Lo que llaman un amor desastroso.
Extra del capítulo 22.
—Narra Mafe—
—Discusión de Melissa y Mafe—
No puedo describir el miedo y la sorpresa que siento al mirar aquí a Betsy, si Melissa la llega a ver cerca de mí, me matará a golpes. Para nadie es un secreto que le temo, desde que me vine a vivir con ella me ha maltratado, y en parte es mi culpa, por permitirme seguir a su lado después que me marcó en la cara.
Fui una estúpida al pensar que a su lado estaría bien, y que me haría olvidar lo que sentía por Betsy. Lo único que he conseguido es que me golpee cada vez que le da la gana y haga conmigo lo que quiere cuando tiene ganas de tocarme. Me da asco que me toque, es tan brusca conmigo que me lastima, y si me niego me terminará por golpear.
Más de una vez he terminado en el hospital por soportar sus golpes, y luego me dice que cambiará y yo caigo redondita como la estúpida que soy. Hice mucho daño, y lo estoy pagando con creces.
—¿Y ese milagro que estás aquí en mi casa? —abro la puerta, y miro para todos lados, no quiero que venga Melissa y la vea aquí. Ya traigo un golpe en la cara porque me demoré en la tienda y pensó que yo estaba coqueteando con el chico que atiende. Me pone nerviosa estar cerca de Betsy, y que Melissa se le ocurra llegar—. Betsy, no quiero tener problemas con mi novia, y si sabe que estás aquí me puede ir muy mal.
—No deberías dejarte de ella, mira como estás golpeada, ya no eres la chica que conocí, tu novia acabó con todo —toma mi cara entre sus manos y me quejo de dolor, el golpe que tengo en la frente todavía me duele. Está recién—. Aléjate de esa chica, te puede matar.
—Melissa me quiere, y no la dejaré. ¿Tú más bien qué haces aquí? Vete antes que me metas en problemas.
«Claro que no me quiere, cada día me hace daño y no tengo idea cómo salir de este maldito infierno. Por favor ayúdame»
—Lía está desaparecida, sospechamos que sus papás tienen que ver. Necesitamos tu ayuda, que te acerques a ellos y trates de saber algo que nos de con el paradero de Lía.
—Olvida que te voy ayudar, no me meteré con los Sellers, y menos para ayudar a Lía. Nunca fuimos amigas, y no vale la pena ayudarte —me echo hacía atrás y me agarro de la puerta. Creo que me orinaré del miedo que me da pensar que puede llegar Melissa—. Por favor vete.
—Hazlo por mí, si un día me quisiste.
Busco su mirada y toma mis manos. Está por hablar, y de repente veo a Melissa a unos pocos pasos de mí, y le quito mis manos con rapidez.
—¿Qué hace esta vieja aquí, y por qué te tiene que tomar de las manos? —su sola voz me llena de pavor—. ¿Eres tonta o qué? Te pregunté algo y estás como idiota mirándome la cara.
—No tienes que hablarle de esa manera, no estamos haciendo nada malo, si vine es…
No la deja terminar de hablar, y la interrumpe:
—Es porque sabes lo fácil que es esta maldita perra. Entra, no tienes que hacer nada aquí —señala a Betsy—. Y tú te largas.
—Ya bájale, ¿no? —Melissa se queda viendo a Betsy sin una gota de gracia—. No tienes por qué ser tan grosera con Mafe, o conmigo. Podrías respetarnos.
Toma del brazo a Bet y la deja en la mitad de la calle. La veo forcejear, pero Melissa tiene el doble de fuerza que puede tener ella.
—Aléjate de mi mujer, o te juro que no te la vas acabar.
Betsy logra soltarse.
—No me amenaces.
Me llevo la mano a la boca cuando Melissa le tira una bolsa de harina que trae en sus manos. Me toma del brazo y me entra a la fuerza. Lo primero que siento es una fuerte cachetada que me hace ponerme la mano en la mejilla por el ardor.
—¡Eres una fácil! —me vuelve a pegar.
Miro el rostro de Melissa y siento miedo de ver el coraje reflejado en el. Está claro que no le gustó ver a Betsy cerca de mí. Siempre ha pensado que soy muy fácil, y que a la primera ya me metería con alguien más.
—Ven aquí —no me muevo, y no porque no quiera, sencillamente mis pies no dan para moverse—. ¿Eres estúpida?, que vengas aquí.
—Tú me harás daño, no me has dejado explicarte que… —no me deja terminar de hablar cuando me aprieta del brazo haciéndome gemir de dolor. Me da miedo que me haga daño—. No me vayas a golpear, yo no estaba haciendo nada malo.
—¿Sabes que eres una puta? —me pellizca, y trato de alejarme, pero me toma del cabello—. Deja de huir de mí, primero te follas a tu ex novia, y ahora tienes miedo. ¿Lo hicieron en mi cama? ¿Te gustó recordar cómo te lo hacía?
Con cada pregunta aprieta su agarre en mi cabello, logrando que sienta dolor.
—Me estás haciendo daño —susurro llena de miedo—. Yo no estaba haciendo nada malo, ella me pidió ayuda porque su novia está desaparecida.
—¡Deja de mentirme! —me empuja, y caigo en el suelo golpeándome el brazo, trato de levantarme, y me da una patada en el estómago. Me toma por el cabello y me levanta pegándome contra la pared y trata de besarme, pero la muerdo, y me golpea—. Vas hacer mía, borraré las caricias que te han dejado todas las chicas con las que me has puesto el cuerno, por zorra —me hace golpear la cabeza con la pared—. ¡Eres una maldita zorra que se acuesta con lo primero que te haga olvidar lo mierda que eres!
—¡Deja de tratarme como si no te importara! —la empujo—. Desde que me metí contigo nunca he estado con nadie, si tú me secaste el alma, me has jodido la vida.
Voy subiendo las escaleras y me jala de la blusa haciéndome golpear cuando caigo al suelo. Se me sube encima, y trata de quitarme la ropa a la fuerza, pero no me dejo. Empieza a darme cachetadas, y a lo último la empujo, se golpea con uno de los escalones, y creo que ha quedado sin aire.
—¡Vuelve aquí, maldita! —me grita cundo ve que voy saliendo!—. ¡No me puedes dejar!
—¡Vete al diablo!, ya me cansé de tus maltratos y me harté de ti. ¡Estás loca! —me desahogo—. Iré ayudar a Betsy, ella sí me necesita.
—¡No puedes irte con esa tipa!, yo te amo.
—Esa chica me ayudará a estar lejos de ti. Ya me cansé de vivir en mi propio infierno, por querer olvidar a alguien cometí el peor error: buscar amor en alguien cargado de odio, como lo eres tú.
—Si te vas me mato.
—Tienes muchos cuchillos en la cocina, y que sea directo al corazón para que duela menos.
—¡Perra! ¡Te mataré, tú eres mía!
Ignoro sus gritos y salgo corriendo de la casa, necesito ayudar a Betsy para que me pueda sacar de aquí. Nunca he tenido una buena relación con Lía, pero puedo ayudar, y es mi boleto de salida. Cuando la declaración de la violación desapareció, los papás de Lía me dijeron que no podía decir nada porque nada bueno me iba a pasar. No puedo negar que nunca me cayó bien Lía, pero nunca quise participar en su violación, y era ella o mi familia, y no podía elegirla a ella. Mucho menos cuando la vida de Betsy estaba de por miedo también.
(….)
Siento nervios que los señores Sellers se puedan dar cuenta que estoy en su casa para sacarles información acerca del paradero de su hija. No sé si son nervios por todo lo que pasó hace un rato, y después de gritarle a Melissa que no la amaba, y que ella me amenazó, o es que me da pavor salir con los pies por delante de aquí.
—¿Y a qué santo le debemos el honor que tú estés aquí? —el señor Sellers me pasa un trago, y roza mi mano—. Pensé que te habías olvidado de nosotros.
—Deja de coquetearle, le gusta la carne fresca, no la vieja y seca como la tuya —dice la señora—. ¿Qué buscas en mi casa? Nunca vienes por aquí.
—Todos están hablando del secuestro de Lía, parece que la estúpida es muy importante para todos, y más para su grupo de amigos —omito decir lo que pasó hace unos minutos con Betsy, si ellos son culpables se darán cuenta que vine a buscar información—. Esta vez se lucieron, nadie sospecha de ustedes. Espero la hagan sufrir.
«Qué nervios».
Ambos se miran la cara y el señor se echa a reír.
—Es que nosotros no tenemos que ver con el secuestro de Lía —habla el señor, y parece muy seguro—. Parece que no somos los únicos que la queremos ver mal.
—Tal vez no tengamos que ver, pero ten por seguro que nos alegra el sufrimiento que deben sentir sus amigos, en especial Berni —su sonrisa me deja ver que ella sí tiene que ver con lo que pasó—. Es que deben estar mal. Partida de enfermos. Como tú —me señala—. Terminaste viviendo con una machorra, eso sí es vergonzoso.
—¿Entonces ustedes no tienen que ver en ese secuestro? —quería sonar normal, pero eso sonó como una pregunta—. Digo, para ustedes ella es lo peor.
—¿Por qué tanto interés? Cuidado y eres una soplona.
Ay Dios, la señora Dallas se dará cuenta de todo.
—Ningún interés, simplemente me alegra todo lo que le pase a Lía. Después de todo ella me destruyó.
No podía seguir aquí, lo menos que quiero es que se den cuenta que estoy ayudando a los chicos. Ya me quedó claro que la señora Dallas sí tiene que ver con todo esto. Le aviso a Betsy lo que está pasando, y tanto ella, como los chicos, piensan que estos dos sí tienen que ver con el secuestro. Yo cumplí ya con mi parte, y espero que Betsy haga lo mismo y me saque de la ciudad, ya no soporto un segundo aquí. Necesito alejarme, o Melissa acabará conmigo.
No tengo un solo peso conmigo, pero eso es lo que menos me interesa, me iré de la ciudad, y trataré de olvidar mi pasado, y lo que fui antes de llevar una marca en la cara, y cicatrices en el alma.
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Lo que llaman un amor desastroso. [#2] ©
DiversosDos mundos, dos caminos, y dos personas destinadas a estar juntas. Un pasado que no se olvida, una vida tan falsa, como la que parece la realidad, y una sola verdad. El reencuentro de dos almas perdidas, puede ser el despertar del diablo, y hasta el...