Leyendas De Gaia 1: El Caballero Soñador

Capítulo 18: Lady Comandante

Había una vez un niño que aspiraba a ser rey. Desde que nació tenía el derecho y deber de gobernar el mundo entero y a toda su población. Suena cómo el niño más importante del mundo, ¿no? Sus padres no parecían creer lo mismo: su madre biológica no le puso mucha atención en su infancia (o en su adolescencia) y su padre, el rey Lucius Crawler, actual regente de Gaia, se encontraba la mayor parte del día con una agenda demasiado apretada cómo para atender la crianza de su primogénito, al que presumía con orgullo cuando apenas era un recién nacido en frente de sus subordinados. Nunca tuvo tiempo para buscar una nana, además de que tampoco podía confiar en una mujer cualquiera para encargarse de la crianza de su único heredero. Con todo eso en cuenta, aquel honor solo podía ir a la persona a quien más confianza le tenía. 

Entonces, ¿quién es la mujer que ha criado al joven príncipe Damian durante la mayor parte de su vida? Su nombre es Roxane Muller, la comandante de la guardia real y futura cabeza de la familia Muller, casa vasalla encargada con la protección de la familia real, de los nobles y como sus verdugos. Su cabello es un rapado pelirrojo con rizos largos y bien definidos, sus ojos son grandes con pupilas del color del cielo. Estos últimos rasgos sumamente exóticos llamaron la atención de toda clase de miradas; incluso la convirtieron en una celebridad entre civiles y militares, casi al nivel de la familia real de las máquinas. ¿Y cómo no serlo, teniendo un físico así y un título cómo Lady Comandante de la Guardia Real?

En el presente se encontraba dentro de un trance profundo, perdida dentro del reino de los sueños. Era un título muy grande para ella, y más en estos días en los que no encontraba nada que hacer. Se suponía que escoltara y acompañara al príncipe a donde fuera, ¿pero cómo tratar con alguien tan necio que al primer descuido desaparecía? Los niños nunca fueron lo suyo, pero fue un caso especial con él. Ella tampoco tenía tiempo para atender al heredero, pero aún así debía obedecer a su superior. Su solución fue buscar alguna nana por su cuenta, con la condición de que ella estaría siempre vigilada por algún miembro de su guardia y debes en cuando por ella cuando tuviera tiempo libre. Un acuerdo simple considerando el contexto. El acuerdo se complicó cuando floreció un romance entre ambas figuras maternas del príncipe. Esos fueron grandes días en el palacio, que acabaron cuando el joven Damian cumplió la mayoría de edad. Su amada Ava dejó de ser necesitada en el palacio, y hasta que Damian ascendiera al trono, Roxie solo podía decir “hasta pronto”.

Fue aquel príncipe quien las unió y quien la separó cuando este creció. Era gracioso cómo Damian no necesitaba a nadie que lo cuidara pero su padre sí. Su familia llevaba años presionándola para que se casara con alguien y diera a luz a un niño que siguiera su legado. Quizá podría tener una familia con esa persona especial en cuanto aquel cargo de Comandante fuese pasado a alguien nuevo, pero por el presente no podía hacer planes, solo aferrarse a sus sueños del futuro y recuerdos del pasado.

Aunque su mente estaba en blanco, el resto de sus sentidos estaban atentos y funcionales. Por eso pudo prepararse mentalmente al sentir cuatro pequeños pies que recorrían su espalda: parecían pertenecer a un par de criaturas pequeñas que pronto alcanzaron su cabello. Una de estas descendió a la altura de su oído para gritarle, imitando el sonido que haría la sirena de una ambulancia:

—WIU!! WIU!! YA LEVANTATE— exclamó una voz tierna y robotizada, mientras golpeaba su oreja con sus pequeñas manitas. 

—¿Por qué tienes que ser tan molesto WOU?— respondió la pelirroja irritada mientras se levantaba de la almohada para luego sentarse en su cama con el pelo despeinado.

—¿No tienes nada más que hacer hoy? —contestó la otra robot muy tímida e igual de pequeña.

—¡VEO! No hiciste nada para despertarla! Este no era el plan— exclamó WOU.