Llegamos a la fábrica y el ascensor se detiene. Al abrirse las puertas solo puedo ver un pasillo ancho y pequeño. Solo hay dos puertas, una justo enfrente de la otra. Las paredes son blancas con estampados metálicos y el suelo completamente gris. Como decoración solo hay varios cuadros colgados en las paredes, fotos de Willy cuando abrió la fábrica.
- Ven, cariño. Te llevaré hasta tu nueva habitación. – Me dice Willy cuando comienza a coger algunas de mis cosas y llevarlas hasta la puerta de la derecha. – Esta es tu habitación, cariño. Espero que te guste, aunque en realidad debería de ser la de Charlie, ya que esta habitación fue la que preparé para el niño ganador. Si hay algo que de la habitación no te gusta, puedes cambiarlo, o puedes pintarla del color que quieras, mi dulce Natalia.
- Oh, no te preocupes. Me suelo arreglar con cualquier cosa. No soy una chica delicada. Con una buena cama para dormir y un buen armario para dejar mis cosas me sobra. – Willy rompe a reír a carcajadas.
- Me sorprendes mi dulce flor de chocolate. Te quiero hacer sentirte cómoda a mi lado, dejando tu habitación a tu gusto y tu me vienes con que con cualquier cosa te viene bien.
- Pero si es la verdad, Willy. No soy tan fina como Veruca Salt, aquella niña tan malcriada. – Le digo en tono burla, pero Willy hace una mueca de disgusto. Espero no haberme pasado.
- No me la recuerdes, por favor. – Dice en tono irónico. Ambos rompemos a reír. – Así es como te quiero ver, mi amor. Contenta, alegre, feliz.
- Tú me haces volver a sonreírle a la vida, Willy. Solo tu puedes hacer brillar de nuevo mis días. – Le digo en tono romántico, soltando todo lo que guardo dentro por él. Pero Willy, como respuesta, antes de abrir, deja mis cosas en el suelo, con cuidado. Se lanza sobre mi y pega sus labios a los míos, fusionándonos en un beso hambriento, en un beso pasional. Dejo caer mis cosas y me dejo llevar por este ardiente beso. Las manos de Willy pasan rozando por mis muslos, provocando que mi piel vibre ante su tacto, quemando todo mi cuerpo, hasta llegar a mi cintura.
Willy me atrapa contra la pared, profundizando más nuestro beso y nuestro acercamiento. Su cuerpo y el mío están completamente pegados entre ellos. Siento que voy perdiendo el equilibrio y la seguridad por la intensidad de este beso, que continua ardiendo todo mi ser. Cuando coloco mis manos sobre los hombros de Willy para mantenerme en pie, él me coge de las muñecas y me las pone por encima de la cabeza, pegando más su cuerpo contra el mío, sin dejar ni un milímetro de espacio entre nosotros.
- ... Willy ... - Susurro su nombre entre besos cada vez más hambrientos, pero él no me responde. Solo intensifica más la intensidad del beso haciéndolo más lujurioso.
- Déjame amarte, Natalia ... Solo un poco más. – Willy comienza a besar mi cuello, soltándome las muñecas y colocando nuevamente sus manos sobre mi cintura. Me levanta y, por instinto, abrazo su cintura con mis piernas. Me arqueo cuando siento a Willy que sus besos rodean todo mi cuello, mordiéndolo suavemente, haciéndome soltar gemidos de placer. Pero la magia se rompe cuando Willy se separa de mi. - ... Lo siento, no .... No puedo hacerlo. – Me suelto y Willy me deja cuidadosamente. – Lo siento, Natalia. No pude evitarlo. No pude contenerme ... - Dije suspirando jadeante, aún excitado por nuestro grandioso beso.
- Tranquilo, lo entiendo. Este beso ha sido tan ... - No consigo terminar pues Willy me interrumpe un poco molesto consigo mismo.
- No, no lo entiendes, Natalia. Durante nuestro beso, solo tenía una cosa en la mente, y era llevarte a la cama para hacerte completamente mía. Pero no puedo. No debo hacerlo contigo. Te prometí y me prometí a mi mismo que contigo sería más tranquilo, más especial. Y estoy rompiendo la promesa.
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Natalia y la Fábrica de Chocolate
RomanceMisteriosamente, el famoso chocolatero lanza un sexto billete dorado a una semana antes del gran día. Nadie se lo espera y se vuelven más locos por encontrarlo. Este billete es encontrado por Natalia De La Rosa, una excelente estudiante de último añ...