Capítulo 14: El Caso Hopkins

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Más tarde en Pacific Heights. 

Sin ya ninguna distracción que los atrasara, el trío de cazarrecompensas tomó rumbo hacia el famoso barrio donde se debía hacer este trabajo de búsqueda.

La primera en hacerse presente en la residencia fue la chica gótica, vestida muy casual y acorde con su estilo de vestimenta oscura. Pensó en qué pudo haber pasado al observar a un par de policías frente a la casa que la ignoraban por completo. Fue allí donde escuchó una descripción proviniendo de una voz tímida con un filtro robótico: un chico castaño que traía un gorro, acompañado este mismo por una pelinegra de piel morena.

Fue lo único que necesitaron los agentes antes de retirarse e informar sobre el par de "delincuentes" . La descripción se le hacía familiar, pero quizá solo era una coincidencia. Una vez frente a la puerta se hizo presente una pequeña robot que hablaba igual que la voz robótica que escuchó segundos antes, vistiendo lo que parecia ser un mameluco holgado de color rosa con la capucha puesta con un par de ojos negros sobre esta y unos pequeños trozos de tela blanca que se asemejaban a los colmillos de una serpiente. Su piel era amarilla y como es tipico en los MIYOs tenia la cabeza redonda y ojos gigantes negros que la hacian ver adorable.

–Tu debes de ser una de los cazarrecompensas de quien me habló WOU– comentó la pequeña– mi nombre es VEO: soy la asistente MIYO del profesor Hopkins.

—Estás en lo correcto y algunos asun... –cortó luego de observar que había desaparecido: pasó poco tiempo antes de que sintiese un pequeño tirón en sus medias.

–Faltan dos de tus compañeros: ¿Dónde están?– inquirió VEO.

–Ya vienen: solo tuvieron que dejar el equipaje en el hotel antes de venir– respondió KC con una pequeña sonrisa antes de levantarla con sus manos; sin problema ya que la robot no era más grande que un teléfono.

–¿Esa que escucho es VEO? Dile que nos deje entrar para comenzar nuestro trabajo– dijo Jayden, apareciendo detrás de su pareja junto con su compañera de cabellera plateada.

–La puerta ya está abierta— replicó la MIYO— Pueden entrar y explorar cuanto quieran, pero no pueden entrar al sótano, el profesor me dio la tarea de cuidarlo antes de desaparecer.

–Pues lo siento, tenemos que investigar todo sin excepción. Además, algo me dice que el que no cumplas sus tareas será el menor de sus problemas– respondió Jayden, sujetando el picaporte, solo para notar la primer posible pista– este seguro está flojo. 

–Lo que significa que forzaron la entrada: sin duda se trató de un secuestro– complementó Yuri– Aun debo ver qué podemos encontrar, abre ya la puerta. 

El muchacho hizo caso, abriéndola de golpe. Y cómo si se tratara de una ráfaga de viento, del interior saldría este aroma extraño parecido al del gas propano que de inmediato invadió las fosas nasales de todos los presentes, haciéndolos dar un salto corto hacia atrás y cubrirse sus bocas y narices como pudiesen.

–¿¡Pero qué era lo que hacía el profe ahí dentro!?– exclamó Jayden.

–¡Alejense de la casa o el olor les hará perder el conocimiento! – respondió Yuri, igual de sorprendida que su compañero– Tan solo espero que el gas no llegue a la casa de los vecinos.

–Ya es demasiado tarde– respondió KC un poco irónica, apuntando a la casa de la derecha: fue una mujer quien rápido se había escondido tras las ventanas de la segunda planta, antes de voltearse a la asistente de la víctima– ¿Puedes ventilar la casa desde aquí? Nos sería de gran ayuda.

–Ni siquiera sabía lo del gas: no puedo oler nada extraño– respondió VEO mientras las ventanas de toda la casa se abrían por completo de manera automática. Los MIYO son buenos asistentes personales y mayordomos, incluso sus sistemas pueden detectar formas de vida en algunos metros a la redonda. Y aún así, son incapaces de percibir olores, sabores y otras sensaciones físicas, mucho menos identificarlas— hubiera sido mala suerte que la casa explotara conmigo dentro de ella, pero no tengo idea de dónde salió el gas.

Leyendas De Gaia 1: El Caballero Soñador  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora