Capítulo 39: Accidentes

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El mundo seguía en marcha. Las personas seguían moviéndose, las máquinas seguían sonando, pero yo solo podía mirar mis manos llenas de sangre. Sentía las gotas de sudor recorrer mi frente. Las lágrimas mezclándose con la sangre. El llanto de un bebé. 

—¡Raina!, ¡Raina!—gritaban cerca de mi rostro.

—¡Sacadla de aquí!—gritó otra voz.

Alguien tira de mi hasta llevarme a otra sala. Me lavan las manos con frenesí y gritan algo, pero no oigo nada. De pronto, caigo al suelo y todo se vuelve oscuro.


—Seis horas antes—

—Estoy muy nerviosa.—dijo la joven sentándose en la camilla.

—Tranquila, tenemos todo preparado y seguiremos el plan de parto.—dijo el doctor McCall tranquilizando a la chica.

—Lo sé, lo sé, sólo... quiero que salga todo bien, llevo deseando esto desde hace mucho.—dijo en un suspiro.

—¿Ha pensado ya un nombre?—dije intentando despistarla de sus pensamientos. El doctor McCall me miró con una leve sonrisa, sabía que eso se me daba bien.

—De hecho, no—dijo riendo—. He pensado algunos, pero ninguno me convence. Mi madre quiere que le llame como yo, pero no me agrada mi nombre.—dijo con un gesto.

—A mi me parece un nombre precioso.—dijo el doctor.

—A mi no me gusta demasiado.—me sinceré haciendo reír a la joven.

—Había pensado en Luka si es chico y en Halsey si es chica—dijo sonriendo. Dirigí mi mirada hacia ella y me miró confundida—. ¿Ocurre algo?—

—No, es sólo... no, no es nada, se parecen a unos nombres de... nada, no importa.—dije negando.

—Aunque también he pensado en ponerle el nombre según el color de los ojos.—dijo sacando un libro de su bolso.

—¿Existen libros que te proponen nombres según colores?—dije sorprendida.

—Hay millones de libros que hablan de nombres para bebés.—dijo riendo.

—Señorita Hawkins—dijo el doctor haciendo que le mirásemos—. Es hora.—indicó.

—Oh, Dios mío, no sé si estoy lista.—dijo nerviosa.

—Tranquila, está en buenas manos. Todo saldrá bien.—dije seria.

—¿Lo prometes?—dijo insegura. Sentí la mirada del doctor, y supe lo que tenía que hacer.

—Lo siento, yo... no puedo prometerlo.—dije negando.

—Estás aprobada—dijo riendo, la miré confundida—. Era una prueba para novatos y has aproba- ¡Ah!—gritó cortando sus palabras. La miré preocupada—. Contracción. Oh Dios mío, tengo contracciones.—dijo nerviosa en una risa.

—Vamos, vamos, vamos.—dijo McCall haciendo un gesto a los enfermeros de fuera. Tiramos de la camilla hasta llevarla a la sala que estaba preparada para ella. 

—Todo listo, doctor.—dijo una enfermera cuando terminaron de colocar todos los aparatos.

—Raina, Raina—dijo la joven agarrando mi mano con fuerza—. Si algo me ocurre—

Fuck the Gallaghers (Shameless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora