Ancel. El aún duerme profundamente, me giro con sumo cuidado a no estropear sus sueños.
Observo sus largas y negras pestañas, su respiración es pausada esos labios gruesos y rosados hace que tenga ganas de probarlos una vez más, este hombre es endemoniadamente atractivo, es adicción pura.

Saco esos pensamientos de mi mente y lentamente me salgo de la cama y de su agarre, me dirijo al cuarto de baño y cierro la puerta con mucho cuidado.
Dentro del baño rebuscó en las gavetas y bingo! Saco un cepillo de dientes nuevo.
Tomo dentífrico y lavo mis dientes.
Creo que a él no le va a importar si me doy una ducha rápida. Aunque tengo vergüenza pero no pienso permitir que me miré en estás fachas, mi cabello parece un nido de pájaros. Aún traigo puesta la camisola blanca que él me dio anoche, tiene impregnada su aroma a pesar de estar limpia.

Me ducho y en menos de quince minutos ya traigo puesta la misma camisola, no me quedó más remedio que usar la misma ropa interior, tomo el picaporte y al abrir la puerta pego un salto, Ancel está parado frente a mí, su respiración se encuentra agitada como si hubiese corrido una maratón.

—¿Pasa algo? —le cuestiono a lo que él inmediatamente me regala una sonrisa, de esas que me desarman y mueve la cabeza en negación, lo miro hacia arriba ya que es muy alto.

—Buenos días Yana todo está bien nena, me daré una ducha. —Dice y pasa por un lado mío, salgo del cuarto de baño y el cierra la puerta. Me encamino hasta la cama, en los taburetes que están al pie de esta se encuentra mi ropa perfectamente doblada, la tomo y me comienzo a vestir una vez lista, tomo el edredón y las almohadas las coloco en el taburete. Tomo la sabana comienzo a tender la cama para después colocar el edredón perfectamente y las almohadas. Me siento en la cama, para esperar que Ancel salga y me pueda llevar a casa, mis manos sudan tal vez del nerviosismo por estar tan cercas de él o por qué Abbey se valla a dar cuenta de mi gran mentira. Tomo mi móvil ya que anoche lo he dejado en la mesita, lo prendo y observo la pantalla, mis ojos se van a salir de sus órbitas la hora marca las tres de la tarde.
Me alarmó de inmediato Abbey me va a matar, comienzan a llegar las notificaciones de Instagram y WhatsApp.
Tengo treinta llamadas perdidas de mi hermana y cincuenta textos de WhatsApp.
—¡¡Dios!!  —Susurro ¿ahora que le diré? ella es muy estricta conmigo y le he mentido, Ancel sale del baño con una sola toalla envuelta en su cintura, se mira condenadamente atractivo, él es todo lo que una mujer desea.

—¿Te pasa algo Yana? —Me pregunta al notar mi cara de póker, a lo que desvió la mirada de su cuerpo, y carraspeó.

—Son más de las tres de la tarde, he perdido clases y para variar tengo treinta llamadas perdidas de mi hermana, y cincuenta mensajes de texto. Le va a contar a mis padres y no quiero defraudar su confianza. —Digo agachando la cabeza, Ancel levanta mi barbilla y se agacha hasta quedar a mi altura.

—No va a pasar nada nena, tranquila ella cree que estás en casa de Maya, además a estás horas a de estar trabajando. —Trata de tranquilizarme.

—No la conoces Ancel ella puede llegar a ser muy. —No termino la frase ya que acorta la distancia y besa mis labios, puedo sentir el sabor a menta de su boca, sin pensármelo le sigo el beso, este se va tornando un poco apasionado enredo mis brazos al rededor de su cuello disfrutando la danza de nuestras bocas.
Esto se está volviendo una costumbre entre ambos aunque es poco lo que nos conocemos y muchas personas dirán que vamos muy a prima pero ¿Quién alguna vez de su vida no han hecho una locura así?. Continuo deleitándome y nos saboreando sus labios con ansias, deseo y anhelo.
Ancel aún sigue en toalla y eso me pone más que nerviosa, un calor sube por mi cuerpo y se deposita entre mis piernas.
Lentamente me recuesta en la cama, abre mis piernas y se posa entre ellas. Desliza la falda por mis piernas quedando solo en bragas, acaricia mis piernas con suma pasión y deseo. Se pasa a la parte de mis glúteos y los aprieta con deseo incontrolable.

Inocencia CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora