Capítulo Uno

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Yang Jeongin acaba de terminar su turno en la clínica, está estirando su cuello mientras camina por los pulcros pasillos, ha sido un día muy pesado y lo único que quiere es comprarse un café y tomar rumbo a su apartamento.

Se despide con una sonrisa del personal cercano y aspira con satisfacción el aire fresco que lo recibe en la calle. Se siente genuinamente feliz tras la charla que tuvo con su superior.

Mientras continúa caminando en últimas decide tomar un desvío al parque cercano a la clínica en la que hace sus prácticas, viendo a las personas disfrutar de la tarde y pasar su tiempo sin aparentes preocupaciones.

Aunque su ceño se frunce a medida que llega a una de las bancas más alejadas del parque, porque percibe un sofocante aroma a tristeza que lo pone alerta, ya que viene acompañado con el inconfundible aroma dulzón característico de los omegas.

Se acerca con mucho cuidado porque lo último que quiere es asustar a la otra persona, su corazón tiembla al ver el rostro bañado en lágrimas. Se preocupa aún más, pues sabe que cuando una emoción demasiado fuerte domina en un alfa o un omega, el lobo se sale de control y la persona puede resultar gravemente herida.

Cuando Hyunjin logra enfocar su mirada, lo que entra en su campo de visión es la figura bien proporcionada de un hombre. Cuando sube su vista pasa por los anchos hombros, hasta finalmente posarse en un atractivo rostro de rasgos varoniles marcados. No lo tenía que pensar dos veces, inmediatamente supo que se trataba de un alfa.

Su primera reacción fue el miedo, cosa que Jeongin por supuesto notó.

— No te asustes ¿Si? — Habló suavemente — No quiero hacerte daño.

Hyunjin no respondía, se sentía paralizado en su sitio.

— ¿Me permites acercarme a ti? — preguntó con respeto — Quiero ayudarte. El estado en el que te encuentras es muy peligroso, si no logras calmarte tu lobo se puede salir de control.

Jeongin pudo notar por esa mirada vacía que el otro no estaba realmente escuchando.

— Hay una clínica cerca, puedo llevarte ahí y conseguir que un médico te atienda.

Se acercó poco a poco hasta que sus pies quedaron a corta distancia de la persona sentada en la banca.

— Por favor, puedo notar por el estado tenso de tu cuerpo que tú lobo está a nada de perder el control — su voz sonó cargada de preocupación — De verdad no quiero hacerte daño, solo déjame ayudarte.

Ese fue el momento en que Hyunjin lo perdió, el último atisbo de control que tenía sobre su cuerpo cedió. Pudo sentir como si algo caliente como magma se vertiera en su sangre, pero era tan fuerte y él estaba tan débil que no pudo mantener el conocimiento por más tiempo.

Jeongin reaccionó de inmediato y logró atraparlo antes de que cayera por completo.

El abrumador aroma a tristeza lo envolvió de lleno, pero procuró no dar demasiada atención a ello, pues la prioridad era conseguir ayuda médica para la persona inconsciente.

Lo acomodó mejor entre sus brazos y no olvidó llevar consigo el papel que el omega estuvo sosteniendo con tanta fuerza.

Cuando Jeongin llega con alguien inconsciente en brazos al lugar que no hace más de dos horas había dejado, llama la atención y sus colegas se acercan a ofrecer ayuda, pues la preocupación reina en un rostro usualmente sereno.

Su superior se acerca y él habla rápidamente con lenguaje técnico explicando el caso del omega en sus brazos. Más tarda él en terminar de hablar que sus colegas empezar a trabajar.

El omega de largo cabello es sacado de sus brazos y puesto en una camilla, lo llevan rápidamente a ser atendido y él se queda parado en ese mismo lugar.

Pues, aunque sabe que esa persona está en buenas manos, su lobo no deja de estar intranquilo.


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Cuando Hyunjin despierta no está en el parque, tampoco en su casa o en la de algún amigo. En su estado de confusión no logra captar bien su entorno y se altera. Casi de inmediato Jeongin abrió sus ojos y fue rápidamente hasta la cama donde estaba acostado el omega.

— Tranquilo, tranquilo — esa voz suave extrañamente tuvo efecto en él — No te asustes, estás en la clínica central de Seúl, y estás bien. Tuviste una desviación por un fuerte cúmulo de emociones y tú lobo interno se salió de control, pero afortunadamente recibiste atención médica en el momento oportuno.

Hyunjin pensó que eso tenía total sentido. Él no era ningún beta, las emociones demasiado fuertes son un arma de doble filo para aquellos con un lobo interior. Su parte animal es demasiado fuerte y es necesario un alto autocontrol por parte de su lado racional humano para evitar accidentes; todo el mundo sabe que tener una desviación y no saber cómo tomar de nuevo el mando o ser atendido rápidamente por un profesional puede llevar incluso a la muerte. Dado que él no supo cómo dominarse a sí mismo después de recibir aquella noticia, era totalmente correcto asumir que tuvo una desviación y que de no ser por ese desconocido que recuerda le habló en el parque y es el mismo que tiene de nuevo en frente, tal vez no estaría para contar el cuento.

Lentamente asintió para dar a entender que si captaba la situación, Jeongin suspiró aliviado.

— Puedes estar tranquilo con respecto a lo otro, por fortuna tu cachorro no resultó herido. Ustedes dos tienen mucha suerte — Finalizó con una sonrisa.

Pero ese leve gesto se borró por completo al ver cómo el rostro ya pálido del omega perdía aún más color al mencionar el tema. Él no quería incomodar, así que, aunque le pareció extraño, llevó la conversación por otro rumbo.

— Estuviste inconsciente por dos días seguidos, pero no sabíamos a quién contactar, entonces yo me quede contigo — sus manos se apoyaron con suavidad en el extremo de la cama, se sentía nervioso ante esta persona tan silenciosa — Espero que no te moleste, simplemente quería cerciorarme de que estuvieras completamente bien.

Huellas -JeongJin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora