Ya iban a irse. En poco tiempo, Marco se marcharía e irían al distrito Amarillo: el más frío de todos. La nieve estaría por todos lados, habría chocolate caliente y todos estarían contentos.
Excepto, claro, porque Queenie estaba enojado con él.
«Qué mierda», pensó. Él sacudió la cabeza, allí sentado en la terraza de su casa. Podía ver el edificio en el que vivían James y Sirius a la distancia, con las luces encendidas.
Allí, por esa pequeña luz amarilla, vio la sombra de su amigo.
«Mi amigo...
Él seguro debe odiarme.»
Rió con tristeza y algo de frío. Su manta de lana no tapaba sus pies, y al ser de noche y en pleno invierno, claro que hacía más frío debido al rocío.
Todavía se preguntaba cómo Sirius había descubierto su enfermedad, la cual estuvo meses ocultando con esmero. Guardando cada papel y documento debajo del colchón, para que el pelirrosa no lo viera. Ignorando llamadas del hospital cuando él estaba en su casa. Siguiendo con su vida como si no pasara nada.
Faltando a las citas con los médicos, solo para parecer sano con Queenie.
Suspiró una vez, aquello era una mugre.
Él en serio pensaba declararse, pero por culpa de un traidor que hubiera por allí, quien sabe quién era; no pudo.
Jacobo había salido por la ventana, y algo alegre por la separación de Sirius y su hermano, sonrió y le extendió una lata de cerveza al rubio. Se sentó a su lado, y miró a la nada junto con él.
Oh, pero Marco no estaba mirando la nada.
No, claro que no.
Marco estaba admirando a su Queenie, allá, muy lejos de él, doblando ropas junto a la ventana, sonriendo al ver las prendas relucientes.
«Mi Queenie...», sus ojos se aguaron, sus comisuras bajaron, «siempre tan amante del orden.»
Una lágrima solitaria se pasó por sus mejillas. Tosió por el frío, o creyó que fue por eso. Se limpió esa gotita de agua salada, pensando, sintiendo, soñando con los ojos abiertos. En su imaginación, él se había declarado exitosamente y estaba demasiado ocupado siendo feliz como para prestarle atención al resto del mundo.
Pero en la vida real, el pecho le dolía con fuerza y sus ojos estaban rojos por haber llorado todo el día en distintos momentos de este.
Jacobo notó aquella tristeza, y algo fastidiado, habló.
──Ouh, vamos, ¿sigues mal por ese idiota? ──trató de ser bromista── Déjalo así, hermanito. Ya se va a dar cuenta de lo que perdió por su berrinche de niño pequeño ──rió.
Él rió solo.
Marco ni siquiera parecía estarlo escuchando. Se quedó ahí, quieto, de piernas juntas y apretando su pecho contra ellas, envolviéndolas con los brazos y ocultando ahí su cabecita rubia.
Jacobo estaba molesto.
Todavía sin el pelirrosa cerca, seguía pensando en él.
En cambio, Marco no estaba pensando solo en Queenie. Pensaba en él, claro. «Cada jodido minuto de cada jodido día», pensó con verdad. Pero, también estaba pensando en lo sucedido. En cómo una simple mentira parecía haber arruinado todo.
Se sentía fatal, completamente arrepentido.
Completamente analítico.
──Fuiste tú, ¿cierto? ──el menor preguntó de la nada.
Jacobo rió con los nervios de pies a cabeza. Intentando verse despreocupado, sonrió cual ignorante.
──Pff, ¿de qué hablas? ──dijo sin más, haciéndose el tonto──. Bro, soy ajeno a todo esto. No me...
──¿Por qué harías algo así? ──interrumpió──. No soy tan tonto como piensas, Jacobo. Sé unir puntos. Queenie estaba super contento hasta que alguien le dijo de mi mentira. No tenía su celular y solo tú estabas en la casa aparte de nosotros ──dedujo.
El castaño sonrió asintiendo. Vaya que su hermanito había crecido.
──Bien, me atrapaste ──fresco, el mayor le restó importancia──. Como sea, te hice un favor.
Él no parecía interesarse.
Indiferente, apático y más.
──¿Por qué? ──cuestionó. El más alto sabía exactamente a lo que se refería.
Su expresión cambió por completo, tanto que parecía otra persona. Ya no era el Jacobo divertido y un hermano modelo a seguir que se preocupaba por los demás. Más bien, parecía furioso y distante. Imponente, él apretaba la mandíbula, conteniendo toda su ira.
──Tú me dejaste de lado. ──habló él con un tono que haría que el alma de cualquiera de escapara.
Sin embargo, el alma de Marco ya se había ido.
Estaba por ahí, en algún lado, admirando a Sirius desde cerca, besando sus ojos, mirando sus labios, haciendo todo lo que Marco no podía hacer.
──No te dejé de lado ──dijo sin más, aún inexpresivo y sin verlo a la cara.
──¡Claro que lo hiciste! ──exclamó enojado──. Pudimos haberlo tenido todo, tú y yo, juntos, de niños hasta ahora. ──una mueca de tristeza estaba en su rostro, con sus grandes ojos ya cristalizados, y su boca formando un puchero.
Esa expresión cambió igualmente en cero segundos, se puso seria y volvió a su ira inicial.
Todo cuando vio al pelirrosa en aquella ventana.
──Pero... ──continuó cual villano explicando su cometido── Lo elegiste a él... Y mírate: ──carcajeó malévolo── Ahora estás solo. ──se levantó en aquella terraza, mirándolo con pena.
Esperó unos segundos, y después volvió a hablar:
──He visto que has tirado todos tus paquetes de cigarros, incluso los gruesos y los que tenían marihuana ──habló algo decepcionado──. Por favor, dime que no los dejaste por él ──burló.
Al no recibir respuesta, decidió irse. Y antes de entrar por la ventana a la casa, y marcharse a su cuarto, oyó la voz de su hermano quebrada.
Rota, tortuosa, derrotada.
──Estaré limpio para Queenie. ──fue lo único que dijo cuando más lágrimas hirientes y cálidas cayeron por su rostro, como explorando hasta dónde podían llegar, mientras él solo veía a su mejor amigo a través de aquella ventana.
Jacobo negó con la cabeza.
Era un caso perdido.
──¿Y es mejor que las drogas? ──preguntó antes de cambiar de aires, dirigiéndose a su cuarto para luego no volver.
Y en ese momento, cuando Sirius apagó las luces de su apartamento, y Marco por fin estuvo solo, sintió un pinchazo en el tórax.
──Es mucho mejor que las drogas ──pronunció con lentitud, dejando que su corazón llore, mientras que cierto castaño sonreía por la respuesta.
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Bailando con una estrella (BL) | ✔
Romance❝La historia de cómo perdí la vida, cuando él dejó de respirar, y por fin, cumplió su sueño. Marco Vitale se había convertido en una estrella. Y entre todas esas luces, estaba él. ❞ ━━━━━━━ Marco Vitale es un joven con una ligera adicción por el cig...