51 | Te ríes tan bonito...

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«Para empezar, no sé cómo decírtelo. Sabía que oirías esto, el problema es que no sabía cuándo. Espero que no haya pasado mucho tiempo. Imaginarte mi cuerpo en putrefacción hablándote debe ser escalofriante.

Aún así, considero que eres lo suficientemente inteligente como para no dejar las grabaciones y las cartas en en hospital.

Oh, espero que no lo hayas hecho, sino, ¡Hola, extraño o extraña! Qué penita siente mi espíritu ahora mismo.

Creo. No sé. No he conocido a mi espíritu.

Bien, Queenie. Hice estas grabaciones pensando en que las oirías, así que si no eres Queenie, búscalo y dáselas. Anda, te dejaré unos segundos para que pongas pausa y busques a Queenie. Te diré cómo es: pelo rosa, sexy, alto, sexy, con unos ojos encantadores, sexy, y es posible que tenga brillo en el lagrimal.

En fin, ahora sí.

Hola, Queenie.

Hice estas grabaciones narrando las cartas, en su principio. Sé que si oyes esto es porque los esfuerzos de los doctores no fueron suficiente. Supongo que es feo tener que oír mi voz, o es hermoso, depende de lo que sientas ahora.

Pero... Creí que sería lindo tener más que palabras en los ojos. Creí... Creo... Que te gustaría poder oírme decir todo lo que no pude decir en vida. O quizás yo estoy ahí junto a ti y todo salió bien y estoy...

Y estoy bien. Me gusta pensar en ese futuro.

Este es el audio cero. Hay uno, dos, tres y hasta veinte, pero este es el cero. Este no es una narración, es una anécdota.

Hace meses, escribí una canción sobre ti.

Hablé de tus dulces ojos, que me recuerdan al pasto.
Hablé de tus manos, las cuales sólo quiero que me toquen una vez más.
Y hablé de tu corazón, que está enlazado con el mío.

Pero no la terminé, así que me puse a oír música aquí en el hospital, y una canción me hizo reflexionar.

Sé que estás llorando. Pero necesito decirlo.

Estoy tan asustado.

Pero, si me quedaran solo cinco minutos de aire...

Decidí qué hacer. ¿Tú qué harás? ¿Dejarás que el pánico te domine?

¿O correrás por tu vida?

¿O tomarás mi mano y te quedarás conmigo?

Quiero abrazarte, y besarte, y no soltarte más.

Estoy muy asustado todo el tiempo, aunque ya me mentalicé. Me da miedo dejarte y que me olvides, y que cada suspiro y palabra que solté por ti se vaya cuando ames a alguien más.

Quiero que seas feliz, pero me asusta tanto saber que no será conmigo y no poder evitarlo.

Quiero estar ahí cuando tengas hijos, quiero dejar de llorar como un imbécil con una grabadora de audio en el celular mientras enfermeras pasan y fingen que no me oyen. Siento pánico, y quiero correr por mi vida, pero ya elegí quedarme aquí, y tomar tu mano.

Si tuviera solo cinco minutos más de aire, los usaría en lo mismo.

Sé que estás llorando, y está bien.

Estoy aquí. Siempre estaré aquí, aunque no me mires. Cuidaré de ti, y de Jacobo, y de tus hijos, y de los hijos de Jacobo.

Siempre quise hijos, ¿sabes?

Quería llamarlo como yo, pero "Junior."

Marco Javier Junior.

Qué pésimo nombre.

En fin, ya llegará la enfermera contigo. Estoy esperándote, viendo la puerta. Si todo sale bien, espero que oigas esto conmigo cerca y te rías. Sé que lo harás, es vergonzoso, pero tengo miedo.

Solo quiero cumplir mis metas y así poder descansar, solo... Necesito más tiempo.

Quería ser una estrella, Queenie. Pero creo que esa meta ya fue reemplazada por una nueva.

¿Sabes cuál es?

Dar mi último suspiro a tu lado.

Ya no quiero ser una estrella, Sirius. Conocí a una.

Cuando teníamos doce años, y hubo un baile al acabar la primaria, ¿recuerdas que bailamos? Aunque todos nos estuvieran viendo, y aunque estuvieras algo inseguro, tomaste mi mano y bailaste conmigo.

Sirius, estoy completamente enamorado de ti. Ese día me di cuenta. Cada sonrisa, cada sonrojo, todos eran por ti. Mi corazón se agita por tu culpa y necesito demostrarlo. Quiero besarte mil veces y que me recuerdes siempre.

Me hubiera gustado tener más tiempo...

(...) Bah, ¿para qué me preocupo? Todo va a salir bien. Así que... Debo calmarme. Uff, los nervios.

━¡Hola, Marco! Te traje unas galletas...

Llegaste. ¿Te oíste?

Qué bonita voz. Quisiera oírla todas las mañanas.

━¿Qué haces?

Te ríes tan bonito, Queenie Minho, que ya no tengo miedo.»

Se cortó la grabación.

Y una aguda hoja de daga rebanó el corazón de Sirius en mil pedazos.

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Bailando con una estrella (BL) | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora