Lo que llaman un amor desastroso.
Capítulo 9: ¿Me besas?
—Betsy Dallas—
Dicen que los pequeños instantes de la vida, son los mejores, y hoy lo confirmo. Ver a Lía reírse es como si el tiempo no hubiera pasado y ella y yo estuviéramos como antes. Si solo imaginara lo hermosa que se ve desde mi perspectiva, me demandaría. Ella es única en mi vida.
Se calla cuando me habla porque sus palabras suelen desarmarme. Tiene ese don perfecto, y solo con un beso puede calmarme. Quiero a Lía, y tengo miedo que no recuerde nada de lo que pasamos juntas. Quiero revivir momentos que no volverán jamás.
—¡Betsy! —El grito de Lía me trae a la realidad, y está arriba de un caballito, él se mueve y ella abre sus brazos, dejando que su cabello se mueva con la brisa. Tiene una sonrisa que parece de otro planeta, y es tan simple que no hay nadie como mi Lía—. ¡Ven aquí!
—¡Estás demente!
Sin dejar de reír me subo detrás de ella, y la rodeo con mis brazos, por unos segundos se tensa, pero después deja salir aire por su boca y se relaja. No puedo creer que nos estemos divirtiendo de esta manera, las dos parecemos niñas de cinco años que vienen por primera vez a una feria.
—Quiero un peluche, vamos a tirar —no me deja negarme cuando me toma de la mano y me lleva directo a los juegos de puntería. Empezamos a tirar con unos pequeños balones, y ninguna gana nada, pero esto sigue siendo divertido—. ¡Gané un peluche! ¡Lo gané!
Sus ojos se iluminan cuando le entregan un peluche en forma de jirafa, y ella lo pega a su pecho como su mayor tesoro.
—Eres tan hermosa, Lía —logro que me mire, no sonríe, solo tiene sus ojos justo en los míos—. Ni el álgebra de Baldor podría resolver lo que siento y pienso cuando te veo.
—Tú eres muy guapa y sexy —esta vez sonríe—. Quiero que sea tuyo —me coloca el peluche en las manos—, cuídalo porque será como nuestro hijo —aparta la mirada, y cuando me vuelve a mirar veo la intensidad de sus ojos miel. Cómo podría olvidarla si la chica tiene todo lo que me gusta en alguien—. ¿Me besas?
—¿Ah?
—Que si me besas.
—¿Estás segura?
—Ya cállate, y bésame, ahora.
Rompo con la poca distancia que hay entre nosotras, y al sentir sus labios unidos a los míos, es la sensación más cálida que he sentido jamás. Sus manos aprietan las mías, y movemos los labios en perfecta sincronización. Creo que nunca me dejarán de gustar los besos de esta chica, los amo y los deseo con locura.
Suelto una de mis manos para rodear su cintura, y sin abrir mis ojos siento los labios de Lía besar mi barbilla, y con sus manos aprieta mi cuello dándome la sensación deseo. Con mis dientes atrapo su labio, y ella hace lo mismo. El beso es tan lento que imagino que tenemos los labios hinchados. Siento un apretón en mi nalga, y nos separamos. Ella sonríe y hago lo mismo.
—Eso último es por dejarte tocar de esa chica con la que estabas en el baño.
—Y esto —la nalgueo— es por todas las veces que ese chico con el que vivías, te tocó.
—Tú que me conoces bien, tanto que hasta podrías describir quién soy, y yo que creo que te conozco, pero reconozco, que aún me falta más —acaricia mi mejilla—. Eres tú quien me ayudará a recordar todo lo que se me ha olvidado, y si no recuerdo nada, crearemos recuerdos juntas.
—¿No piensas que te haré daño?
—No. Ese día lo dije porque mamá me metió ideas locas.
—¿Y si mejor te dejas meter los dedos de mí?
—¿Mmm?
—Hazte la pendeja —me aprieta las mejillas y la tomo por las muñecas—. Y no vuelvas a responder como lo hiciste porque pienso que estás gimiendo, y no quiero hacer nada de lo que me vaya a arrepentir
—¿Mmm? —aprieta sus labios para no reírse—. ¿Mmm? ¿Ah?
—Quédate quita —le ordeno.
—¿Mmmm?
—No sigas con eso, ¡me excitas! ¡Todo de ti me hace querer follar y follar! —Me percato que he gritado lo último cuando me fijo que me están mirando, y Lía se burla de mí—. ¿Todos escucharon?
—Si te refieres a la parte donde decías que me quieres follar, pues sí te escucharon —me guiñe el ojo, y no quita la sonrisa burlesca de sus labios.
—Deja de reírte.
—No lo hago.
—Lo haces.
—Claro que no.
—Mírate.
—¿Mmmm?
—¡Chinga tu madre, Sellers!
(...)
Me siento tan excitada que ni siquiera la almohada que está en medio de mi entrepierna, logra hacer que se me baje lo que siento. Suena estúpido, pero Lía me ha excitado con su manera de molestarme, y si no me quito las ganas, terminaré loca. Me ruedo de un lado a otro sintiendo cómo los bordes de la almohada me rozan ahí.
Necesito bajar el calor que siento, y ya me he bañado y nada. Con la planta de mi mano hago presión en mi parte, y es inútil, eso ha aumentado mis ganas. Miro para todos lados y en mi escritorio no hay nada que me ayude.
—¿Betsy, podemos ha... ¡Oh, Dios mío! Qué haces con tu mano metida ahí —me saco la mano, Lía es tan dramática—. Me voy y vengo luego.
Me levanto y la alcanzo.
—Me haces excitar y después quieres huir como si nada —silencio—. Necesito que me ayudes, solo tú puedes calmarme.
—¿Quieres que te toque? —tan directa la niña.
—Sí.
—¿Ahí?
—¡Sí, Lía!
—¡No me grites! Y ahora por castigo te dejaré con las ganas —me deja sorprendida al hablar. Llega hasta la puerta y me mira—. Si te vas a tocar que sea en mi honor, yo estaré haciendo lo mismo en mi habitación. Tócate para mí, Betsy Blair.
—¡No me dejes así!
—¡Usa tus dedos!
Ya no puedo soportar la excitación que en mi interior desciende como gotas de agua. «Tengo que hacer algo». Busco en mi gaveta un vibrador en forma de labial, es pequeño y nadie lo nota. Como solo tengo una pijama de dormir, sin nada de ropa interior, hago a un lado el short y empiezo a introducir el juguete. No sin antes aplicarle lubricante.
—¡Ah! —Aprieto mis sábanas al sentir las vibraciones en mi clítoris. Me remuevo con cada corriente de deseo, y quiero gritar, a pesar de no poder.
—Sabía que te ibas a tocar.
Y verla de pie enfrente de mí, es lo que hace que mis ganas aumenten. Ella está desnuda y puedo apreciar sus senos muy firmes, y su cuerpo. Gimo más alto al verla pasar sus manos por sus senos.
—Ahora es mi turno, Blair.
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Lo que llaman un amor desastroso. [#2] ©
De TodoDos mundos, dos caminos, y dos personas destinadas a estar juntas. Un pasado que no se olvida, una vida tan falsa, como la que parece la realidad, y una sola verdad. El reencuentro de dos almas perdidas, puede ser el despertar del diablo, y hasta el...