Plano humilde para que se puedan hacer una idea del primer piso de la cabaña ☝️
《Rusia》
— Me pondría muy triste si eso ocurriera —mi cuerpo se tensó al tomar consciencia de esas palabras.
¡¿Me pondría muy triste?! ¡¿De dónde mierda salió esa cursilería barata de película para adolescentes?! ¿Qué sigue? Dios, no. No quiero saber. Tengo que salir de aquí antes de meter la pata.
Mátenme, entiérrenme, revívanme, quémenme, envíenme por correo a Boston y oblíguenme a vivir como un hombre estadounidense calvo, blanco, obeso, que piensa que Estados Unidos es equivalente a decir América y se inyecta cloro por fanatismo político. Luego me vuelven a matar y me dejan en una zanja.
— Arreglaré la mesa y entraré algunas cosas, llámame cuando esté todo listo —salí de inmediato, no pude ni mirarlo.
— S-sí —creo que dijo algo más, pero no lo escuché.
Me siento muy avergonzado. Horriblemente avergonzado. Tengo que dejar de ver esas novelas tan raras con Kazajistán, todo es su culpa.
Guardé el grito que tenía atorado en lo profundo de mi garganta y me dispuse a mi cometido. Moví hacia dentro los trozos de madera, los apilé con cuidado cerca de la estufa y rasgué unos papeles viejos que tenía cerca para quemarlos y encender los palos más delgados. Pude oír a Chile moviendo una que otra cosa en la cocina. Luego de unos intentos conseguí unas pequeñas brasas.
— Oye —se asomó por el marco de la puerta—. Ya están listos los tallara —señaló hacia dentro con su pulgar.
— Enseguida pongo la mesa —sacudí mi ropa y fui a lavarme las manos.
— Voy a servir mientras.
No seré el mejor leyendo el ambiente, pero es más que claro que no debí haber dicho lo de antes. Me siento un poco incómodo. Otra vez, ja.
Quité unos adornos feos que kaz me había dado hace un tiempo de la mesa y dejé los individuales en los respectivos puestos.
— Ojalá no tener la mano muy diferente —comentó mientras dejaba los platos—. Igual hice un juguito con unas frutas que tenías ahí, espero que no te moleste —trajo consigo la jarra.
— Para nada —tomé un par de cubiertos y los acomodé junto a los platos—. Toma asiento, enseguida traigo los vasos.
— Permiso —movió una de las sillas y se sentó en ella.
Aproveché de encender la radio y así tener un poco de ruido de fondo. Siento la ansiedad subiéndose por mi espalda. Respiré hondo e ingresé de nuevo a la habitación.
— Aquí tienes, ¿te sirvo? —acerqué el jugo.
— Sí, porfa —sostuvo su vaso y lo llené, por un momento me preocupó voltear todo sobre él.
Serví un poco en el mío antes de sentarme en mi lugar. Pude ver como me observaba tímidamente y algo expectante de reojo mientras esperaba que diera un bocado. ¡Es tan tierno! Me arrepiento tanto de no haberle invitado un café antes. Seguro que ya estaríamos juntos y no tendría que preocuparme por hacerlo sentir incómodo con lo que digo. ¡Y podría abrazarlo todo lo que quisiera! ¿Será que me puedo despedir con un abrazo? Usaríamos la ropa combinada y tendríamos pijamas iguales. No puedo esperar a que su cara sea lo primero y lo último que vea en el día.
— No te sientas obligado a comer si no quieres —una voz desanimada me sacó de mis pensamientos.
Cómo te pones a fantasear ahora, animal. Me regañé a mí mismo.
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Amor Tricolor
Roman d'amour🇨🇱¡Vamos de vaciones! Decían ¡Será divertido! Decían. Nadie te dice que vas a terminar corriendo por tu vida a la mitad del bosque, sin celular, en un país desconocido, mientras que tus "amigos" comen helado. 🇷🇺¿Postre? Sí, por favor ¿Salir? No...