Tras varios días después de la transfusión y de que me dieran a mi el alta antes que a Willy, hoy volvemos los dos juntos a la fábrica, nuevamente a estar juntos al lado de nuestro hijo.
Willy está más feliz y radiante que nunca. Sonríe mucho a la vida. Siempre se está riendo, durante nuestro trayecto a la fábrica, sobre lo que pasó durante mi cargo temporal de CEO de la fábrica.
- De verdad mi amado chocolate, sabía que podrías encargarte de la fábrica tú sola. Eres extraordinaria. - Dice mientras me sujeta la mano que tengo libre. Estoy conduciendo y el día está demasiado nublado como para entretenerme.
- No lo he tenido fácil, Willy, la verdad. Estaba más pendiente de ti que de la evolución de las ventas. - Siento la mirada tierna de Willy sobre mí. Siento que me sonrojo.
Llegamos a la fábrica y nos dirigimos a la casa de los Bucket, donde nos espera una comida familiar, todos juntos. Mi padre, mi hermano y su novia, Wilbur, toda la familia Bucket al completo, con el recuerdo de la amada abuela Georgina, nuestro pequeño William y nosotros. La familia que hemos reunido crece, y eso es algo maravilloso.
Todos nos alegramos de la vuelta de Willy a la fábrica, a nuestro lado. Sería terriblemente doloroso que ... se hubiera ido. Nuestras vidas se hubieran visto eclipsadas por la tragedia para siempre. Le estoy profundamente agradecida a Dios por este maravilloso milagro; el tener de nuevo al hombre que amo a mi lado.
Aunque a decir verdad, jamás he superado, ni superaré la pérdida de mi madre, siento que al lado de esta maravillosa familia, al lado de los míos, siento que se me hace la carga un poco más ligera; sin embargo, el dolor sigue ahí.
Willy y yo nos sinceramos anoche. Me contó la mal que lo pasó cuando se fue de casa, para poder cumplir su sueño. No lo tuvo fácil; al igual que yo cuando mi amada madre... se fue.
Pero cambiando de tema; esta noche le tengo que dar una maravillosa noticia a Willy. Y sí, estoy embarazada, de nuevo. Esta vez tengo la profunda sensación y certeza de que será una niña. Lo siento en lo más profundo de mi. Lo sé.
Temí, cuando me lo dijo el doctor, que la transfusión le afectara a mi bebé. Por fortuna, me dio esperanzas, pues me dijo que era de semanas, que la bolsa plasmática no se había llenado por completo. Eso es algo bueno, para aquel momento. Fue en ese momento en el que pensé que, por alguna divina razón, nuestra hija haya obrado el milagro de salvar a su padre. Dios obró, de nuevo, otro gran milagro.
Si mis cuentas salen correctas, esta bendición tuvo su origen en una noche de delirio de Willy, pero de delirio de pasión, no por su quimio ni por su enfermedad. Tuvo que ser a la semana anterior a que entrara en coma a causa de su leucemia. Estoy convencida de ello.
Tras la comida, acompaño a Willy a nuestra habitación para que descanse un poco. Sé por experiencia que los hospitales agotan mucho, te dejan sin energía ninguna.
- Mi amor, no sé cómo pagarte por todo lo que haces por mí, por mi fábrica, por la familia Bucket, por mis Oompa Loompas. Estoy eternamente en deuda con Dios por ponerte en mi camino. Me hiciste el hombre más feliz del mundo al querer casarte conmigo. Me hiciste padre al darme a mi amado hijo, y ahora, me salvas la vida. No me alcanzará ni la eternidad para compensar la felicidad que me has dado y que me sigues dando. - En ese momento, le cojo su mano y se la coloco sobre mi vientre. Al principio, Willy parece haberse sorprendido por mi gesto, pero a los minutos después, su cara cambia a una alegría sin límite. - No puede ser verdad... - Lo dice medio sonriendo por la dicha. Asiento sonriente.
Willy se levanta y me abraza, levantándome un poco del suelo y girándome sobre él. Nuestra felicidad es plena, completamente plena.
- Mi amor, pero... no puede ser. No pudiste haberte sometido a la transfusión de médula. ¿Y el bebé? - Me pregunta bajándome un poco, con su mirada un tanto preocupada. Le acaricio una mejilla para calmarlo. Le cuento todo lo que me dijo el doctor en relación con el bebé y la transfusión.
Me dirijo a una carpeta donde están las pruebas de los ensayos. Y una ecografía en la que se ve a nuestra pequeña, con un tamaño más pequeño que un grano de arroz, pero se ve claramente; aunque esté en blanco y negro.
Nos volvemos a abrazar y a besar con pasión y con amor. Con esta nueva bendición que nos envía Dios, Willy y yo tenemos nuevas esperanzas renovadas para el mañana, para nuestro futuro lleno de amor, de felicidad y de júbilo. Nada nos podrá separar. Nada nos podrá quitar esta felicidad. Nada ni nadie.
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Natalia y la Fábrica de Chocolate
RomanceMisteriosamente, el famoso chocolatero lanza un sexto billete dorado a una semana antes del gran día. Nadie se lo espera y se vuelven más locos por encontrarlo. Este billete es encontrado por Natalia De La Rosa, una excelente estudiante de último añ...