Capítulo 1

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El viaje fue tranquilo, en especial porque dormí en su mayoría -amo estas pastillas para dormir-. Fuimos por nuestras maletas y terminamos con la revisión de nuestros papeles para poder seguir con nuestra estadía sin inconvenientes.

Al salir del aeropuerto nos recibió una leve, pero muy fría brisca de viento, lo cual me recordó a aquellos días en que vivía en Puerto Montt.

- Alalay, me estoy cagando de frío -se quejó Bolivia, mientras llevaba el cierre de su parca hasta el cuello.

Caminamos hacia el taxi que nos estaba esperando.

- Sos un llorón, no hace más frío que en la Patagonia -dijo Argentina a la par que acomodaba las maletas en el maletero del taxi.

- Tamare causa, no le digas llorón a mi pulga, pe -reclamó Perú mientras se subía al auto.

- No me ayudes tanto Perú.

- Este weón parece más garrapata que pulga -comenté hacia atrás, mientras abrochaba el cinturón de seguridad.

- Esta garrapata, al menos tiene sus dos ojos -agregó señalando su ojo derecho.

- Uhh -vociferó Argentina al mismo tiempo que entraba al automóvil.

- No te saco en cara el mar, por puro que le prometí a Perú que no lo haría -enseñé mi dedo del medio hacia los de atrás.

- Доброе утро. К отелю "Берлин"? (Buenos días ¿Hacia el Hotel Berlín?) -Saludó el conductor.

Era un hombre mayor de tez y ojos claros. Parecía amable, pero no dejaba de mirarme esperando una respuesta.

- Oigan, no le entendí na -volteé hacia los de atrás-. Dejé la weá de traductor en mi maleta.

- Como si con eso alguien te fuera a entender -soltó Bolivia por lo bajo.

- Me dueles centella, me dueles.

- Доброе утро. Да, пожалуйста (Buenos días. Sí, por favor) -contestó Perú.

El señor asintió y comenzó el viaje hasta el hotel. Observé por la ventana las casas y plazas que se veían en el camino, la verdad todo se veía muy bonito. Pude divisar uno que otro country por el lugar, me pregunto si nos toparemos con algún conocido.

Entre las tiendas que se veían en el camino, vi una que tenía el nombre escrito en Alemán.

- Berliner Köstlichkeiten (Delicias de Berlín) -murmuré para mí mismo.

- Können Sie deutsch? (¿Sabe Alemán?) -preguntó el conductor.

- Ein bisschen, ja... ich spreche die Sprache schon lange nicht mehr (Un poco, sí... Hace tiempo que no hablo el idioma).

- Lass mich dir sagen, es hat eine gute Aussprache (Déjeme decirle que tiene una pronunciación muy buena) -comentó sin apartar la vista del camino.

- Vielen Dank... (Gracias...).

- Flaco, ponele más emoción a la cosa, mirá que el viejo este te busca conversa y todo.

- No me wei, querí. Respóndele vo si no te gusta.

- Con gusto te presumiría mis dotes lingüísticos -pasó su mano por su cabello-. Pero el que habla alemán acá sos vos -me señaló.

- Pero si tení la wea esa que traduce.

- El coso este no tiene el idioma -se encogió de hombros.

- Que erí cuentero, también le podrías hablar en ruso.

- Dale, no seas forro y respondéle al viejo.

Amor TricolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora