Capítulo 22: Gladiador

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Cubierto de arena y rocas, Allen apenas pudo orientarse ahora que se encontraba en suelo firme. La arena en sus ojos no le permitía observar con claridad a sus alrededores, solo escuchaba motores y piedras chocando entre sí. 

Sacudió sus ropas con ambas manos para limpiarla lo mejor que pudo. Retiró con cuidado  las pequeñas partículas de arena de sus párpados, aclarando su vista. Entonces vio a ese cuerpo sin cabeza, con algunas de sus extremidades dobladas de maneras antinaturales y con el cuchillo aún en su vientre. Apoyó sus rodillas en el suelo porque su espalda dolía, por lo que cayó sobre sus antebrazos mientras intentaba recuperar su compostura. Con mucho esfuerzo se tiró al suelo, acostándose de lado y examinando su columna con ambas manos, revisando por si tenía alguna herida (aunque de tenerla, sería fatal para ese entonces). 

Una vez comprobó que no tenía nada, con torpes pasos se levantó. Observando rápidamente aquellos raspones en sus antebrazos, regresó su vista por donde había caído, encontrando un rastro de cuando se deslizó con aquel cadáver. Así recordó de inmediato que se encontraba indefenso, por lo que regresó al cadáver que aún tenía el kukri clavado. 

Poniendo uno de sus pies en el pecho del fallecido, jaló su arma con fuerza hasta que cedió. No tenía idea de dónde acababa el camino de bajada; estaba perdido en un peligroso desierto. 

El pueblo ya se podía ver un par de kilómetros más adelante, por lo que debía comenzar a caminar. Pero no había recorrido más de unos cuantos metros antes de que un par de vehículos le interceptaron. Estos lo siguieron hasta cortarle el paso al estacionarse frente a él. 

—Es un forajido, está sucio y parece estar levemente herido— dijo el conductor de uno de los vehículos a una radio. 

La sangre de Allen se heló por pocos segundos y sintió un temblor recorriendo su cuerpo. Otro sujeto armado bajó de uno de los autos, y con firmeza y sin emoción le preguntó. 

—¿Qué haces aquí niño? ¿Acaso la cuidad se te perdió?

Allen pensaba que posiblemente podría escapar usando el cuchillo ensangrentado en su mano, asi podría levantar más sospechas si lo dejaba ver. 

—¿Eh? ¡Te hice una pregunta mocoso!— este le gritó mientras tocaba su arma- Contesta si valoras tu maldita cabeza.. 

—Estaba...estaba cazando chacales con unos amigos cuando uno me hizo resbalar...uno de los suyos nos encontró y un chacal le arranco la cabeza— inventó una mentira, pero su tono entrecortado no inspiraba confianza. 

—Oigan, ese es... 

El resto del grupo se concentró en aquel cuerpo decapitado. Se miraron el uno al otro hasta que llegaron a una conclusión: ese chico que tenían enfrente era un posible asesino. 

—Suban el cuerpo al auto, y al chico. Puede que le saquemos la verdad de la pérdida de comunicación con el equipo 6— ese que habló parecía el líder. 

Creyó que sería su fin, así que apenas se acercó el primero, el chico entró en pánico y lanzó un ataque horizontal con su kukri el cual a duras penas logro rasgar la piel de uno de sus enemigos. En respuesta, tres sujetos apuntaron sus armas de fuego ante él y lo rodearon, haciendo que perdiera de vista a dos de ellos. Sabía que estaba vulnerable, y que si cambiaba de dirección el resultado sería el mismo. Ese fue su ultimo recuerdo antes de oir un ruido fuerte tras su cabeza y que todo se pusiera negro. Ni siquiera pudo gemir de dolor. 

Para cuando recobró su conciencia ya estaba en un lugar distinto, con los ojos cubiertos, la boca amordazada y sus extremidades atadas a lo que parecía ser una silla. No podía mover un solo músculo, solo podía imaginar qué ocurría en base a lo que sus oídos descubiertos escucharan.haciendo más extraño el asunto, no estaba solo en aquel sitio, sentía la presencia de alguien más como si una mirada se clavaba en su pecho. aunque de un momento a otro se relajo cuando sintió ese par de manos que acariciaban sus mejillas cuando a su vez la claridad volvió a sus ojos que pronto reaccionaron a la impactante piel de porcelana e hilos ondulados dorados que caían sobre su pecho, y unos ojos turquesa neón que le veían directo al rostro con cierta curiosidad, un cálido respirar que chocó con sus labios, cerró los ojos y sacudió la cabeza.

Leyendas De Gaia 1: El Caballero Soñador  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora