CAPÍTULO 45. Revivir el Pasado (Parte 1)

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Hace varias semanas que volvimos de Miami para que Willy comenzara su tratamiento contra el cáncer, y, parece ser que va un poco mejor. Aunque, para ser sinceros, cuando le ponen la quimio, al día siguiente está muy débil.

En cierto que acaba de empezar y que todavía es pronto para hacer conjeturas, pero temo lo peor, en mi interior una voz me dice que .... Willy puede morir en cualquier momento.

La familia Bucket cree que eso es por la misma presión, por la misma preocupación y los mismos nervios; pero sé lo que realmente siento dentro de mí. Es la misma sensación que ... tuve cuando mi ... madre murió entre mis brazos.

Nunca llegué a pensar que volvería a vivir este momento, esta situación. Sé a lo que atenerme cuando se trata de pacientes con cáncer, pero que al hombre que amo pase por esto, me hace pensar que el destino está empeñado en torturarme. ¿Por qué razón?

Hoy es el cumpleaños de Willy. Tristemente esta es la realidad. Un día como hoy, nació el más famoso chocolatero. Y ahora. ¿Quién iba a imaginarse que la fábrica iba a estar temporalmente dirigida por una graduada en Psicología con honores?

Semanalmente tengo reuniones con los Oompa Loompas contables para analizar la situación financiera. Y, desde que he vuelto de Miami con Willy, no me estoy enterando de nada. Siento que le estoy fallando a Willy, pero no puedo evitarlo. Tengo mi cabeza pendiente de él más que ... de lo que le prometí ... de saber guiar a la fábrica. Y es justo lo contrario a lo que le prometí lo que estoy haciendo.

Charlie me dijo que me tomara un descanso, que no me tome esto tan seriamente. ¿Cómo me lo quiere que me lo tome si el hombre que amo está luchando día a día por seguir viviendo?

Siento que estoy perdiendo la cabeza, literalmente. Mi padre me dijo que, si quiero, que me puede ayudar a cuidar a Willy. Teme que caiga en depresión, al igual que me pasó con mi... madre. Y razones no le faltan, es lo que me está pasando, y eso que no lleva ni un mes todavía.

La única felicidad que tengo es mi hijo que, aunque pequeño, solo con sus gestos me da la fuerza para seguir luchando.

Hoy hemos pensado en prepararle la comida favorita de Willy, por su cumpleaños. Y estar todos juntos, infundirle ánimos, pues él se va apagando poco a poco, lo presiento dentro de mí.

Cada noche le leo unos capítulos de Hanzel y Gretel, una de sus historias favoritas, hasta que se queda dormido. Cuando él duerme, cuando lo veo dormir, siento que hay esperanza todavía.

Pero, ¿a quién quiero mentir? Sé que la enfermedad la tiene por dentro, no por fuera. Ahora está dormido, o así me lo he dejado antes de venir a la casa de los Bucket para comentar a Charlie de la próxima reunión que tenemos mañana, para un nuevo lanzamiento de chicles que reducen el colesterol.

He de poner todo de mi parte, aunque me cueste, para sacar a la fábrica delante. Esta fábrica ha sido su constante trabajo y entrega para que ahora, con las circunstancias actuales, la eche a perder. Debo de ser fuerte, aunque me duela, pero al menos por él, por mi hijo, por mí, por la familia Bucket, por todos; he de ser fuerte.

- Hola Natalia, ¿qué tal está Willy? – Me pregunta el padre de Charlie en cuanto entro a su casa tras haber permanecido fuera unos minutos para secarme las lágrimas. Le muestro una sonrisa sincera de respuesta.

- Eso es bueno. Poco a poco. – Dice el abuelo Joe mientras me sirve un poco de café.

- Por cierto, ¿Dónde está Charlie? Tenemos que hablar de varios puntos para antes de mañana. – Pregunto al percatarme de la ausencia del pequeño niño. Miro por todos lados y no lo encuentro.

Natalia y la Fábrica de ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora