Capítulo 3: Días Cotidianos

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Dos días después...

Cualquiera que escuchara la frase "cazarrecompensas" seguramente imaginaría una vida de película de acción: autos rápidos, armas potentes, objetivos peligrosos y un boleto al heroísmo por acabar con todo tipo de políticos corruptos, mafiosos y terroristas. Cualquiera que le preguntara a un verdadero cazarrecompensas sabría la verdad: el trabajo era de lo más mundano. Los contratos, aunque variaban mucho, normalmente eran encargos regulares y muy poco emocionantes. No se ganaban la vida disparando o rompiendo huesos: era un trabajo a tiempo parcial para hacer dinero extra, siendo rara vez que alguien lo tome como un empleo de tiempo completo.

Yuri Rosales, siendo este el nombre de la otra heroína que formará parte de esta historia, se dedica a este oficio desde hace diez años, con las varias misiones cumplidas en todo este tiempo mayormente de dificultad moderada, ocupándose solamente en captura de criminales buscados y en personas desaparecidas. Y ya estaba pensando en dejar esta profesión en un par de años y abrir un negocio familiar.

Cada una de sus mañanas empezaba de manera monótona, sin contar los días en los que firmaría algún contrato: levantarse cada mañana en su cama junto a su esposo, quien seguiría durmiendo un par de horas más antes de ir a laborar como gerente de una tienda de electrónicos. La razón de levantarse tan temprano era que su hogar también fungía como un refugio de animales abandonados y veterinaria: le tocaba ocuparse de las tareas típicas como limpiar sus desechos y proporcionarles el alimento que las personas donan para mantenerlo funcionando. Ya acabadas las tareas del refugio, debía de ayudar a su hija a arreglarse e ir al kinder; a pesar de que la ciudad fuera relativamente segura, siempre se quería asegurar de acompañarla ella misma hasta la escuela. Tenía que ser ella, o alguien más de confianza. Era su angelito y deberían pasar por su cadáver si es que alguien quería tocarla.

-Bien mi princesa, vendré a recogerte cuando acaben las clases- mencionó Yuri con una pequeña sonrisa al tiempo que doblaba sus rodillas, para abrazarla unos pocos segundos- si llego tarde, quédate con la directora hasta que venga. ¿Está bien?

-Sí... - diría la pequeña niña de cabello negro llamada Nina, acercándose con emoción a su madre y besando su mejilla, antes de dar media vuelta y entrar a la escuela corriendo, pero deteniéndose un momento para alzar su mano en señal de despedida-adiós mami!!- exclamó con una gran sonrisa antes de volver a correr. Sería imposible para alguien del pasado que dos máquinas pudiesen expresar sentimientos tan reales, tal como el amor de una madre u otros más profundos.

Yuri se levantaría del suelo, dando de igual manera media vuelta y encaminando sus pasos de regreso a su hogar, sin antes enviar un solo mensaje de audio a Allen

"Allen, creo que no podré estar en el gremio hoy, así que te la tendrás que arreglar solo, pero si te nace cualquier duda o tienes algún problema puedes escribirme o llamarme"

Eso era todo: luego de haberlo dejado guardaría el dispositivo en sus bolsillos para volver a tomar su camino con normalidad.

Mientras tanto en el gremio...

Luego de escuchar el audio, Allen se pondría a hacer sus obligaciones en el lugar, encontrándose ahora mismo solo dándole mantenimiento al equipo de Yuri. Ya que, por razones lógicas, nadie quería que fallaran al momento de usarlas justo cuando se cumplía un trabajo por contrato.

-No es una tarea tan emocionante como pensé... - se diría a sí mismo en una voz serena y baja antes de soltar un rápido suspiro, volviendo a repetir en este modo de hablar- pero en cualquier momento podré ver la acción de cerca: no puedo decepcionar a Yuri.

Una mañana aburrida, pero eso cambiaría en un par de horas. Pasado el mediodía.

una chica muy llamativa cruzaría por la entrada principal del gremio, de piel muy pálida parecida a la porcelana y con una estética oscura, como si fuera gótica, además de ser muy hermosa y tener un cuerpo...escultural, notándose a simple vista que se trataba de una chica máquina. Pareciese familiar, como si la hubiera visto en algún lado.

Leyendas De Gaia 1: El Caballero Soñador  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora