—Cuando está oscuro, solo puedo pensar en lo solo que me encuentro—. Acarició el pequeño empaque del dulce que había tomado, bajando la mirada a este—. Estaría bien si la oscuridad no me hiciera pensar en que el lobo me agarrará—. Volvió a mirar a la mujer frente a él, de amplios lentes y que parecía bastante atenta a él—. Ya sabe... A qué me refiero...
—Lo sé. ¿Lo sabes tú? —. Henry mordió el interior de su mejilla, y asintió—. Entonces, ¿por qué haces cómo si no? —. Sus ojos se aguaron, su garganta se cerró. Recordaba los buenos momentos, porque, a pesar de todo, los hubieron, y eran esos malditos rayos brillantes que parecían dar luz a la oscuridad que una vez creció en él.
—Porque él no es malo—. Vio a la señora anotar, con agilidad, en la libreta, antes de volver a mirarlo por debajo de esos lentes gruesos.
—No hay personas buenas o malas; son sus acciones las que juzgamos, no a ellos—. Henry miró a través de los ventanales que daban al patio del hospital, donde algunos internos jugaban baloncesto—. Y las acciones de tu padre no fueron buenas.
—Pero ha hecho cosas buenas—. Refutó de inmediato, mirándola con dolor. Porque le dolía saber que, no importaba cuánto tratara, nadie entendía que ese pequeño problema solo era eso, pero que ese hombre fue el único que veló por él. Aun así, era doloroso pensar que la persona que una vez te quiso tanto, te hiciera tanto daño físico.
—Las acciones que hizo, hace o hará no borran esa mala acción. Pero entiendo tu punto, Henry. Él no fue un mal padre, pero sí hizo cosas que no deberían hacerse—. Ella dejó la libreta a un lado, mirando su reloj de muñeca.
—Quisiera... Verlo—. La mujer lo miró unos segundos.
— ¿Por qué?
—Porque yo también quiero respuestas—. Su padre desapareció después de hacerle daño, y no supo por qué lo hizo, no supo qué fue lo que lo llevó; su mente solo podía pensar en que era su culpa, cuando en realidad todos lo trataban como una víctima.
—Hablaré con tu madre de ello.
—Se va a negar—. Y con razones, pensó la psicóloga.
—Pero creo que en un espacio como este, es posible.
.:.
— ¡¿Estás loco?! —. Ray se levantó de golpe de aquella mesa en la cafetería del hospital, Henry nubló su mirada. Le había contado, porque le parecía justo, porque... No quería seguir lastimando a alguien que quería. Trataba de forzarse a seguir adelante, y tal vez, ese hecho hiciera que dejara de ser un esfuerzo. Ray había estado yendo cada día de visitas, lo llamaba a las horas indicadas, estaba tan pendiente como su madre. Y... No podía hacerle más daño.
—Bueno, objetivamente, sí lo estoy—. Sonrió. El mayor lo miró como si estuviera demente, pero volvió a sentarse, refunfuñando. Cruzó los brazos en su pecho, y Henry se levantó de su asiento, sentándose al lado de este. Enredó sus brazos por el ancho cuerpo del mayor, y se pegó a este—. Confía en mí.
Podía hacerlo, porque Henry estaba mejorando significativamente. Llevaba allí dos meses, en los cuales había tenido altibajos, pero las últimas dos semanas habían sido las mejores. Henry había hablado, dejando helados a Carolina y a Ray; ambos creyeron que Henry siempre estuvo inconsciente de los acontecimientos, cuando realmente lo que ocurría era algo menos... Intenso, pero igual de fuerte. Después de aceptarlo, con llanto y dolor inmenso; porque no solo era una víctima, también era un hijo del victimario. Sentía que se había roto, que lo habían llevado al extremo y dejado en la deriva.
El psiquiatra le medicó trazadona para dormir, y olanzapina como antipsicótico para no tener problemas con la oscuridad. Todo iba en mejora, estaban pensando que iban a darle de alta. Pero... Dijo la idiotez de encontrarse con su padre, y la psicóloga parecía firmemente decidida a ello, al igual que Henry. Obviamente, nadie quería que eso ocurriera. Pero ¿evitar por siempre los problemas? Ya sabían a qué extremo llevó eso a Henry, al hecho de ocultar sus heridas, su dolor al ser apuñalado por alguien que creyó de confianza.
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Ciudades de cristal. |Henray|
FanfictionLos primeros encuentros deberían ser los mejores, así darían una buena impresión, ¿no? Bueno, el primer encuentro de Henry y Ray fue en un bar, pero no de la forma que muchos pensarán. Y gracias a ello, sus vidas comienzan a unirse poco a poco, reco...