Capítulo 8: Ken

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—Te esperaré aquí.—dijo Gideon antes de que me bajara del coche. Me dirigí a la puerta de la casa y llamé.

Me había levantando temprano para ayudar en el taller. Tanto papá como Kyle me felicitaron por el trabajo, el cual nos ayudaría a superar esta crisis. Gideon había accedido a llevarme a casa de Mickey antes de salir en una cita. Al parecer, quería llevarme a la playa porque alguien le había contado que amaba surfear. Helen se había quedado con Kyle en casa de mi padre.

La puerta se abrió y el molesto rostro del mayor de los Milkovich me recibió. Sonrió socarronamente y silbó al ver el coche detrás de mi.

—Parece que abrirte de piernas ha dado sus frutos—dijo antes de darle una calada a su cigarrillo. Sin dudarlo mi puño se dirigió a su rostro. Su mirada furiosa se fijó sobre mi antes de sonreír—. Me lo merecía. Me alegra ver que influí en algo en tu infancia.—dijo orgulloso.

—Fue Mickey quien me enseñó a pelear, no tú, imbécil.—dije molesta empujándolo para poder pasar. Mickey me miró desde el sofá, bufó al verme antes de volver a mirar la tele. Me puse frente a esta haciéndolo bufar.

—Iré al bar.—dijo Terry serio antes de largarse. 

El silencio ocupó el lugar y Mickey no me miraba. Cogí aire antes de sentarme a su lado en el sofá y mirar la tele.

—¿Quieres hablar de ello?—pregunté en un susurro.

—No sé... no sé que le pasa últimamente—susurró—. Hay días que está eufórico y hay otros que... que no se levanta de la cama. No sé si es por mi o—

—Hey, no es por ti—dije de inmediato haciendo que me mirase—. Sea lo que sea que le pasa estoy segura de que tú no eres el culpable.—dije seria.

—Yo sólo... quiero que esté bien.—dijo en voz baja.

—Estará bien, Mic. Haremos que esté bien.—dije seria.

Me levanté al oír el timbre y me sorprendí cuando vi a Gideon entrar como si nada.

—Te dije que—

—Esperara en el coche, lo sé—me cortó—. Pero Mickey es tu amigo y si él es importante para ti quiero que sea importante para mi.—

—Yo... no sé qué decir.—dije bajando la mirada. Él se acercó a mi y me levantó la barbilla para que lo mirase.

—No tienes que decir nada, Raina. Dejaremos la cita para otro día, ¿vale?—dijo sonriéndome, yo asentí.

—Gracias, Gideon—dijo Mic sorprendiéndonos a ambos—. Por... querer apoyarme o lo que sea.—dijo desviando la mirada.

—No hay de qué, tío—dijo acercándose a él para ponerle la mano en el hombro—. ¿Qué os parece si veis una peli mientras os cocino algo?—dijo abriendo los brazos con una sonrisa.

—Por mi bien.—dijo Mickey encendiendo la tele. Rodé los ojos divertida y me senté a su lado mientras mi chico iba a la cocina. Mickey me miró y yo le devolví la mirada.

—¿Qué?—dije riendo.

—Es un buen chico, Raina.—dijo serio.

—Eso ya lo sé, Mickey.—dije confundida.

—Pues no le hagas daño, ¿vale?—yo fruncí el ceño—. Quiero decir que... debes olvidarte de Ares, por completo.—

—Mickey, soy adulta y sé que Ares no me corresponde, lo he superado, ¿vale? Gideon es genial y merece todo de mi.—dije seria.

—No sé si Gideon es genial porque no lo conozco y tú tampoco lo conoces realmente pero... si te trata bien, entonces, lo acepto, ¿vale?—

—Vale, Mickey, vale.—dije suspirando y apoyándome en su hombro. Su cabeza se apoyó sobre la mía.

Fuck the Gallaghers (Shameless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora