—Déjenme a mí: veré qué pasa con esos tipos— mencionó Yuri al resto del grupo.
Los contrarios daban una mala espina. Era cómo si la leyenda de los hombres de negro se hubiera hecho realidad y estos mismos les estuvieran siguendo. En cuanto el trío sombrío se dió cuenta de que aquel grupo relativamente grande los veía, optaron por regresar a esa camioneta negra, con el hombre pálido tomando el asiento trasero y sus dos acompañantes al frente del vehículo. Pronto la camioneta se hallaba frente a la casa de Hopkins, poniendo un alto a nuestro grupo de protagonistas quienes los observaban con curiosidad y confusión. Jayden era el único con una perspectiva distinta: se encontraba lleno de nervios y temor. Reconocía a esas tres personas, en especial al tipo de piel tan blanca como la nieve el cual solo mantenía una mirada hacia el frente, ignorando por completo a los caza recompensas.
–Perdonen la molestia pero, ¿me equivoco al decir que ustedes son los cazarrecompensas que buscan al Profesor Hopkins?– contestó de manera amable la mujer en el asiento del copiloto. A través de este, Yuri pudo divisar a un hombre de piel bronceada al volante– pueden llamarme Scully. Estamos investigando el caso del señor Philip Roswell.
–Está usted en lo correcto señorita Scully–contestó Yuri de la misma manera pero un poco más forzado– ¿Tienen algún progreso que reportar? Nuestro grupo puede complementar sus investigaciones con las del otro.
–Parece que pensamos igual. Varios residentes avistaron una camioneta negra que estaba rondando el vecindario tan solo dos días antes de que Hopkins desapareciera. Sospechamos que también se debieron llevar a Roswell.
–Eso es algo que ya sabemos, de hecho tenemos la misma hipótesis– contestó la peliplateada con un tanto de molestia ante la falta de avances– justo vinimos para investigar una nueva pista en el sótano.
–Entonces parece que vamos por distintos caminos después de todo. Pero si averiguan algo más, estaremos por la ciudad.
–Debería darme su número.
–Seguro– sacó de la guantera una tarjeta de presentación– aquí está.
Yuri la recibió sin decir más, Scully ya se había dado la vuelta. Tan pronto lo hizo, el conductor arrancó en una marcha rápida, levantando polvo. El vehículo desapareció de su vista apenas doblaron una esquina, sin oportunidad de pedir más información. Esto llenó de cólera a Yuri, quien regresó con Jayden rápidamente. El hombre se encontraba perdido por el alivio que sintió en cuanto esos sujetos se fueron. Luego de intentar llamar su atención, Yuri le dió un suave golpe en el pecho para despertarlo.
–Tenemos que volver al trabajo y te necesitamos con tus pies en la tierra– le llamó la atención la mujer del abrigo de cuero.
Jayden aún atontado seguiría a Yuri mientras esta caminaba de regreso al jardín trasero, en el que ya se encontraban KC y Gabrielle. El chico de ojos verdes brillaba por su ausencia. Ambas chicas se encontraban frente a un tragaluz abierto.
El ojiverde ya se hallaba dentro del sótano. Había aprovechado el día anterior para prepararse, lo que le permitió entrar fácilmente equipado con su teléfono y una linterna de mano, sin olvidar unos guantes de látex que traía consigo que evitarían una contaminación en la escena del crimen.
–Empezaron deprisa: al menos debieron esperarnos para ver que hacen– comentó la peliplateada de manera sería ya suponiendo lo que pudo haber pasado.
–Insistió en entrar: le dije que debíamos esperar, pero en cuanto me distraje él ya se había metido en el sótano– contestó KC.
–Ya he visto suficientes programas de detectives para saber qué hacer, no tocaré nada– comentó el ojiverde desde el subsuelo, palpando en las paredes en busca de algún interruptor de luz.
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Leyendas De Gaia 1: El Caballero Soñador
RandomLibro 1 de Leyendas de Gaia: El Caballero Soñador Allen Park es un chico con el sueño de convertirse en un héroe, y parece que finalmente podrá avanzar al embarcarse en su primera misión cómo cazarrecompensas. Pero en el mundo lleno de magia, suspe...