Capítulo 10.

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ADVERTENCIA: Contenido sensible (no sexual), si eres sensible ante temas de maltrato y abuso, mejor sigue de largo y no leas esto. En serio. 

A PARTIR DEL ESTE CAPÍTULO, LOS SIGUIENTES SERÁN NUEVOS.

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Corriendo por el estacionamiento

Me persiguió y no iba a parar

Tocada, las traes

Tocada, tocada, las traes

Tomó mi cabello y me empujó

Me quitó las palabras de la boca

Tocada, las traes

Tocada, tocada, las traes

Se removió en la cama, soltando un gemido alegre de la suavidad en la que se encontraba. Como una nube cálida y muy suave, que le hacía querer quedarse allí todo el tiempo. Entonces, como los sueños nunca son buenos a su lado, un estruendo lo despertó a una oscuridad absoluta. Tocó la superficie donde estaba, viscosa, y giró en todo el negro panorama, hasta encontrarse en un suelo húmedo, y un montón de cajas alrededor.

—Niño bueno, niño bueno—. Su espina dorsal mandón un impacto que le recorrió todo el cuerpo, y buscó en la oscuridad la voz. Trató de ponerse de pie, pero sus piernas estaban hechas pedazos. Había sangre, y bastantes cortes a lo largo de los muslos. Quiso gritar, pero no pudo—. Los niños buenos no gritan—. Unas nauseas subieron por toda su garganta, quemándola

¿Alguien puede escucharme? Estoy escondida bajo tierra

¿Alguien puede escucharme? ¿Estoy hablando sola?

Diciendo: Tocada, las traes

Tocada, tocada, las traes

Está diciendo: Tocada, las traes

Tocada, tocada las traes

De nuevo el panorama cambió, y se encontraba con un sujeto encima, entre sus piernas, desnudas y llenas de moretones. Tiró de su cuerpo, pero recibió un golpe, y otro, y otro. Y miró la cara del sujeto entre sus piernas, que comenzó a penetrarlo con un palo de escoba. Gritó, adolorido, y encontró la cara de su padre allí.

Antes de despertar, llorando, sudando, gritando.

— ¿Henry? —. Alguien a su lado trató de tocarlo en la cama, pero se tiró de esta al suelo, y se encogió en un rincón cercano—. ¡¿Henry?! Cariño, ¿qué pasa? —. Un fuerte nudo en su garganta no lo dejaba hablar, y comenzó a chillar, colocándose en posición fetal y meciendo su cuerpo de adelante hacia atrás.

Ray, que se levantó asustado por el grito, se acercó al chico, que parecía un pequeño cordero lastimado. Lo trató de tocar, pero este dio un grito más fuerte que el anterior, y comenzó a hiperventilar. El rostro de Henry se puso pálido, casi verdoso.

— ¿Qué fue ese grito? —. Entró por la puerta David, seguido por Dayana, asustados. Los tres se pusieron alrededor de Henry—. ¿Qu-qué pasó?

—No sé, estaba dormido y saltó de la cama—. Dayana entonces despertó por completo.

—Henry... ¿Qué pasa? —. El chico no miraba a nadie, estaba meciéndose, temblando. Los tres se miraron, bastante asustados. Ray estaba preocupado, Henry se veía bastante mal. David y Dayana solo necesitaron una mirada.

—Llamaré a la ambulancia—. David se fue por su celular.

— ¿Ambulancia? —. Ray no entendía—. ¿No es extremista?

Ciudades de cristal. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora