Capítulo 2

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El mismo día de la mudanza, Abihail comenzó a desempacar y destapar las pocas cosas que aún no lo estaban, terminando la labor cerca de las seis de la tarde, entonces comenzó a preparar la cena.

Mientras lo hacía, meditaba en sus siguientes pasos. Ya había cumplido el principal, que era mudarse, ahora proseguía el de conseguir un empleo, sí, se había mudado sola sin aún tener un medio fijo de sustento. Sin embargo, contaba con una pequeña herencia que su madre le había dejado en su muerte; cuando era adolescente no podía usar ese dinero en su totalidad y gracias a Dios ya a la mayoría de edad había madurado un poco y no lo gastó en estupideces. Sin embargo, ese dinero solo le alcanzaría para mantenerse algún tiempo; no para siempre, por lo que encontrar un empleo era necesario y más si quería ahorrar. Había estudiado enfermería, por lo que conseguir trabajo le iba a ser un poco más fácil; además de que ya había entregado algunas cartas de vida y currículos en sitios donde buscaban empleados especializados en enfermería.

Solo esperaba que la llamaran en cualquier momento para una entrevista, pidiéndole siempre a Dios que la pusiese en un lugar donde pudiera cumplir su propósito y hacer su obra.

Cuando la cena estuvo lista, se sentó a la mesa de seis personas que le había regalado su tío Ronald por la mudanza, aparte de otros muebles más, y pensó en que quizá hubiese sido buena idea invitar a alguien de su familia para no sentir tanta soledad.

Tal pensamiento la llevó a sonreír. No lo sabía, pero algo la hacía sentir que muy pronto tendría bastante compañía.

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- ¿Por qué no habías llamado?- Preguntó aquel hombre moreno de ojos y cabello negro con una sonrisa socarrona, dejando oír su voz rasposa y grave mientras sacaba el humo que había aspirado de su cigarro

Antes de pronunciar una palabra, Liam sacó de un pequeño bolso azul oscuro, varios fajos de billetes. Los estampaba en el escritorio frente al sujeto de una forma que dejaba detonar enojo, pero uno sarcástico.

- Solo quería descansar- Dijo entonces cuando vació el bolso mirando justo a los ojos a Teobaldo, más conocido como Mani.

Mani miró el dinero y luego a Liam. No iba a disculparse por desconfiar, era su droga la que estaba a la venta y por ende era suyo el dinero que de ahí salía. Liam no contaba nada acerca de él y tampoco permitía que se supiese algo, era cautelosos en sus cosas y eso no despertaba nada de confianza en Mani a pesar de que llevaban trabajando juntos alrededor de cuatro años.

Era como un perro callejero, sin familia, sin verdaderos amigos, sin chismes sueltos más que las mujeres que lograba gastarse.

Sin embargo, Teobaldo ya trabajaba en algo con lo que su socio ya no sería una hormiga entre elefantes.

- Me alegra que todo saliera muy bien, entonces- Dijo con la sonrisa más fingida que Liam haya podido presenciar, mostrando sus colmillos de oro-. Espero que esto no te haga sentir… mal- Agrego acomodando su terrible camisa de estampados florales en blanco y negro-. Sabes lo que implica tener dinero suelto…

- Lo sé- Fue todo lo que dijo, sin una expresión exacta en el rostro.

- Bueno, como vendiste todo lo de esta semana y la próxima… ¿Porqué no te tomas esta semana y la mitad de la otra libre?- Comentó tratando de suavizar las cosas con el muchacho. Era cierto que no confiaba de él, pero era una pieza clave para marcar territorios. Hundió su cigarro en el cenicero hasta apagarlo y al no obtener una respuesta, agregó-. Te seguiré pagando lo que te corresponde, socio. ¿No habías dicho que querías descansar?

- Me parece perfecto- Dijo entonces alargando sus palabras-. Me largo- Dijo levantándose.

- Ve solamente el viernes a la ferretería, necesito tu apoyo para un cliente especial.

Con un propósito #TA2021 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora