Capitulo Veintidós

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No era la primer vez que visitaba el sitio, en más de una ocasión ha ido al lugar de trabajo de Hyunjin, ya sea a llevarlo o recogerlo cada vez que sus horarios se lo permitían. En esta ocasión se encontraba en la oficina de Hwang, en espera suya puesto que aquella reunión que el pelilargo en conversaciones anteriores había catalogado como importante se extendió más de lo esperado.

El espacio en la oficina es amplio, todo bastante organizado y eso es solo un indicio de lo serio que es el omega con su trabajo, particularmente le gusta la buena iluminación que tiene, sin embargo, le llama la atención que no hay algo que muestre indicios de quién es el dueño. No hay un cuadro, una foto, una figura, nada que exprese que es Hwang Hyunjin quien hace uso de las cosas ahí dispuestas.

Por otra parte, la sonrisa en el rostro del omega era radiante, sus ojos brillaban delatando la emoción y felicidad que sentía, sea cual sea el resultado de esa reunión, cualquier persona con buena percepción notaría que fue completamente satisfactorio a favor de Hyunjin. Incluso un poco de sus feromonas se estaban filtrando a través del inhibidor de aroma, dejando una estela de fragancia tras su paso; no era consciente de la inspiración temblorosa que hizo más de un compañero suyo.

Al abrir la puerta de su oficina lo recibió la presencia del alfa, quien pacientemente, ha esperado su regreso. Jeongin preguntó con su mirada la razón de la obvia felicidad ajena, complacido con saber que el peli largo ha tenido una buena noticia a la mano.

Hyunjin, entusiasmado como estaba, se sentó sin previa meditación en las piernas del hombre que ocupaba espacio en el cómodo sofá de su oficina, apretujando las mejillas ajenas con un poco de fuerza, dejó ir una alegre carcajada. El peliazul solo podía girar sus ojos impotente. Claramente esto es algo que no le permitiría a cualquiera, ni siquiera Félix, a quien tanto quiere y con quién goza de alta confianza, puede llevar a cabo tal acción osada, pese a esto, no está verdaderamente disgustado, disfruta bastante lo abierto que es actualmente el omega con él.

— Adivina — un claro tinte de entusiasmo estaba marcado en esa sola palabra, sin soltar las mejillas ajenas, el omega esperaba una respuesta.

— Buenas noticias, sin lugar a dudas — respondió Jeongin siguiendo su juego. Se veía gracioso al hablar así, sus labios hacían una mueca bastante agradable a la vista de Hyunjin.

Si hubiese alguien ahí para verlos, definitivamente envidiaría la clara armonía entre los dos. Y es que es así, la obvia comodidad de esa dupla era entrañable. Los ojos de ambos solo reflejan al otro, como si fuesen lo único digno de atención en su pequeño mundo, el tenue aroma que se filtra de Hyunjin es una completa delicia que trae calma al hombre que lo sostiene, los bien formados brazos de Jeongin rodeando su cuerpo lo hacen sentir protegido, la calidez que emana hace que se sienta en paz.

Guardó silencio, sus manos dejaron de ejercer presión, hasta que solo fueron una tenue caricia en la piel suave del alfa, su sonrisa continuó intacta, pero la trayectoria de sus ojos traicioneros cayó por un leve momento a esos labios divinos. Se hizo consciente de la cercanía que tenían, de lo desprotegido que está Jeongin con él, de cómo solo con él se ha quitado su usual coraza de alejamiento y le ha permitido acercarse, y un pensamiento rápido lo ataca.

Desprevenido como estaba, un pequeño acercamiento sería suficiente para probar por primera vez aquellos labios que durante tanto tiempo lo han tentado.

— ¿Estoy en lo correcto?

Pero no lo hace.

— Estás en lo correcto. — susurra

Huellas -JeongJin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora