17 | Una promesa.

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Sirius abrochó su camisa negra, para luego ponerse la polera verde oscuro y el sobretodo beige encima. Acomodó sus aros, se puso crema humectante, colocó un poco de brillo en sus ojos, y se miró al espejo.

Quitó bruscamente el brillo. Eso era demasiado.

Era primero de junio, hacía frío allá afuera. Volteó a mirar a James, quién sólo pudo sonreír hacia él.

──Vuelves antes de las once. Y nada de besos. ──ordenó, creyendo que tenía autoridad.

──¿Disculpa? ──rió su hermano menor.

El pelirrojo tragó saliva, serio, observando la ropa de su gemelo. Acercó sus manos al cuello de Sirius, y acomodó las telas de este. Se sintió nostálgico, y con algo de tristeza por el momento, optó por hablar.

──Nunca tuve un padre presente ──expresó──. Cuando mamá y papá nos separaron, no tuve opinión. Te extrañé, claro, pero decidí no decirlo e ignorarlo... Cuando nos volvimos a ver... ──puso su mano en la mejilla del ojiverde, quien exhaló con calma por su nariz── Ya era todo distinto. Yo... Le prometí a papá que te cuidaría ──el de gabardina amarillenta frunció el ceño, no confundido, sino entristecido.

Sus padres no habían sido gente presente. Decidieron que al separse sería mejor apartarlos a ellos también y vivir alejados, para así darles distintas oportunidades y toda su atención a cada uno individualmente. Esto había ocasionado que apenas se recordaran, rompieran sus lazos y quedaran como hermanos solitarios, distantes y desconocidos.

──Me gustaría ser el hermano que no pude antes ──lamentó para sí mismo.

Sirius tomó su rostro con sus manos, e inclinó la cabeza hacia un costado. La pena lo invadió de pies a cabeza. Cielos, eso era tan feo de oír.

──No fue nuestra culpa ──garantizó.

──Sentí que lo era... Yo... ──hizo una pausa──... No me resistí, ¿sabes? ──su mirada decidió ignorar la del menor, quien estaba atento a lo que sucediera──. Pude haber molestado y quizás podríamos haber hecho algo al respecto, pero no lo hice.

El rostro de James era todo un dilema. En general, ambos hermanos se mostraban inexpresivos, mas esta vez, se notaba a yardas el arrepentimiento del de ojos azabache.

──James, está bien ──lo rodeó con los brazos y se unieron en un cálido apretón. Inhalando calmos, exhalando pacíficos──. Ya pasó, estamos aquí ahora ──le sonrió con alegría, mirándolo a los ojos, a lo que el pelirrojo solo pudo volverse a juntar en un abrazo.

Había extrañado tanto a su Sirius, el antiguo Sirius, aquel que de niños lo cuidaba y amaba, que olvidó que seguía ahí, solo que escondido en su interior.

Aquel pequeño chico que adoraba ver las estrellas en las calurosas noches de verano, comiendo algún dulce y olvidándose del mundo entero.

Lo extrañó tanto, tanto pero tanto, que lo dejó de abrazar después de varios minutos.

Lo extrañó tanto, tanto pero tanto; que decidió nunca más dejarlo ir.

«━No me iré, Sirius ━había dicho esa vez cuando el menor tuvo una pesadilla, abrazando su manita con todo el cuerpo, quedándose sentado junto a su cama, agachadito en el suelo.

━¿Lo prometes? ━lloró él.

Y ahí, James sonrió.

━Lo prometo.»

──Desearía haberlo cumplido ──susurró en aquel abrazo──. Desearía, desearía haberme quedado.

Entonces, Sirius se separó, y le sonrió.

──Él me cuidó bien ──aseguró, pensando en Marco.

──Lo sé ──asentía, volvió a abrazarlo, y ahí dijo:──. Espero que lo siga haciendo ahora.

Sí, esperaba eso.

Y si tan solo hubiera sabido lo que vendría, no habría tenido esas expectativas.

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Bailando con una estrella (BL) | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora