Capítulo 14

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El día por fin cayó. Liam se encontraba medio aturdido en su sala, su cuerpo estaba totalmente tenso, fatigado, adormecido, quizá por los efectos de la nicotina que contenían los cigarros que fumó en la noche-madrugada, pero a diferencia de las miles de veces que lo había hecho, esta se sentía terrible. Es como si los efectos anti-estrés y laxantes que causaba siempre en él fumar, ahora se volvieran totalmente lo contrario.

Estaba, como casi todas las mañana mirando el techo, perdido en sus pensamientos, que a la vez se volvían nada. Pensó que salir a tomar aire fresco sería una buena idea, pero la flojera también lo consumía. La noche anterior no había cenado, no se había molestado en desayunar, y tan mal se sentía su estómago que no planeaba almorzar.

¿Cómo es que puedes vivir sin comer, Liam? Se preguntó a si mismo.

Deberías morir sin tanto royo.

En eso, el timbre de su casa hizo eco, uno muy malo que incluso lo llevó a tapar sus oídos mientras arrugaba la nariz con disgusto. Le había dolido el sonido, a pesar de que era suave. Muy a diferencia de las otras veces, aunque no quiso, se levantó para abrir la puerta a quien sea que estaba llamando a esa hora, a siete minutos paras las siete de la mañana; confirmó en su teléfono.

En el trayecto a la puerta, se colocó la camisa, y luego abrió la puerta en un movimiento vago.

Entonces vio una mirada preocupada, una que hacía bastante tiempo no le dedicaban a él.

Se sintió estúpido por recordar tantas cosas con solo una mirada de ojos negros.

Abihail dio un suspiró, sin saber muy bien que decir frente a Liam. Se había quedado toda la noche observándolo, hasta que este se quitó y cerró la ventana. Ella supuso que iría a dormir, pero sentía en su corazón que él estaba en conflicto y que lo menos que hacía era dormir.

Oró durante todo el rato que lo vigiló, y luego volvió a orar cuando se sentó en el sofá de su casa, con las cortinas abiertas para ahora vigilar su casa por si Liam volvía a salir. Cuando su oración terminó, reconoció que el Señor la había puesto en una vigilia corta; que la llevó a dormir a medias por estar al pendiente del muchacho.

Liam la observó con detenimiento, esta iba vestida aparentemente para ir a su trabajo, pero tenía unas pequeñas ojeras que marcaban una diferencia mínima en su rostro, que se mantenía extrañamente fresco todo el tiempo.

-¿Se te perdió algo? -Preguntó Liam en vista de que esta no abría la boca.

-Ah... buen día -Saludó rápidamente-. Te traje algo para comer, mira -Y simultáneamente destapó lo que traía en un plato mediano y redondo.

Estaba caliente, lo supo por el pequeño humo que salió al ser descubierto, Liam pudo observar unos huevos revueltos, con tostadas de pan y una porción de mantequilla cuadrada que ya se estaba derritiendo sobre el pan a velocidad. Se veía delicioso a pesar de ser algo básico. Una vez más, la comida que Abihail le ofrecía lograba cautivarlo con solo el aroma.

Abihail observó como Liam miraba la comida, sin una expresión. Luego la miró a ella, y aunque no comprendió porque lo hizo, su siguiente invitación le extrañó.

-Pasa -Había dicho, para luego hacerse a un lado y dejarle pasar.

Abihail sonrió un poco, y con un paso tímido entró a la sala. Aparte del desorden que había, percibió el olor asqueroso a cigarros, polvo y pudo notar cosas espirituales que no eran específicamente buenas.

-Ponlo ahí -Señaló una mesa central, y ella obedeció el pedido. Para luego mirarlo.

-¿Te sient-...

Con un propósito #TA2021 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora