CAPÍTULO 24. Problemas del Corazón

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A la mañana siguiente, después de haber pasado la noche juntos, en su cama, abrazados y sin apenas dormir, pues no hemos parado de hablar sobre la boda, planificándola bien, y, sobre todo, ¿dónde iremos en nuestra Luna de Miel?, nos ponemos en camino para ir al hospital, para que me chequeen de nuevo. Pues el frío dentro de mi no se me va y, mi garganta me duele mucho. Tal vez me receten algún calmante o algún antiinflamatorio.

Sin embargo, quisiera volver a Loompalandia, pero seguramente Willy no querrá. Ya que fue hay donde el oráculo Oompa Loompa predijo todo esto tan feo que me paso. Muy posiblemente, Willy no quiera llevarme allí para no volver a sentirse culpable.

Willy me lleva en el coche, el cual conduce él. Es la primera vez que veo que él conduce. Las demás veces me ha dicho que lo lleve yo.

Mientras vamos por la carretera, no dejo de contemplarle. Es tan guapo y tan bueno conmigo. No obstante, su rostro es la viva expresión de un hombre que está completamente perdido en sus pensamientos.

- ¿En qué piensas, Willy? – Le pregunto en tono tranquilo. No quiero que piense que le quiero presionar.

- En todo y en nada, amor. – Respuesta filosófica, pienso para mi. Pero no me sirve su respuesta. Quiero saber lo que le preocupa. Sus ojos de niño orgulloso de su trabajo no están. Quizá deba de ser más sugestiva.

- Sabes que, puedes engañar a cualquier persona, Willy, pero a mi no. Te conozco. Sé que hay algo que no va bien, nada bien. Por favor, dime qué piensas. – Esta vez empleo mi tono de voz de niña pequeña pidiendo atención, a lo que parece funcionar, pues Willy me coge de la mano y besa tiernamente mis nudillos.

- Eres una mujer muy persistente, de eso no hay duda. Esta bien, te diré en lo que pienso. En verdad no pienso en nada concreto, pero, no sé ni cómo ni por qué, tengo una mala sensación, un mal presentimiento. – La voz de Willy es presa de algo más oscuro que una simple premonición. Tengo la esperanza y la fe en que, una vez en el hospital, después de que me revisen, me pongan un nuevo tratamiento para salir de la hipotermia y para mi dolor de garganta. Sin embargo, las palabras de Willy me hacen qué pensar. ¿Y si tengo algo más? No lo creo. Solo siento frío y dolor al tragar, como si fuera el típico resfriado cogido en la garganta, nada más.

- Seguramente sean imaginaciones tuyas, Willy. Todo está bien, muy bien. – Digo con cierta esperanza en mi voz para intentar animarle. Willy no reacciona. Vuelve a perderse en sus pensamientos.

- Ojalá tengas razón, mi dulce flor de chocolate. Ojalá.

Llegamos al hospital en el más absoluto silencio tras nuestra conversación. Willy aparca el coche en uno de los huecos libres del parking del hospital. Bajamos del coche y Willy, como todo un caballero, me ofrece su brazo, el cual acepto.

Entramos al hospital y lo que hay al entrar es lo menos normal de un centro sanitario; no hay nadie ni en recepción. Sacudo la cabeza mientras seguimos avanzando. Toda la sala está sumida en la más absoluta soledad. El sonido de un teléfono me sobresalta. Willy sonríe alegremente de mi susto. El muy ....

Llegamos a la sala de espera de nuestra sección, en la segunda planta y nos sentamos, a esperar. No pasan ni cinco minutos en que una enfermera sale de la consulta de mi doctor y me nombre en su lista de pacientes citados. Willy y yo entramos junto con la enfermera.

- Buenos días, señorita De La Rosa. ¿Qué tal está? – Me pregunta atentamente el doctor. Nos sentamos en las sillas, frente al doctor y le comienzo a contar todo sobre mis dolores y mis escalofríos. El doctor no para de tomar nota y, cuando terminó, él se levanta y coge de un armario sus herramientas. – Bien. Voy a reconocerla. No es muy normal, en estos casos, esos escalofríos incesantes, después de tres días, en un ambiente cálido. Debería de usted, al igual que su garganta, resfriarse, como efecto secundario de la hipotermia, pero nada más. Levántese, por favor, y descubra su pecho y espalda, por favor. –

Natalia y la Fábrica de ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora