Capítulo 20.

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A pesar de que creyó que iba a ponerse ansioso en la reunión con los abogados, fue todo lo contrario. Tenía claros sus objetivos: No llevarse nada de ese hombre, así tuviese que pasar por muchos problemas económicos en el futuro, no quería tener algo que ver con Julian Hart.

—Fue una elección correcta—. Le dijo Jasper, que lo esperaba fuera de las oficinas de bufete de abogados, en la moto. Su madre cedió a dejarlo ir solo, y se comportó bastante bien, gracias a su fantástico abogado, aquel que había llevado en un inicio un caso de su madre... Además de ser la pareja de ella. Lucas era un buen hombre, jocoso y sarcástico. Al menos, no se molestaba cuando Henry era bromista con él. Solo se ponía rojo de los nervios.

—La que me dejó en la calle. Duré solo tres días siendo millonario—. Jasper rio, pasándole el casco de la moto.

— ¿Qué te dijo la familia de él?

— ¿Qué dirían? Prefieren tenerme lejos para que no manche el nombre de los Hart. Me ofrecieron dinero para mantenerme callado; pero no me interesa esa gente—. La familia Hart nunca lo quiso, siendo honesto. Su padre, Julian, era el único que se desvivía por él. Eso era lo que más le dolía de toda la situación, pero debía pasar la página, y aceptar que las personas aparentemente buenas, también pueden hacer malas acciones.

— ¿Has pensado en cambiarte tu apellido?

—Sí... Pero no tiene sentido en este momento de mi vida. Soy muy viejo.

—Tienes veinticuatro, mañana tendrás veinticuatro.

—Eso es bastante viejo—. Hizo una mueca, que volvió a hacer reír a su mejor amigo.

—No ibas a permanecer de quince por siempre.

—Horrible época. Tenía granos y era muy bajito—. Había "pegado el estirón" después de los veinte, ganando más altura que Jasper, casi la misma que David. Pero estaba seguro que la familia Manchester tomaba suplementos, era imposible que ambos, tío y sobrino, fuesen tan malditamente altos.

— ¿Entonces cuál crees que fue tu mejor época? —. Lo pensó unos segundos. Definitivamente no fue el colegio, su único amigo era Jasper, y siempre eran los raros; tenía unas gafas horribles porque no veía del todo bien (aún no veía bien). Las universidades, diplomados y cursos por los que pasó tampoco eran su mejor época; al no estudiar en la misma universidad que Jasper, la pasó la mayoría de veces solo.

—Esta sería—. Porque se sentía muy feliz, de hecho. Tenía un gran mejor amigo, tenía una adorable pareja de amigos, y tenía a Ray, que era más de lo que siempre soñó como su primera pareja.

Jasper vio aquella mirada melancólica en su amigo, y le revolvió el cabello.

—Sí, estás viejo.

—Eres horrible.

—Y a mucha honra.

.:.

Su madre compró la torta de chocolate menos sabrosa que jamás hubiese probado. Tal vez porque era chocolate amargo con vino, y aunque le encantara el vino, no lo mezclaría con chocolate. Él quería algo dulce, no agrio. Así que después de ir a la nevera y robar el bote de helado de chocolate que su madre guardó como postre, se fue a su cuarto como todos los años, donde Jasper lo esperaba en el suelo, configurando uno de los nuevos juegos que este le había comprado para su vieja Nintendo Switch. Ni tan vieja, la compró en un remate, y gracias a muchas lágrimas (de manipulación), su madre le dio la mitad para comprarla.

— ¿Sabes? Odio Splatoon—. Porque Jasper era, definitivamente, muy malo en ese juego. Así que decidieron algo menos complejo (o algo así), y pusieron los juegos nativos de la Nintendo Mii para jugar algunos deportes, sin la compleja necesidad de salir de la casa.

Ciudades de cristal. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora