Capítulo 25

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Conseguir un traje de baño, junto con María, estaba siendo una tortura. Había recorrido muchas tiendas donde vendían ropa de ese tipo, pero en ningún lado Abihail conseguía algo que nos fuese demasiado vulgar, escotado o abierto.

Bueno, eran bañadores, estaba algo consiente de que esa ropa era ligera para precisamente poder bañarse sin problemas.

‒Creo que fue una mala idea aceptar que Leonardo me comprara un bañador ‒Murmuró algo desalentada mientras buscaba en el perchero de una tienda. Ya llevaban muchos minutos en eso, pero no había nada que fuese de su gusto.

‒Hagamos algo para que no te sientas tan agobiada, yo buscaré por ti algunas opciones y tu esperarás por allá en los probadores.

Abihail la miró algo dubitativa, no estaba segura de qué tan acorde fueran los gustos de María con los de ella, pero asintió debido a que ya se sentía algo estresada, y dejar de buscar le despejaría la mente. Entonces, siguiendo las órdenes de María, fue y se sentó en unos muebles predispuestos cerca de los probadores, y esperó algunos minutos, hasta que María trajo las opciones.

‒¡Wow! Yo no usaré esto ‒Dijo con los ojos muy abiertos, al tiempo que negaba con su cabeza, viendo una prenda. Era un bikini rojo, muy pero muy pequeño‒, N-ni siquiera me cubriría bien el trasero.

María soltó una carcajada ante sus palabras‒ Perdóname, no me fijé muy bien de la parte de abajo. ¡Descartado! ‒María tomó otro de los que tenía colgados en el hombro y le pasó ahora uno rosita.

‒María… ese no me convence mucho… ‒Dijo mirándolo un poco. Era otro bikini, con un estampado en tonos rosa y fucsia. Aunque tenía de positivo que aún sobre la panty iba una falda playera corta.

‒Ah, pero aunque sea pruébatelo para ver cómo te queda. Seguro te ves bonita ‒Le animó, y ella lo pensó un poco. De cualquier forma, probárselo no era comprarlo. Suspiró llenándose de valentía, tomó la prenda que colgaba de un gancho y se adentró al probador.

Una vez allí, con rapidez se quitó la ropa y fue colocándose el traje de baño.

Dentro del probador había un espejo de pared bastante amplio y largo, por lo que al tenerlo puesto detalló un poco como se veía. Y no le gustó mucho. Era un poco abierto entre el busto, aparte la falda tenía una abertura considerable, decorada con un cordón que lo tejía sin cerrarlo totalmente, pero lo que más le disgustó,  y era la verdadera razón que le preocupaba de este tipo de ropa, era que con esa prenda su brazo casi totalmente tatuado se veía muy expuesto, las figuras dibujadas se distinguían más de lo que ella quería, seguro llamaría la atención.

Eso la hizo sentir triste, y en un acto inconsciente, acarició la zona que iba de su hombro a su codo izquierdo, que era toda la piel que tenía tintada. Se preguntó por qué había sido tan tonta y cometido ese grave error irreversible. Antes los había visto como lo más genial, como una obra de arte plasmada en su piel, pero ahora sentía esos tatuajes como una mancha, un peso, le asqueaban y le hacían sentir mal y culpable al recordar su pasado y las cosas que fue capaz de hacer.

Por algo había permitido Dios tal cosa. Dio un suspiro y se armó de valor, entonces salió y dejó que María la viese y dijera lo que pensaba al respecto.

María en lo primero que fijó sus ojos, y fue inevitable, fue en su brazo tatuado. Abihail lo notó de inmediato. Con el uniforme y la ropa que solía usar se disimulaba un poco, pero con ese bañador se veía perfectamente, desde donde comenzaba hasta donde terminaba. Abihail obedeciendo un impulso, se abrazó un poco a sí misma tratando se cubrirlos.

‒Te ves hermosa ‒Dijo entonces, percibiendo que ella no se sentía muy bien.

‒No me gusta cómo me queda, es… bastante expuesto.

Con un propósito #TA2021 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora