Pasados unos días, Liam trató de hacer las galletas. No sabía porqué, pero se sintió de ánimos para hacerlas y lo intentó, bajo la excusa de que debía darle de probar galletas a Abihail luego de prestarle la dichosa miserable.
Las galletas iban de mal cocidas, a quemadas, muy dulces a sin sabor, demasiada vainilla, mucha mantequilla… la cocina era una estupidez. Dejó de intentarlo y llamó a Rebecca para que le dijera por celular qué era lo que debía hacer exactamente con las galletas. La peor parte de llamarla fue responder todas sus preguntas, era una chismosa.
Finalmente las galletas quedaron bien, o solo era Liam viéndolas bien de lo cansado que estaba por intentarlo. Incluso almorzó vigilando el horno para que no se quemaran, las puso en una lonchera de plástico y las guardó.
En un momento dado, la puerta emitió su característico timbre que indicaba que alguien estaba afuera y fue lo más lento posible a abrir, no es como si adorara recibir visitas, pero al abrir se encontró con unos lindos ojos negros muy iluminados.
-Hola, ¿Cómo estás? -Preguntó Abihail con una sonrisa.
-Normal -Respondió él.
-Entiendo... Bueno, te quería invitar a una reunión esta noche -Dijo, logrando hacer que el ceño de Liam se frunciera con desentendimiento-. Vendrá parte de mi familia y algunos amigos, si no quieres venir está bien. No te preocupes.
Liam lo pensó, no era muy fanático de las reuniones, mucho menos con “amigos” y “familiares”. Sin embargo, asintió.
-Bueno, será a las cinco -Anunció y se fue tarareando una canción.
Demasiado cordial, pensó.
…
Minutos más tarde, cuando ya estaba vestido con unos pantalones, camisa y chaqueta; todo en negro, se encontró frente a la puerta de su vecina tocando la puerta, sosteniendo unas galletas en una lonchera con su otra mano.
La puerta se abrió, pero tras esta se asomo una rubia pelicorta que tenía la misma expresión cálida y suave que Abihail. No eran hermanas, estaba seguro, no se parecían en nada físicamente; pero si emanaban lo mismo.
-Hola, pasa, Abihail está dentro -Dijo con mucha amabilidad, tanta que casi le da jaqueca a Liam.
Cuando entró, se sorprendió de ver unas seis personas en la sala, entre ellos, personas de su barrio. Todos lucían alegres y carismáticos, hablando en un tono adecuado pero sonoro, incluso las chismosas de su barrio que siempre lo miraban con cara larga estaban risueñas. Buscó con la mirada a Abihail y no la encontró por ninguna parte en la sala.
-Está en la cocina -Dijo la misma chica que lo había recibido.
Él asintió y caminó en esa dirección. Cuando estuvo ahí, Abihail estaba rodeada de cuatro personas, entre ellos, dos chicos. Abihail al verlo sonrió, le alegraba verlo presente, había tenido muchos sentires espirituales con respecto a él.
-Que bueno que estás aquí, ponte cómodo, en la nevera hay jugo y refresco, toma lo que quiera.
Esto era una reunión y, ¿Lo que planeaba servir era jugos y refrescos?... estaba loca.
-Traje esto -Dijo entonces extendiéndole las galletas. Ella sonrió ampliamente, las tomó y destapó para luego tomar una y morderla.
Liam la miró expectante, mirando sus expresiones. Abihail las masticó y tragó, estaban bien, bastante bien, pero reconoció las galletas de un principiante.
-Están muy ricas -Dijo, luego se acercó a él y le susurró-, para ser un novato.
Liam alzó una ceja, ¿Sabían tan mal que supo que era su primera vez? No le importaba lo que ella pensara, pero era un talento interesante; para él casi todo era, sabía o se veía igual.
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Con un propósito #TA2021 [EN PAUSA]
EspiritualAbihail es una joven cristiana llena de sueños y metas, y entre ellos el más importante de todos es conseguir agradar a Dios y poder enseñarle a los demás acerca de él. Y a causa del cumplimiento de su más grande sueño, se muda a un nuevo barrio, s...