6. Me mentiste

603 48 0
                                    

Lo que llaman un amor desastroso.

Capítulo 6: Me mentiste

—Lía Sellers—

—Te dije que mi hija no podía tener contacto con nadie de su pasado, y así permitiste que Lía estuviese con Berni. Y como si fuera poco, estuvo con los que eran sus amigos y la enferma de Betsy —escucho con claridad la voz de mamá, se escucha tan furiosa. En todo este tiempo no la había escuchado expresarse tan mal de alguien—. Busca la manera de alejarla de esa gente, no quiero saber que están juntos, y así no me lo digas, la tonta de Judith me lo dirá. Si estás con Lía es porque...

—Déjala cerca de su hermana, Berni no le hará daño —la interrumpe Alejandro—. Lía no es culpable de tener unos padres tan mierda como lo eres tú y el respetable señor Sellers, que no es más que una basura vestida con traje y corbata. Te advertí que no le iba a hacer daño, y no puedo alejarla de su hermana cuando no tienes idea las veces que ha llorado intentando recordar su pasado, un pasado donde no estoy yo.

—¡No seas tan patético! Tú sabías perfectamente que en este juego no podías meter sentimientos, ¿lo recuerdas?

—Sí, pero...

—Pero te enamoraste de Lía —termina por decir mamá—. Yo no te pagué la universidad entera para que me salgas con esto, y si no fuera por mí no tendrías el trabajo en la editorial. Te dije muchas veces que no te dejarás engañar por la cara bonita que tiene mi hija, pero que va a entender un inepto como tú.

—Ya no voy a seguir en este juego, el trato era hacerme pasar por el esposo de Lía unos meses, porque tú sabías que después del accidente algo iba a pasar, y gracias a esos medicamentos que le daban ella está así.

«Qué medicamentos».

—Hazle como sea, pero sacas a Lía del país y después te desapareces. No voy a perder todo lo que tengo por esa estúpida que me tocó por hija. Ya intenté acabar con ella una vez, y dos veces no me quedaría grande, solo que ahora no fallaría.

—¡Déjala en paz! ¡Cuál es tu maldito problema con Lía! —oigo el grito—. Ella solo se enamoró, eso no es un pecado.

—Sí es un pecado cuando te enamoras de alguien de tu mismo sexo. Yo eduqué a Lía para que fuera grande, tuviera a los hombres a sus pies, ¿y qué hace la muy tonta? Se enamora de su mejor amiga —hay un sepulcral silencio—. Mátala.

—No. Yo la amo.

—¡Me vale si la amas!

Del resto ya no puedo escuchar nada más, unos pasos me hacen saber que mamá va a salir. Subo corriendo a la habitación, y por un instante cierro mis ojos. Parece que ya había vivido algo similar, a mi mente han llegado recuerdos de una conversación que tuvieron mis papás, y otro señor que no lo recuerdo muy bien.

Llevo meses viviendo una mentira, ¿quién es Alejandro? ¿Por qué se prestó para esta farsa? ¡Joder! Esos chicos no estaban mintiendo cuando me dijeron todo aquello, y yo dudé de ellos. Estaba segura de que mi mamá no podía fallarme, y menos el chico con el que vivía. Es que no entiendo nada, Alejandro no ha sido malo conmigo, aun sabiendo que lo había comprado mamá.

Sin ganas de soportar mis ganas de llorar me tiro en la cama, tengo coraje de no saber qué demonios ha pasado todo este tiempo. Esta no es mi vida y tengo tantas preguntas y no tienen contestación. Quiero recordar lo que fui antes de ser una chica sin memoria. Si no hubiera escuchado la conversación de mamá y Alejandro, estuviera engañada. Dejo salir un llanto ahogado, me está matando no saber todo de mí, no me siento yo.

—¿Quién eres realmente, Lía? —me digo al mirarme al espejo—. ¿Quién eres?

Escucho que alguien viene, y sé que es Alejandro. Termina por entrar con sus ojos rojos, y no tengo idea si hará lo que mamá le dijo. Es tan mentiroso como mi supuesta familia.

Lo que llaman un amor desastroso. [#2] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora