Misteriosamente, el famoso chocolatero lanza un sexto billete dorado a una semana antes del gran día. Nadie se lo espera y se vuelven más locos por encontrarlo.
Este billete es encontrado por Natalia De La Rosa, una excelente estudiante de último añ...
En el primer banco se sentaron Veruca y su padre, seguidos de Violet y su madre, después Mike y su padre; y en el último Charlie y su abuelo, el cual me ayudó a subir al barco, una vez que Charlie le ayudase a subir a él.
Me senté al lado de Charlie, en el último banco. Willy subió con un gesto de disgusto dibujado en su rostro, posiblemente por el comentario de la señora Beauregarde. Veo que se dirige hacia mí, sin prestar atención a la madre de Violet, la cual se mueve un poco mostrándole un sitio a su lado, pero Willy sigue avanzando hacia mí.
- No te importaría que me sentase a su lado, ¿verdad, Natalia? – Vuelve a pronunciar mi nombre en tono ronco y varonil, provocando que mi cuerpo se estremezca de nuevo.
- Claro que no, siéntate – le digo hiperventilando mientras me movía y me pegaba un poco más a Charlie, dejándole sitio a Willy. ¿Y ahora que me pasa? No soy capaz de enlazar dos palabras coherentes en mi mente. Cada vez me siento más nerviosa si estoy muy cerca de él.
- Eres cada vez más hermosa cuando te miro y te sonrojas, cariño, jeje... - Dijo inclinándose a mi oído, rozando sus labios con mí oreja. Sentía que de pronto el corazón se me salía del pecho. Respiro profundamente para volver a mantener la calma de mi ser. Willy miró al frente.
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- ¡Avante! – dijo Willy enérgicamente haciendo un gesto con la mano, lo que los Oompa Loompas comenzaran a remar. Un Oompa Loompa que se encontraba justo enfrente de nosotros, tocando un tambor gigante, empezó a golpearlo, marcando el ritmo a sus compañeros que remaban todos a la vez y a la misma dirección. El barco se movió de repente, lo que me hizo sobresaltarme un poco. Me puse la mano sobre el pecho, soltando una risita por lo bajo.
- ¿Estás bien? – Me pregunta Willy acariciando mi mejilla, tomando mi mentón y levantándolo para que nuestros ojos se cruzaran. Asiento, sonriente. Volvemos a quedarnos en silencio, contemplando la maravillosa sala de chocolate, realmente me ha impresionado enormemente este paisaje. Willy le acercó un cucharon rosa lleno de chocolate y se lo ofreció a Charlie.
- Ten, prueba un poco. Te sentará bien, estás en los huesos. – Charlie lo cogió del asa más arriba de la mano de Willy y bebió un poco, pasándoselo después a su abuelo, y su abuelo a mí.
- ¡Qué rico! – Dijimos los dos de nuevo a la vez. Nos miramos y rompimos a carcajadas, lo que provocaba ciertos gruñidos de la señora Beauregarde. Willy me miro con esa sonrisa perfecta que me está hechizando. No me cansaría nunca de mirarla.
- Es por que está mezclado con una cascada – Dijo Willy mirándonos tanto a Charlie como a mí, después se volvió al frente para hablar con el resto. – la cascada es muy importante, mezcla el chocolate, lo bate, lo deja ligero y espumoso. A propósito, en ninguna fabrica del mundo mez.... – Willy no pudo terminar su frase porque es interrumpido por Veruca.
- Eso ya nos lo ha contado. – Dice Veruca con su tono arrogante de costumbre.
- Pero nunca está de mal recordar las palabras de nuestro guía. – Digo en modo de defensa a Willy, pero él cierra la mano haciendo crujir su guante lila de látex y muestra una risita burlona.