Leyendas De Gaia 1: El Caballero Soñador

Capítulo 9: Operación Aguijón

Los primeros rayos del sol daban paso al día y a una mañana agradable para cualquier campista, haciendo mucho frío en el exterior mientras que las tiendas de campaña tenían un cálido y cómodo interior del cual no se quisiera salir jamás. Pero este no es ningún grupo normal de campistas, ya con todo el grupo en el exterior frío y experimentando las sensaciones típicas de fatiga gracias al cambio brusco de temperatura. Por supuesto no era nada que una buena taza de café no pudiera resolver, siendo capaz de hacer entrar en calor a cualquiera. El desayuno no fue un buffet de cinco estrellas, pero era lo suficiente para cubrir sus necesidades nutritivas para comenzar el día. Podían tomarse todo el tiempo que quisieran, incluso Allen conservaba esas ideas de que volvería a pasar un aburrido verano. Tanto le pesaba que su desánimo se podía ver claramente en lo decaída de su mirada y en su lenguaje corporal. Junto con sus pensamientos llenos de negatividad llevaba un coraje atorado en la garganta, como si estuviera a punto de gritar. Pero sabía que le iría peor si hacía eso, por lo que reprimió esos sentimientos como lo hizo la mayoría de veces que le había ocurrido antes; las pocas veces que los dejó salir fue de una manera descontrolada.  Si había algo para lo que era malo y él mismo lo confesaba, era para manejar sus emociones. Al ser una mañana silenciosa pensó en cómo iniciar conversación, pero perduraba el miedo de que se fueran al mismo tema de ayer. 

—Ya..vámonos— rompió el silencio Yuri, habiendo acabando su desayuno para acto seguido ponerse de pie, sin esperar a que los demás acabarán.

Allen sabía que la hora había llegado. "Será una caminata demasiado larga" pensó, haciendo de lado su plato aún sin acabar, dejándolo en el suelo.

—¿Vas a dejar tu comida allí?— le preguntó Yuri

—Da igual...de todos modos un mapache se la terminará comiendo— expresó con negatividad, haciendo lo mismo que su compañera.

Y los siguieron los demás a excepción de Gabrielle, quien sólo llevaba el collar de su madre alrededor de su cuello como única posesión material, aunque sin combinar con la ropa prestada que ya tenía puesta. Pero tenía una pregunta: ¿en dónde habrá quedado el brazalete que le otorgó Eden? Quería encontrarlo antes de que se fueran, aunque no tenía idea de por dónde pudo haber quedado. Debió haber caído entre la maleza por el ajetreo del día anterior. O peor, bajo las hojas de las arboledas cercanas. No quería irse hasta localizarlo, pero no tenía cómo detener al grupo para ganar el tiempo suficiente. Era absurda la idea de pedirle a estos cazarrecompensas ayuda para buscar su objeto preciado: era algo banal, intrascendente e innecesario para su misión. Entonces se le ocurrió que podría pedirle ayuda a este chico humano: se notaba que tomaría cualquier opción para que su regreso a casa fuese lo más tardado posible. Y eso haría: se encaminó a donde estaba el muchacho, quien ya se estaba alistando para partir, guardando su arma tranquilamente hasta que la elfa lo sacó de sus pensamientos.

—Buenos días Allen Park—dijo Gabrielle con un tono serio. Recordó lo que había dicho Jayden la noche anterior; seguiría el juego al resto del grupo.

—Buenos días — devolvió el mismo saludo con mucho menos ánimo que ayer. Su regreso prematuro le bajó la moral más que ese disparo.

—Así que, regresaremos. Será mi primera vez en una ciudad de las máquinas. ¿Crees que pueda encajar? — preguntó Gabrielle en un intento de iniciar una conversación antes de pedirle su favor.

—Lo más probable es que sí: viendo a todo tipo de personas tan únicas en su forma de ser y apariencia, técnicamente tú serás alguien normal. Pero a la vez especial: estoy seguro que nunca han visto a una elfa real, así que podrías llamar mucho la atención.

—No me gusta llamar la atención: es demasiado presión para mí el ser "popular". Incluso podría decirse que lo era en mi aldea, aunque sólo era conocida como la Hija de Asriel de Gramarye.