Capítulo 13

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Cuidado, capítulo algo fuerte⚠

-Necesito que lo hagas, Liam, Oscar está ocupado -Hablaba Teobaldo Joel (Mani) al teléfono, a plenas 7 de la mañana, hablando con un somnoliento Liam que aún a esa hora intentaba conciliar el sueño que, ya hacía meses, no podía tener-. Además me gusta más tu método, no sé que mie*** haces, pero cuando tú los… atiendes, no les quedan más ganas de deber plata. Y este pasó la raya de mi paciencia: amenazó con hablarle a la policía, Liam -Dijo, en un intento porque mirara la gravedad del asunto.

-Jod**… -Fue lo que respondió Liam, con la más pura muestra de flojera, suspirando mientras se fregaba un ojo- Mie***, está bien… iré.

Dicho esto último, ni siquiera fue necesario que Mani continuara la llamada, por lo que la colgó; sabía muy bien que Liam en estos sentidos era activo, inteligente y calculador, así que no necesitaba darle mayores palabras que un “hazlo”.

Esa fue la conversación que llevó a Liam a estudiar la vida de Benjamín García, un joven universitario de una familia pudiente que se había metido en conflictos con Mani. No supo mucho como fue el asunto, lo cierto es que el chico había metido la pata hasta el fondo con solo usar su lengua. Quizá imaginó que al venir de una familia con dinero, Mani y su gente no harían nada.

Esos niños de mami no tienen idea de cuánto poder tiene una mafia.

Liam pasó aproximadamente unas dos semanas observando al mencionado Benjamín, tenía un horario bastante establecido: universidad en la mañana, entrenamientos de natación y ejercicio a la tarde, hogar en la noche, y fines de semana en alguna discoteca, prostíbulo, o salidas con una aparente novia, bastante atractiva a decir verdad.

El chico era de esos apuestos jóvenes que imitan toda moda presente en las redes sociales, tenía el cabello negro, con un mechón pintado de gris y con un corte en degradado que le dejaba el copete largo, una pequeña abertura en la ceja, la piel aperlada más cuidada que una nena y usaba ropa que pintaba ser demasiado ajustada y de colores demasiado extravagantes. A Liam le cayó pésimo el chico, y ni siquiera había tratado con él aún, solo había observado su comportamiento.

Pero lo que más lo hacía odiarlo, era ese nombrecito.

Ya un sábado por la noche, Liam se encargó de esperar a que Benjamín saliera de su casa, en dirección a la discoteca que siempre frecuentaba para drogarse junto a algunos de sus amigos. Apenas lo vio salir de casa y subirse a su auto, lo siguió en una camioneta hasta el estacionamiento de dicho lugar.

Liam dio una calada a un cigarro que tenía en la mano mientras se estacionaba, casi a punto de terminar, y bajó del vehículo cuando vio que el chico hizo lo mismo lanzando su cigarro ya apagado al suelo. Para mala suerte de Benjamín, el lugar estaba algo lleno de autos, pero totalmente desierto de personas.

-¡Hey, Benjamín! -Lo llamó Liam de manera casual mientras se aproximaba a él con una sonrisa que pintaba seguridad en sí.

El joven de inmediato volteó a verlo, pero arrugó ligeramente sus cejas al no reconocer a Liam.

-¿Te conozco? -Preguntó mientras miraba la pinta de Liam, con disgusto, como si la chaqueta negra de cremallera cerrada y sus típicos jean poco ajustados que vestía no fuesen de su agrado.

Se sintió desconcertado cuando escuchó una risita salir de la boca de Liam.

-No… bueno, tú no a mí pero, yo sí a ti -Pronunció de una forma que al chico le erizó la piel, cuando estuvo a una corta distancia de él.

-eh… -El chico trató de dar un paso atrás, pero en un abrir y cerrar de ojos Liam lo tomó de la camisa de botones blanca que vestía, y prácticamente lo tiró al capó de su auto caro con agresividad, sin embargo mantenía una actitud serena.

Con un propósito #TA2021 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora