Capítulo 17.

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—Estás en las nubes—. Jasper le dejó su café frente a él, mientras se acomodaba en la silla contraria que el chico. Henry estaba con la cabeza en las nubes, tanto así, que no notó ni siquiera que el café no tenía sobredosis de azúcar como le gustaba—. ¿Pasó algo bueno el fin de semana? —. Henry volvió a la tierra de golpe cuando notó que el café estaba amargo, haciendo una mueca.

—Eh, ah... ¡Ah! —. Jasper alzó una ceja, sin entender qué tanto trataba de decir su mejor amigo—. ¿Adivina?

—No sé, ¿qué es?

—Ya me pagaron del cuento que envié—. Jasper tomó el café que Henry había dejado de lado, dándole él un sorbo. No estaba malo, era mejor que la basura saturada de azúcar que tomaba normalmente su mejor amigo.

—Felicidades. Ya eres un escritor.

—Soy uno de casillero.

—Hablando de escritores, ¿cómo vas con Ray Manchester? —. El chico cambió de una expresión de alegría, a una conmocionada, a una feliz, y, al final, una avergonzada. Colocó ambas palmas en sus mejillas, y dio una risa que daba a entender todo a Jasper—. Oh, lograron tener sexo.

— ¿Qué? No. Pero... casi—. El chico lo miró, exigiendo más detalles—. Me masturbó en un cinema—. Jasper se atoró con el café, comenzando a toser desesperado—. ¿Maniobra de Heimlich*? ¿RCP*? Dime, hice primeros auxilios—. Henry se levantó rápido, pero Jasper tan solo lo detuvo.

—Se fue por la cañería vieja—. Tosió unas últimas veces más, limpiando las lágrimas que brotaron por inercia—. Es solo... cof... Sorprendente. Pasaste de 'nada de sexo' a 'me masturbaron en un cinema'—. Henry se puso rojo ante esa verdad, haciendo un puchero.

—Perdón...

—Me alegra, no me malentiendas. Es bueno que vivas libremente tu vida sexual—. Jasper le sonrió. Estaba feliz de que su mejor amigo empezara a vivir su vida activamente. Después de todo lo que había ocurrido los últimos meses, no podía sentirse más orgulloso de ese gran paso—. ¿Y piensan hacerlo? Todo, digo.

—Sí, pero...

— ¿Pero? —. Bueno, ahí estaba el problema: Ray no dejaba que lo tocara. El mayor lo masturbaba, lo acariciaba, lo besaba. Se notaba el deseo. Pero, cuando él terminaba, se iba de allí corriendo, sin dejar ni siquiera que lo tocara. ¿No quería sentirlo?

—No me deja tocarlo—. Murmuró, pero Jasper alcanzó a oír.

— ¿Cómo? ¿Entonces él solo te masturba? ¿No se excita?

—Estoy seguro de que sí lo hace—. Había visto ese bulto entre las piernas del mayor—. Pero se va corriendo antes de que pueda tocarlo.

—Oh, ya entiendo. O sea que solo tú sientes que recibes el placer—. Habían estado en últimamente. Henry se excitaba por cualquier razón. Ray lo tocaba. Henry eyaculaba. Ray corría al baño. Era la misma secuencia de acciones. No es que le aburriera, el placer era espectacular. Pero no dejaba de querer también hacer algo por su pareja.

—Quiero... tocarlo—. Y era extraño decirlo, cuando él siempre había evitado a toda costa el contacto, de cualquier tipo, con otra persona. Ahora, solo podía pensar en abrazarlo, besarlo, tocarlo... Quería hacerlo sentir bien, como él se sentía.

— ¿Y por qué no le dices?

—Porque... Cuando estoy muy excitado, no puedo hablar—. Era vergonzoso, pero sabía que Jasper no se burlaría de él. Era su mejor amigo, y, además, era gay, lo que significaba que podía guiarlo mejor que Dayana o David.

—Hm. Entiendo—. Jasper tomaba muy en serio lo que decía, porque le parecía importante, muy diferente a lo que pensarían otras personas, Henry estaba haciendo un gran esfuerzo, y era de valorarlo—. Entonces empieza tú primero.

Ciudades de cristal. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora