Capítulo 7

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Liam se encontraba en el porche de su casa, en las pequeñas escaleras que te permitían subir hasta el y llegar a la puerta, acompañado de Rebecca, Estela, Oscar y César. Tomando cervezas y hablando de nada demasiado importante. Solo se trataba de una pequeña reunión para perder el tiempo, o así lo veía Liam; no era fan de querer siempre tener a gente encima, pero beber cerveza y fumar un cigarrillo de excelente calidad era uno de sus mejores pasatiempos, su cuerpo y mente se relajaban, su garganta era refrescada por la bebida, y ambas sensaciones le producían un porcentaje de placer que lo hacían siempre querer más.

Lástima que no duraba mucho.

En este tipo de ocasiones, Liam no hablaba mucho, solo lo necesario; se reía de vez en cuando, aunque eran más las veces que se podía notar tu cara de estrés. Era como si nada ni nadie le pudiera agradar al cien por ciento, su expresión normalmente era de disgusto y su hablar muy directo y poco agraciado; sin embargo, ahí siempre estaban sus acompañantes, pero eran solo eso: acompañantes. No se podían llamar amigos, porque sencillamente no lo eran. Todos estaban “vinculados” pero eso no era suficiente como para que alguno le contara su más intimo secreto al otro. Sexo entre ellos, bromas, escapadas de alcohol y drogas, pero hasta ahí. Nadie era muy querido por nadie.

-Mira eso -Exclamó César, el chico de cabello teñido de blanco y ojos grisáceos, sentado junto a Liam.

En eso los ojos de todos viajaron a la figurita femenina de una mujer pelinegra que caminaba por la cera, enfocó un poco más sus ojos y reconoció a su vecina. La misma que lo había llamado Benjamín: ese pensamiento lo hizo mirarla con intensidad.

Todos muy calladitos miraban a Abihail con tal interés que parecían ese tipo de personas chismosas; sin embargo nadie se molestó en dejar de mirarla. Para cuando iba en el jardín de la que era su casa, fue que notó las miradas de Liam y sus amigos, entonces les saludó con la mano amablemente mientras les sonreía. Liam solo la miró, pero Oscar y César fueron los únicos que correspondieron el saludo con una mano dirigiéndole sonrisas coquetas.

Abihail no les tomó importancia y entró a su casa, por lo que Liam y compañía perdieron toda visión de ella.

-¿Esa es tu nueva vecina? -Preguntó Cesar, alzando sus cejas- .Está que se cae de preciosa.

-Pff, no es para tanto -Agregó Rebecca tomando de su cerveza en lata. 

-Deberías invitarla a beber con nosotros -Dijo Oscar, un chico fornido y grande, sentado en medio de las piernas de Rebecca en el segundo escalón del porche.

-No es mi tipo –Reparó Liam de inmediato.

–Pero sí el mío, pana- Dijo César de forma juguetona, luego le dio una calada a su cigarro– Sé buen amigo conmigo, ¿te parece?

Rebecca rodó sus ojos y le robó el cigarro a Cesar, tratando de llamar la atención.

–Pobre Rebequita –Dijo Estela con burla, una chica de cabello corto y ondulado hasta los hombros del mismo color de sus ojos castaños–, ya nadie quiere comer de su manzana –Entonces soltó carcajadas muy fuertes.

Rebecca le jaló el cabello ligeramente.

–Sucia –Defendió.

Todos rieron menos Liam, perdido en sus pensamientos.

–¿Entonces? –Preguntó Oscar–. ¿Vas a llamarla o qué?

–No haré eso, ella fue la chismosa por la que me hicieron recoger la basura del barrio.

–¿En serio? –Cuestionó Estela con asco–, ¿Quién demonios te denuncia por basura?
–Pues ella lo hace. No la quiero cerca –Dijo, pero el no quererla cerca iba más allá. Aún tenía sus sospechas acerca de quién era ella, y no quería arriesgarse a hacerle el trabajo más fácil.

Con un propósito #TA2021 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora