Capítulo 14: Ira

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—¡Buenos días!—dijo mi padre feliz cuando bajó las escaleras junto a Kyle.

—¿Buenos días? Son más de las 12, me ha dado tiempo de volver, ducharme y desayunar.—dije seria.

—Bueno, ayer fue una noche loca. Hacía tiempo que no bailábamos tanto.—dijo Kyle abrazando a mi padre por atrás. 

—Voy a salir a un rato, luego vendré a ayudar en el taller.—dije levantándome. Necesitaba salir o iba a gritarles que por qué gastaban el dinero en tonterías cuando nos hacía falta para el tratamiento de papá.

—Oh, no hace falta, Mickey vendrá a ayudar a Ares, quiere estar entretenido ahora que Ian está en casa solucionando un par de problemas.—dijo mi padre antes de darle un sorbo a su zumo.

—¿Problemas?—dije confundida.

—Sí, algo familiar, no sé, ya sabes como son los Gallaghers.—dijo mi padre mientras veía como Kyle preparaba unas tostadas.

—Vale, nos vemos. No me esperéis para comer.—dije cogiendo mi riñonera para después salir de casa sin esperar sus respuestas. Estaba muy enfadada con ellos como para estar callada más tiempo.

Me paré frente a la casa de Gideon, pensando si llamar o no y tras unos minutos de meditación me giré para seguir otro camino, directa a casa de los Gallaghers. De camino hacia allí un coche circulando a paso lento me llamó la atención.

—Ese es...—dije para mi misma confundida mientras avanzaba a paso lento. 

Lo seguí entre los callejones de la forma más sigilosa posible. Me pegué a la pared cuando paró y esperé unos segundos a que entrase en el edificio abandonado. Tras asegurarme de que no había nadie caminé a paso rápido hasta el coche y antes de poder acercarme más un cuerpo empujó al mío hasta tirarme al suelo, segundos después recibí un puñetazo que hizo sangrar mi labio y poco después una patada me robó el aliento. Moví mis piernas y conseguí engancharme a su cadera para girar, dejándolo a él debajo. Mi puño fue directo a su rostro y tras varios puñetazos sus manos agarraron mis muslos y tiró de ellos hacia atrás, tirándome de nuevo al suelo. Antes de que pudiera pisarme el estómago rodé y me levanté como pude.

—Ven aquí, gilipollas.—dije sonriente haciéndole un gesto para que se acercara. 

Después de varios minutos dejé de sentir el dolor en mis puños y él parecía disfrutar cada rodillazo que le proporcionaba a mi estómago. Le di un cabezazo separándolo de mi y cuando iba a darle en la rodilla para partírsela sacó una pistola. Alcé los brazos en señal de rendición e intenté que mi vista volviera a su estado original pero era difícil después de tantos golpes en el ojo. 

—Ahora no eres tan valiente, ¿eh, zorra?—dijo sonriente.

—Este no es un combate justo, cobarde.—dije seria.

—¿¡Cómo cojones me has llamado?!—gritó furioso acercándose a mi. Sonreí levemente al ver quien se acercaba por atrás.

—Co-bar-de.—deletreé acercándome hasta tener su arma apuntando directo a mi frente. El gilipollas chilló cuando le dieron una patada en la pierna, poniéndolos de rodillas.

—Queda detenido por agresión, tráfico de armas y carreras ilegales. No te digo nada más porque sabes bien lo que voy a decirte. No llevas ni dos meses fuera y ya la has cagado de nuevo, Marcus.—dijo el oficial poniéndole las esposas. 

—¡VOY A MATARTE, ZORRA!, ¡JURO QUE VOY A MATARTE, HIJA DE PUTA!—gritaba furioso mientras lo metían en el coche policial.

—Raina, ¿qué coño haces peleándote con este tipo?, ¿lo conoces?—preguntó el oficial mientras recogía el arma del gilipollas.

Fuck the Gallaghers (Shameless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora