— ¿Esa era la última? —preguntó mientras se sobaba la espalda.
— Simón —respondió mientras acomodaba unas figuras decorativas.
— ¿Por qué trajiste tantas cosas? Hasta parece tu casa con tanto adorno —al andino le causaba gracia con la facilidad que adaptó la casa a su cultura mexicana.
— ¡Cachureos diría yo! —gritó desde la cocina
— No hay nada como el hogar. Además yo no me quejé cuando llenaste el refrigerador de imanes ¡¿Quién putas necesita tanto imán?! —devolvió la queja a la cocina.
— ¡Oye, si son bonitos! Además, todos fueron regalos. Si estos de acá me los diste tú —extendió unos imanes coloridos.
— Si we, pero pa' qué quieres un imán de Tijuana si ni has ido, carnal.
— Hasta tiene uno de Finlandia —comentó burlesco el peruano.
— En tu vida has ido a Finlandia.
— Bue, algún día iré. Y vo que te reí tanto, parecí vieja con tanto poncho y plantas —contraatacó.
— ¿De qué hablas si no traje ni la mitad?
— No quiero ni saber cuánto es la mitad. Llevemos esta selva para el patio mejor.
Se dispusieron a mover todas las plantas, para luego poder comer algo. Terminaron una hora después, pues al ser tantas plantas debían acomodarlas por sector y hubieron unas que transplantaron directamente al suelo.
Luego de lavarse se acomodaron en el sofá para descansar un poco.
— Todavía quedan caleta de cosas por sacar de las cajas —se quejó recostándose en el regazo del mexicano—. Qué lata.
— Aún no puedo creer que tengas un chingo de ponchos —comentó mientras acariciaba el cabello del chileno.
— Es amor a la patria —contestó desde el otro sillón.
— Hermano, yo amaré mucho la patria, pero tengo un traje de huaso nomá. Son más caras las weás —dijo quejumbroso.
— No cuando los haces tú —comentó sereno.
— ¿Hací ponchos?
— ¿Tú no?
— El mapu le pega a eso, yo soy muy huaso. Quizás Rapa Nui también —dijo con los ojos cerrados.
— Tú podrías enseñarnos —propuso el mexicano.
— ¿Yo? ¿Enseñarles?
— Estaría piola.
— De todos modos vamos a tener bastante tiempo libre.
— A dónde la viste, seis meses pasan volando. Mejor vayan viendo cuál de los dos se va a rifar con la once.
— ¿Y tú no vas a cocinar? —cuestionó el pelirrojo.
— ¿Estai webeando? Con dos chefs en la casa tu querí que me ponga a qué ¿A hacer huevos revueltos? Aprovechen mejor que yo voy a ser el que va a desengrasar las weás.
— No sé tú, pero yo no me quejo.
— Tampoco —se paró del sillón y aplaudió—. Bueno hoy yo haré la cena, tú te encargas de cocinar mañana —señaló al norteamericano.
— Cuenta con eso —dejó su cabeza caer y cerró los ojos para descansar más a gusto.
— ¿Mex?
— Mande —respondió aún jugueteando con sus dedos.
— ¿Tú sabi que no hacía falta que hicieran todo esto verdad? Pudiste haberme dejado en el loquero y ya.
— Ambos sabemos que ni muerto habrías aceptado esa mamada. Además, somos tus amigos, wey. Déjate querer. Es gratis.
— Gracias... En serio —se acomodó mejor para dormir.
— Ni que lo digas.
Un pequeño, pero reconfortante silencio se formó en el lugar. Aunque no duró lo suficiente como para ser disfrutado.
— ¿Cómo hiciste para traerte al peruano p'acá? Ese no me pasa'a con na y ahora me está haciendo la once —simplemente no podía quedarse con la duda.
— Para que veas que tienes una buena hada madrina —puso su mano sobre su cara—. Ahora intenta descansar mientras está la comida, aún nos queda mucho por hacer.
— Oigan, par de cojudos —se asomó por el marco de la puerta.
— Puta madre ¿Ahora qué? —el mexicano solo quería dormir 5 minutos.
— La nevera está vacía, la despensa también.
— ¿No pasaste al súper? —preguntó el de estrella al tricolor.
— ¿Qué no tenía que ir este? —miró a Perú en busca de una respuesta.
— Yo pensé que Chile se iba a encargar de eso —se encogió de hombros.
— De los tres no hacemos uno.
Estallaron en carcajadas por lo estúpidos que eran.
— Vi una tienda de comida rápida por aquí cerca —mencionó el bicolor.
— Uh, vamos. Quiero taparme las arterias —se levantó del sillón y fue por su polerón.
— Maneja tú —le lanzó las llaves.
— ¿Ora, y por qué yo?
— Yo conducí desde el aeropuerto.
— Y yo no puedo manejar porque ando empastillao —agregó mientras forcejeaba con la prenda.
— Pinches delicadas.
Gracias por leer esta weá<3
Mocca
🌿💫
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Amor Tricolor
Romance🇨🇱¡Vamos de vaciones! Decían ¡Será divertido! Decían. Nadie te dice que vas a terminar corriendo por tu vida a la mitad del bosque, sin celular, en un país desconocido, mientras que tus "amigos" comen helado. 🇷🇺¿Postre? Sí, por favor ¿Salir? No...