CAPÍTULO 39. Un Nuevo Heredero

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Me voy despertando con cierta pesadez y con el cuerpo completamente dolorido. Un fuerte olor a desinfectante y legía me consigue despertar por completo. Abro mis ojos y me hallo en una habitación de hospital con un gotero intravenoso puesto en mi brazo derecho. Una suave caricia en mi mejilla me sobresalta, giro mi cabeza para saber de quién se trata.

- Hola, mi hermosa esposa. ¿Cómo te encuentras? – Willy me pregunta con los ojos llenos de alegría.

- ¿Qué ... Qué ha pasado? – Consigo decir torpemente.

- Te desmayaste ayer, en el restaurante de la fábrica cuando diste a luz a nuestro hermoso bebé. Pero ... - Willy se detiene en seco, como si estuviera pensando en las palabras exactas para explicarme algo ciertamente delicado.

- ¿Dónde está mi bebé? – Pregunto con el corazón parado. Espero que no le haya pasado nada, sino ... no sé qué será de mí.

- Está en la sala de enfermería. Le están pesando y dándole de comer. Enseguida vendrá, mi amor. – Willy besa mi frente, eludiendo mi mirada interrogativa.

- ¿La nueva mamá primeriza ya ha despertado? – Pregunta Mary, mi cuñada, detrás de Willy.

- Mary, mi bebé y ... - Mary me hace un gesto para que me calle, colocándose un dedo sobre sus labios.

- Ahora la que debe de descansar y recuperarse eres tú, Natty. Tu bebé está bien, muy bien en todo. Los resultados lo acaban de salir ahora, y la criatura está bien. Pero la que nos preocupa ahora eres tú, Natalia. Perdiste mucha sangre ayer durante el parto. Te trajimos aquí al hospital a urgencias. Nos dijeron que tuviste derrame interno en la placenta. Estuviste durante más de tres horas en coma inconsciente. Aun así, es preferible que descanses.

- Me alegro mucho que mi hijo esté bien. Pero, ¿a sido un niño verdad? – Miro a Willy atenta a su respuesta.

- Si, mi amor. Ha sido niño. Un niño hermoso. Se parece a ti, amor mío. – Willy me besa en la frente, a la vez que me acaricia en la mejilla para calmar mis nervios, alejando todas mis preocupaciones y mis problemas, como solo él sabe hacerlo con solo tocarme.

- Tenía un presentimiento de que sería niño, Willy. Un heredero como dijo Charlie hace dos meses. ¿Te acuerdas? En la comida, celebrando su cumpleaños.

- Sí. Charlie me dijo esta mañana que desde hoy sería el nuevo socio de la fábrica. Que le concede toda la fábrica a nuestro hijo mi amor. – Cierro los ojos y me dejo llevar por el abrazo que me da Willy. Sin embargo, no dura mucho, pues un grupo de enfermeras vienen con el carro cuna y mi hijo dentro de ella, colocándolo a mi lado.

- Quiero verlo, por favor. Quiero ver a mi hijo. – Insisto una y otra vez, hasta que, se levanta Willy y lo coge entre sus brazos. Me sorprende que lo sepa coger tan bien. Se ve muy bonito, ver a Willy, como padre, cargando a nuestro hijo.

- Que bonito. – Digo en voz alta, a lo que Willy me sonríe feliz.

- Me has hecho el mejor regalo que cualquier hombre desearía. Un hijo. Un hermoso hijo con los mismos rasgos que su madre. – Besa la frente con infinito cariño a mi pequeño, y me lo coloca sobre mis brazos.

 – Besa la frente con infinito cariño a mi pequeño, y me lo coloca sobre mis brazos

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Natalia y la Fábrica de ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora