13 | Algo... Difícil de tratar.

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──Estoy para aconsejarte, pero esto es ridículo ──rió James──. Soy tu gemelo, no tu espejo. ¿Qué creíste? ¿Que te diría cómo te sientes TÚ? ──bromeó al darle una mordida a su manzana roja── La verdad, eres ridículamente molesto cuando te gusta alguien ──quejó con la mirada perdida en la ventana.

──No me gusta, deja de decir eso ──negó, volteando hacia un costado con molestia──... No me gusta, ¿verdad? ──se cuestionó en un tono preocupado.

──¿Quieres que yo te responda según lo veo? Qué va, claro que no, hombre. Solo hay un charco de baba en el suelo con el que escribiste su nombre en cursiva ──rió──. Sirius, es lindo eso. ¿Sabes? Tú antes...

Había desviado la mirada, ¿por qué había desviado la mirada? No tenía sentido.

──¿Yo antes... Qué? ──curioseaba con ciertos nervios.

James tomó la decisión de decirlo, de todas formas, le veía la vuelta, tenía por seguro que estaría bien.

──Pues...──comenzó a hablar, inhalando calmado, exhalando vigoroso── Cuando vine aquí, después de que papá decidiera que me mudaría contigo y te viera de nuevo, me pareciste algo... ──no hallaba las palabras correctas, una gota invisible de sudor pasó por su frente. Cielos, qué difícil era hablar── Algo... Difícil de tratar.

──¿Por qué eso?

El de ojos verdes divagó con la mirada por la cocina de verdes paredes en su casa, mientras sostenía con ambas manos su taza de café. La cocina de su trabajo era cómoda. Aquel sábado por la mañana todo estaba calmo, lo cual él amaba. Sólo esperaba que James no arruinara el momento con algún comentario innecesario.

──No querías ni verme ──dijo obvio──, te molestaba mi presencia, no tenías amigos cercanos aparte de Marco, no querías hablar... Con nadie, en realidad, excepto con él. Ahora que he visto cómo su relación avanza, quizás, no lo sé, tú también estés avanzando ──alentó──. Has cambiado mucho. Ahora estás más abierto a sociabilizar, y a, pues, a querer ──sonrió un poco, pasando su mano de cortas uñas por su cabellera bordó, alborotando sus lacios cabellos──. Siento que ahora... Estás más dispuesto a quererme, a querer a la gente ──le contó al mirarlo a los ojos──... Tú... ¿Ahora quieres a la gente?

Esa duda fue buena, más no sentía que podría responderla. Tenía toda la razón, Sirius nunca había sido alguien social, alguien hablador, público, imprudente. Siempre había optado por ir del otro lado de la sociedad, alejándose, siendo un ermitaño al derecho y al revés.

──Realmente no creo ──dudó al contestar. ¿Quién sabía lo que sentía Sirius Minho?──. Es complicado de contestar... Pero, James.

──¿Sí? ──respondió el pelirrojo al terminar su manzana.

──Yo sí te quiero ──dijo.

James no supo reaccionar. Miró al suelo, suspiró y cerró los ojos con paz. Para Sirius, a veces él parecía un adulto, siempre con su ceño fruncido, con su autoridad y su gran espalda moderadamente fornida.

──Es la primera vez que me dices que me quieres ──suspiró con alegría y plenitud, como un padre orgulloso──. Sí que has cambiado.

El de verde en su mirada observó al de negros ojos, sin duda, tenía razón de nuevo.

──Ahora... ──puso sus brazos acomodados sobre la mesa que los separaba, y apoyándose con algo de picardía, preguntó:── ¿Cómo se lo dirás a él?

──No lo sé... ¿Has estado haciendo ejercicio? ──curioseó al notar que de brazos cruzados, a James se le notaban músculos.

──Oh, hm... Sí ──rascó su nuca──. Estoy saliendo con alguien. Creí que le gustaría que yo fuera más, pues... Sexy. ──admitió. Sirius abrió los ojos con asombro.

──¿Le conozco? ──fue lo único que preguntó. No debía meterse en la vida privada de James. Por algo no le había contado hasta ahora.

Asintió.

──¿Me agrada?

Negó.

──¿Te agrada?

James sonrió. Con ligereza, de nuevo, dando aires a padre.

Asintió.

Ahora Sirius sonrió.

──Entonces, está bien por mí.

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Bailando con una estrella (BL) | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora