8. No es tu culpa

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Lo que llaman un amor desastroso.

Capitulo 8: No es tu culpa.

-Lía Sellers-

Vale, ya sé que estoy medio perdida de todas las cosas que han pasado, pero tampoco soy tan lenta, y claramente la cara de mi hermana es de asombro. Ella parece algo sorprendida por una chica que a aparecido: es la misma chica que me detuvo hace unos días y llevaba un piercing en su labio. ¡Keindy! Ahora sé su nombre porque las chicas lo han mencionado al saludarla, todos se ven felices de verla, a excepción de mi hermana que no ha dicho una sola palabra: solo está en silencio.

-Sigo sin creer que estemos todos juntos -insiste Irene-. Esto es para celebrar.

-¿Podemos hablar? -Keindy le da una pequeñísima sonrisa a mi hermana, ignorando el comentario de Irene.

-Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, ¿o sí? -no la deja hablar-. Desapareciste como una delincuente y me sales con que si podemos hablar. No tienes ni éxito.

-Berni -la regaño.

-Berni nada, tú no sabes cómo le lloré cuando desapareció -bien, yo no debí meterme-. No quiero hablar contigo, ya entre las dos todo se terminó el día que te largaste como una cobarde.

Sin decir nada más se aleja de nosotros, y detrás de ella Zhair. «Que alguien me explique qué fue esto».

-Discúlpala, ¿sí?

-Tienes que entender que desapareciste sin decirnos nada, y menos a ella. Berni ha sufrido mucho, al creer que Lía había muerto se refugió en el dolor, y al irte tú, se derrumbó -Betsy palmea su hombro, Keindy solo está en silencio-. Déjala asimilar las cosas, seguro te buscará.

-La conoces y sabes que no lo hará -Eydan parece no darse cuenta de su imprudencia, y todas lo miran-. Seamos sinceros, Berni no la va a perdonar así de fácil.

-Eydan tiene razón. Iré hablar con ella, así no me quiera escuchar. Chicos, yo sé que debí decirles por qué desaparecí, pero tampoco es algo fácil de hablar, y menos cuando...

-¡Betsy!

Una chica de melena castaña y ojos claros camina hacia nosotros, y no recuerdo haberla visto antes, pero parece que ella sabe de mí. Me mira de pie a cabeza. «Debe ser una de mis supuestas enemigas».

-¿Qué me miras? Ropa tuya no tengo puesta, y si vienes a verme con la misma cara de mustia que todos aquí -corto las palabras y me le acerco-, te puedes largar -dejo de hablar y me doy cuenta de que los chicos me están mirando, y comprendo que la chica no es alguien que me odie-. Supongo que las cagué, y que la chica no es enemiga de nosotros.

Sueltan una reverenda carcajada, y hasta siento pena de mí. Pero entonces pasa que Keindy es la única que se queda rígida mirando la cara de la chica que ha llegado. Que raro.

-Supones muy bien -me dice Eydan-. Ella es Evangelina, es una amiga de tu hermana.

-Chica del cuarto oscuro -bromea conmigo y sonrío sin saber a lo que se refiere-. Vale, me queda clarísimo que tampoco te acuerdas de ese día en la discoteca donde casi terminas teniendo orgasmos en público.

-¿Hice eso?

-Lamentablemente, sí -se ríe.

La veo mirar a su lado, y su cara automáticamente cambia. No sé por qué, pero parece que ha visto un espanto.

-¿Keindy?

Deja salir las palabras con tanta lentitud, que siento que demoró una eternidad. Tal parece que se conocen.

-Hablamos después, chicos. Iré donde Berni.

-Espera, debemos hablar -insiste Evangelina-. Sabes que debemos hacerlo.

-Me estás confundiendo. Según yo la última vez dijiste que estuviera lejos de ti y de todos, ¿te lo recuerdo?

-Solo no...

-Solo no querías que nadie supiera que yo era... ¡Mejor voy!

Corta sus palabras dejándonos más perdidos que nunca y nadie aquí parece saber qué fue esa conversación. Ellas se conocen, y parece que algo grueso pasó. Keindy solo se aleja de nosotros, y eso nos hace quedar perdidos, en especial a mí.

-¿De dónde conoces a Keindy? -interrogo-. ¿Por qué ella fue tan grosera contigo?

-Ella es...

-No es necesario que lo digas, parece que no es cómodo, y mejor no hablar de ese tema -gruño al escuchar al Betsy-. Tomate tu tiempo.

Díganme que la chica es una sapa, sin decir que lo es. Es que joder, cómo corta las palabras de la chica, ella nos iba a contar qué es de Keindy, o por lo menos qué relación hay entre ellas. ¡Pinche Betsy!

Había ido con los chicos a un café que está cerca de la universidad, ellos hablaban de muchas cosas y yo solo estaba sentada escuchándolos. Cuando me levanté y me vine creo que no se dieron cuenta, pero era incómodo para mí no saber de lo que ellos hablaban. Me sentí triste, y después de unos minutos entendí que no son culpables que yo haya olvidado las cosas.

Tengo muchos mensajes de Alejandro donde me pide que hablemos, y de mis papás intentando que les crea que ellos son buenos. Es que me siento tan estúpida por confiar tanto en personas que son una farsa, eso me ha traído puros líos. Quiero recordar lo que era antes de ese maldito accidente. Tengo algunas lagunas mentales, pero no son muy claras.

Escucho un golpecito en la puerta de la habitación, y me hago la dormida, ahora no quiero que nadie me diga nada.

-¿Lía, puedo pasar? -comprendo que ya está en la habitación, por sus pasos-. Te dormiste -su mano acaricia mi cabello, y escucho un sorbo-. Supongo que no me escuchas y por eso te diré algo: me está doliendo tenerte tan cerca y a la vez tan lejos de mí. Que no recuerdes nada de lo que tuvimos, duele, y no sabes todo lo que tengo que contenerme para no darte un beso o para tocarte -se ríe sin ganas-. La vida es muy caca y dolorosa.

-Y tú no sabes cómo me duele saber que me amas y que tal vez yo te amo a ti, y no lo recuerdo -hablo sorprendiéndola. Me siento en la cama con mis piernas en postura de yoga.

-Creí que estabas dormida -se acomoda dejando la cabeza en mis piernas, y se siente bien-. Esto de estar separadas no me gusta.

Le doy un beso en la frente, y sin durarlo, otro en sus labios.

-Lo siento -suavizo mi voz, y nos miramos-. No debe ser fácil para ti que yo no recuerde nada de nosotras.

-No es tu culpa, Lía Sellers Dallas.

-Te va a sonar muy loco, pero quiero salir a pasear contigo. No sé, que me saques de aquí y que me ría tanto que sienta que me voy a orinar en mi ropa

-Buena idea -se levanta de golpe-. Alístate, que hoy tendremos un día lleno de diversión, solo las dos.

La idea no está nada mal, prefiero salir con ella que quedarme aquí a lamentarme por lo que no soy, y no puedo recordar. Si Betsy quiere que me divierta, eso es lo que voy hacer. Ya está bueno de tanto sufrimiento, y creo que debo salir del hueco donde estoy hundida. Es la hora de salir al mundo y de recuperar todo los segundos de diversión que he perdido por culpa de mis papás. No más dolor.

Lo que llaman un amor desastroso. [#2] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora